Entrevista > Conchi Aguilar / Paraescaladora (Redován, 22-junio-2007)
La paraescalada, o escalada adaptada, es una actividad que brinda un sinfín de beneficios a las personas con discapacidad. Entre ellos, la práctica de este deporte mejora la capacidad de concentración, al ayudar a fijar la atención.
Conchi Aguilar llegó al mundo sin parte de su brazo izquierdo, circunstancia que no le ha supuesto graves impedimentos. “Nunca lo he visto como una desgracia, me ha proporcionado muchas oportunidades”, reflexiona la galardonada en los últimos Premios de la Federació d’Esports de Muntanya i Escalada de la Comunitat Valenciana (FEMECV).
Este tipo de escalada, tanto en rocódromo como al aire libre, es idónea para todas las edades. Sus ventajas son más que evidentes, como optimizar la resistencia, flexibilidad, equilibrio o coordinación, además ganar en seguridad, conocer nuestros límites personales y superar retos.
¿Qué te sucedió?
Nací así, sin mi mano izquierda. A mi madre se lo anunciaron a los cinco meses de embarazo. Es cierto que otros tienen más facilidades, pero yo ya estoy acostumbrada.
¿Cuándo empiezas a interesarte por la paraescalada?
En 2020, después del confinamiento. Quise hacer algo diferente, tras ver a un amigo cómo escalaba. Un día me llevó al rocódromo de mi pueblo, porque tenía mucha curiosidad y en ese mismo momento ya subí ¡bastante bien!
¿Cómo defines la paraescalada?
Es igual que la escalada, aunque adaptada a personas que le falten piernas, brazos o sea invidente. Mi brazo -con un poco de antebrazo- lo uso como si fuera una mano, tipo gancho, porque como nunca he tenido una, no sé tampoco lo que es.
«Utilizo mi brazo izquierdo como gancho, aunque como nunca he tenido mano, tampoco sé lo que es»
¿Cuántas categorías existen en este deporte?
Hay tres, AU1 (para los que no pueden utilizar un brazo); AU2, en la que estoy yo (incapacidad hasta el codo) y AU3 (hasta la muñeca, es decir, solo te falta la mano).
Dinos tus principales logros.
Soy tercera de España en mi categoría y décima del mundo. Actualmente la mejor es una francesa, espero poder batirla en los próximos años. Es el objetivo, para eso lucho y muestro un gran espíritu de superación.
¿Sientes miedo al subir el rocódromo?
Realmente no, también porque voy agarrada a unas cuerdas y en el caso de caer quedo colgando y me recogen enseguida. No obstante, me suelo caer muy pocas veces.
Te habrán pasado muchas anécdotas.
Suelo viajar acompañada de mi hermana mayor Araceli y en un vuelo a Italia el seleccionador perdió el avión y tuvimos que esperarle cinco horas en el aeropuerto. En otro campeonato no encontrábamos la casa (ríe), un desastre.
«Al principio mi familia no se lo creía, hasta que me vieron subir con esa facilidad y se hicieron a la idea»
¿Tu familia te apoya, qué opina?
Al principio no se lo creían, hasta que me vieron subir, con esa facilidad. Luego ya se hicieron a la idea que iba para largo, que era mucho más que una afición. Los primeros meses, de hecho, marchaba al rocódromo a escondidas, porque mis padres no querían que me hiciera daño.
He sufrido muchos golpes, como esguinces, aunque eso no me ha impedido seguir entrenando. En casa tenía que decir que me iba a estudiar.
¿Qué te dijeron cuando se descubrió?
Jamás lo supieron, se están enterando al leer esta entrevista (ríe).
¿Y los amigos qué te comentan?
Estudio Segundo de Bachiller y me recalcan que es un deporte muy divertido. En un primer momento no sabían exactamente qué era, pero al verme competir ya se interesaron mucho más.
Fuiste reconocida en la última gala del FEMECV.
En la sección de Montaña Inclusiva, por mi trayectoria y méritos deportivos, que ayudan a hacer visible los deportes de montaña como espacio inclusivo.
Realmente me sorprendió recibir este premio, porque la paraescalada está siempre en el olvido y nos cuesta tener mucho apoyo por parte de las federaciones. Estoy muy agradecida y es un paso más hacia la visibilidad y la inclusión de los deportes adaptados.
«La paraescalada está siempre en el olvido y nos cuesta mucho tener apoyo por parte de las federaciones»
¿Cómo le das visibilidad?
Mediante mis redes sociales, Instagram principalmente, colgando fotos, vídeos…
¿Tu deporte es olímpico?
Hasta ahora no, pero en los próximos Juegos, los de Los Ángeles 2028, sí lo va a ser. Entonces tendré veintiún años y mi sueño, reto y objetivo es poder participar en esos Juegos Paralímpicos.
¿Cuáles son tus retos más inmediatos?
Deseo acudir a los Mundiales y poder acceder a alguna final. La próxima cita es en Salt Lake City, en el estado de Utah (Estados Unidos) y me estoy preparando para ella, estudiando asimismo inglés, que honestamente llevo regular.
Aparte del deporte, ¿qué otras motivaciones tienes?
Querría estudiar Diseño Gráfico. Me gusta igualmente pintar y leer libros de misterio, como ‘Asesinato para principiantes’, de Holly Jackson.