Este mes se cumplen 120 años del nacimiento de Daniel Bañuls Martínez, uno de los artistas más influyentes que ha tenido Alicante. De hecho algunas de sus obras escultóricas siguen decorando nuestras calles a día de hoy. Todo ello a pesar de que nuestro homenajeado falleció a la temprana edad de 42 años.
De casta le viene al galgo, dado que su padre también fue un gran escultor. La historia de uno no se entiende sin el otro, por lo que en este artículo vamos a repasar la vida de ambos prolíficos artistas.
Vicente Bañuls, su padre, fue también un destacado escultor
El padre
Vicente Bañuls Aracil nació en 1866, hijo de un cochero alicantino que conducía carros tirados por caballos a demanda (los taxis de la época). En contra de los deseos de su padre, el joven no quiso continuar con el negocio familiar y se matriculó en la academia artística que regentaba el pintor alcoyano Lorenzo Casanova.
Sus primeros pinitos fueron también en la pintura, pero pronto comenzó a especializarse en la escultura. Quizás su obra más famosa sea la estatua dedicada a Eleuterio Maisonnave, que todavía hoy se alza en el cruce entre dicha avenida y la plaza Calvo Sotelo.
A raíz de aquel trabajo Vicente se convirtió en una suerte de ‘escultor oficial de Alicante’, y el Ayuntamiento le encargó todo tipo de obras. Algunas todavía están en pie como el monumento a José Canalejas, ubicado entre el parque y la Explanada, mientras que otras ya desaparecieron.
Los inicios de Daniel
La vida de Vicente Bañuls está llena de esculturas, pero solo se le conoce una única mujer de carne y hueso. Ella fue Vicenta Martínez, su novia de toda la vida con quien se casó y tuvo a sus dos hijos.
El 28 de abril de 1905 nació su primogénito, Daniel. Su gran puesta en escena para el mundillo del artisteo alicantino no pudo ser más emotiva, dado que participó en una exposición organizada por el Círculo de Bellas Artes presentando una escultura realizada conjuntamente con su padre. Para más señas, se representaron a ellos mismos abrazándose. El busto de Daniel fue esculpido por Vicente, y viceversa.
Y es que, a diferencia de su progenitor, Daniel contó con todo el apoyo de su familia para ser artista. Desde niño fue alumno aventajado en la escuela-taller que regentaba Vicente, donde también se formaron otros grandes artistas alicantinos como Emilio Varela, Gastón Castelló o Pérezgil. Cuando creció un poco más pasó varias temporadas en Madrid para influenciarse de las últimas tendencias que se llevaban a nivel nacional.
Construyó el monumento de Luceros tras ganar a otras nueve propuestas artísticas en un concurso
La fuente de Luceros
En 1928 le llega su primera gran oportunidad, al presentarse a un concurso público convocado por el Ayuntamiento para elaborar una fuente monumental en la Plaza de la Independencia. Los políticos de la época querían crear aquí la primera rotonda urbana de Alicante.
Se presentaron un total de diez propuestas, pero los técnicos municipales se decantaron por la de Daniel Bañuls. Fue inaugurada oficialmente el 31 de agosto de 1931 y todavía permanece coronando esta misma plaza (hoy en día llamada de los Luceros).
Más allá de los ingresos que obtuvo (cobró 39.000 pesetas por este trabajo), quizás este monumento fue el que hizo que la figura de Daniel Bañuls se consolidara definitivamente en Alicante. Ya dejó de ser visto como ‘el hijo de Vicente’ para ganarse un nombre propio.
Estalla la guerra
Así pues, en los siguientes años Daniel recibió encargos de varias obras urbanas, como un busto del doctor Antonio Rico para el Castillo de San Fernando y algunas otras que por desgracia hoy ya se encuentran desaparecidas. En 1935 viajó a París durante una temporada, para seguir aprendiendo de la mano de algunos artistas francesas e internacionales.
Sin embargo con una carrera tremendamente prometedora por delante, diversas calamidades ajenas a su voluntad frenaron en seco todo su apogeo. En 1936 estalló la Guerra Civil, lo cual supuso de facto la paralización de prácticamente toda la actividad artística habida en España.
Su último gran trabajo fue el monumento de la playa de Aguamarga
Últimos años
Ya en la Posguerra pudo volver a trabajar, y fue en esta época cuando realizaría su último gran trabajo. El nuevo ayuntamiento franquista le encargó la creación de un monumento conmemorativo a unos falangistas que, a principios de la guerra, organizaron un fallido comando para liberar de la cárcel a José Antonio Primo de Rivera y perecieron en el intento.
Dicha obra se inauguró frente a la playa de Aguamarga, donde estos falangistas fueron interceptados por fuerzas del orden leales al gobierno republicano. A día de hoy todavía permanece aquí, si bien hace unos años se suprimió la simbología franquista y se cambió su significado oficial para estar dedicado a todos los caídos durante la Guerra Civil.
Parecía que la trayectoria de Daniel volvía a resurgir, pero no fue más que un breve espejismo. En aquella época el artista contrajo una larga enfermedad, que mermó su actividad y le llevó a la tumba, cuando tenía una escultura dedicada al dramaturgo alicantino Carlos Arniches todavía a medio hacer.
Breve trayectoria, gran legado
En su corta vida Daniel Bañuls dejó dos de las obras más monumentales que todavía a día de hoy decoran la ciudad. Especialmente la fuente de Luceros se ha acabado convirtiendo en uno de los grandes símbolos emblemáticos de Alicante.
Desde aquí dedicamos nuestro recuerdo a este tan prolífico artista que, en tan poco tiempo, bien consiguió dejar su impronta en su ciudad natal.