El bowling, o comúnmente bolos, cuenta con un importante número de aficionados en nuestra localidad, donde son habituales las competiciones entre equipos de la zona todos los martes y jueves. El finlandés Jarmo Peltonen, después de media vida en Torrevieja, fue uno de sus principales impulsores.
Nacido en junio de 1954 en Turku, al suroeste del país, la antigua capital y urbe más longeva, pronto se interesó por el bowling -concretamente en 1967, rememora-, donde en Finlandia es un deporte, “mientras aquí está considerado una modalidad”, matiza.
Trasladó su pasión a la zona de Alicante, a la que llegó a principios de los 90 acompañando de su mujer, que ejercía de traductora. Primero se instalaron en San Miguel de Salinas, pero por cuestiones académicas de sus hijos se mudaron a Torrevieja en 1995. “Las diferencias climáticas con Finlandia eran tan evidentes…”, dice con una sonrisa.
Funda el club
Jarmo, junto a su amiga Pirjo Koski, fundaron en 2006 el Club Euro Bowling Torrevieja, formado por unos 25 miembros de cinco nacionalidades (españoles, finlandeses, suecos, noruegos e ingleses). “En esa época no había competiciones en Ozone Bowling Torrevieja y las inauguramos”, asegura, con orgullo.
“Llegamos a ascender a la Liga Nacional una temporada más tarde”, apunta. A día de hoy son unos 50 con licencia federativa, doblando las nacionalidades tras la incorporación de jugadores franceses, belgas, alemanes, irlandeses…
La entidad, perteneciente a la Federación Valenciana de Bolos, se convierte casi en una Torre de Babel lingüística, aunque cuando hay que poner alguna regla o comentar algo en grupo “empleamos el inglés o, en su defecto, el castellano, más fácil de comprender para los franceses”.
La entidad cuenta con cincuenta miembros de diversas nacionalidades, siendo inglés y castellano los idiomas comunes
El nivel
Tres o cuatro miembros del club muestran un excelente nivel de juego, “superando casi todas las partidas los 200 puntos, ¡una gran anotación!” Recordemos que uno de los objetivos -además de la victoria final- es acumular la mayor cifra de ‘strikes’, derribando todos los bolos.
Las ligas semanales que disputan ya ofrecen una alta competitividad. “Si el fin de semana no hay ningún torneo nacional o regional, organizamos uno propio”, de un modo menos oficioso. Aunque algunos ven esas partidas como “menores”, muchos otros se lo toman muy en serio.
“He visto de todo a lo largo de todos estos años”, comenta Jarmo, desde pequeñas disputas a fuertes enfrentamientos dialécticos que han provocado que jugadores ya no regresen, que dejen los bolos para siempre.
Al menos la mitad de este deporte es concentración, hay que saberse controlar mucho, la mente es decisiva
Cómo es una partida
Una partida típica de bolos consiste en diez tiradas, con dos lanzamientos en cada una, a menos que se produzca un pleno o strike. “Al menos la mitad de este deporte es la concentración, hay que controlar mucho, la mente es decisiva”.
La última tirada es especial, ya que, dependiendo de los resultados previos, se puede optar a uno o dos tiros extra. Esto se producirá en el caso de conseguir lanzar en el décimo juego todos los bolos en dos tiradas (semipleno) o en una, respectivamente.
Los bolos -diez en total- están colocados equidistantes unos de otros a 30,5 cm., al final de la pista, en forma de triángulo equilátero.
Uno de los aspectos que más llama la atención son los zapatos de bowling, tan singulares y sin atractivo
Iniciación
Respecto a las dificultades para una persona novel en bolos, nuestro protagonista aconseja buscar un profesor, “para hacer las cosas de la manera correcta”. Sin duda, el razonamiento nórdico manda: un buen jugador debería empezar pronto, “primero lanzando con dos manos, para un mayor control del efecto”.
Una buena razón para practicarlo es pasar un buen rato, simplemente porque “se trata de una actividad también para disfrutarla”. Entre sus detractores, los que piensan que es aburrido, lento e incluso confuso, con demasiadas modalidades. No se puede molestar al rival, o hablar mientras va a realizar un lanzamiento, “son trampas, no son de recibo”.
Zapatos y aceitados
Sin duda, uno de los aspectos que más llama la atención son los zapatos, tan singulares y sin apenas atractivo. Las pistas suelen ser delicadas y se podrían estropear: los zapatos de bowling poseen una suela especial que permite el deslizamiento del pie izquierdo (en jugadores diestros) en el lanzamiento, al tiempo que frena el pie derecho, para no resbalar.
Asimismo, la bola -de diferentes pesos- cuando se desliza sobre la superficie genera un desgaste del material, surgiendo la necesidad de lubricar la superficie de la pista con aceite. Con el tiempo se crearon diferentes patrones de aceitado.
Por último, Jarmo desea que el bowling llegue a ser olímpico, pero no es muy optimista. Estuvo, sin embargo, en la recta final en los Juegos de París, “pero se colaron otros más callejeros, como el skate o el breakdance”, lamenta.