Entrevista > Antonio Macián Macián / Arquitecto técnico (València, 2-enero-1967)
En el marco de su apuesta por la cercanía y el acompañamiento vecinal, el Ayuntamiento de Alfafar incorporó a varios perfiles técnicos para reforzar la atención directa a los vecinos tras la DANA.
Entre ellos, al arquitecto técnico Antonio Macián, que se ha convertido en un referente en el barrio de Orba por su labor de escucha, asesoramiento y acompañamiento durante la recuperación. En esta entrevista, comparte su experiencia sobre el terreno y los desafíos aún por resolver.
¿Cómo surge esta incorporación de un perfil como el tuyo para ejercer esta labor, y qué función cumples como enlace entre el Ayuntamiento y los vecinos del barrio de Orba?
Entro en este proceso una semana después de la DANA a través de la Conselleria y el Instituto Valenciano de la Edificación (IVE), que seleccionó técnicos de una bolsa de profesionales con formación específica. Me llamaron, acepté y pedí expresamente venir a Alfafar, al barrio de Orba concretamente. Me autorizaron el acceso y comencé a trabajar inspeccionando edificios, valorando posibles derrumbes o siniestros.
Tras unos días, vi que mi labor con el IVE no era exactamente lo que buscaba. Fue entonces cuando el Ayuntamiento, a través de la técnica municipal, me pidió que me quedara a apoyarla, y desde entonces estoy vinculado al municipio. Me asignaron la zona de Orba, y a otro compañero el casco antiguo. Ella actúa de coordinadora entre ambos.
«No basta con decir que un edificio no se cae, hay que explicarlo con cercanía»
¿En qué consiste exactamente tu día a día con los vecinos?
Trabajo con cita previa, acudo a viviendas y hablo con los vecinos. Muchas veces me consultan cuestiones que exceden el ámbito del Ayuntamiento, pero igual me presento.
Al ver la magnitud del desastre y la preocupación de la gente, propuse organizar una reunión con presidentes y administradores. Se hizo en el Sánchez Guarner, a las dos o tres semanas del suceso. Vinieron entre 400 y 600 personas. Mi mensaje fue claro: tranquilidad. Que los edificios habían aguantado bien y no había riesgo de desplome.
Esa presencia tuya es clave para calmar a los vecinos.
Verme allí, ‘in situ’, ayudó a tranquilizarlos. No basta con decir que un edificio no se cae, hay que explicarlo con cercanía. Mi función también tiene mucho de contención emocional; la gente necesita ser escuchada y comprendida.
¿Hasta qué punto crees que esa cercanía marca la diferencia?
Muchísimo, agradecen mucho que les visites. Aparte de ver lo que te han citado, suelen preguntarte por otras cuestiones, como reformas, redes de saneamiento… Aconsejas lo que puedes, incluso hablas con los albañiles que están trabajando. También ellos te transmiten problemas.
«La gente necesita ser escuchada y comprendida»
¿Cuáles son los principales motivos por los que te solicitan una visita?
Principalmente por las bovedillas caídas en los forjados sanitarios. Son bovedillas de yeso que cedieron al llenarse de agua. Al verlas en el suelo, los vecinos creen que se les está cayendo la casa, pero no son estructurales, son un elemento auxiliar. Es importante que alguien se lo explique con rigor.
También visitas locales, comunidades y abordas temas como el de los ascensores.
Sí, los ascensores han sido un problema desde el principio, son fundamentales para las personas con movilidad reducida. Me preocupa que algunas grandes empresas hayan actuado con demasiada apatía. Han cobrado anticipos y no han comenzado a trabajar. En cambio, otras empresas más pequeñas ya están limpiando, cambiando piezas… aunque falte una pieza, al menos ves que el trabajo avanza.
¿De qué forma puede contactarte un vecino o una comunidad?
A través de una instancia general al Ayuntamiento, solicitando una visita técnica. Acudo a todas las viviendas que me lo piden. Lo que no puedo hacer es emitir certificados de seguridad estructural, eso requiere más tiempo, un trabajo técnico completo.
«Los ascensores han sido un problema desde el principio»
Y sobre el trato con los seguros, ¿ofreces también algún tipo de orientación?
Así es, especialmente en comunidades sin administrador. Les explico cómo funciona el proceso, qué opciones tienen. A veces las comunidades me designan como perito de parte; entonces contacto con el perito de la aseguradora, contrastamos valoraciones y tratamos de llegar a un acuerdo. Pero eso ya es fuera del trabajo municipal.
¿Cuál es tu prioridad en esos casos más delicados?
Sobre todo las comunidades sin administrador. Ahí el presidente es quien asume todo, y muchas veces no sabe por dónde empezar. Intento asesorarles, derivarles a profesionales, pero sin comprometerme a gestionar obras. Les oriento, pero cada cual debe buscar sus técnicos.
Para terminar, ¿qué mensaje enviarías a los vecinos de Alfafar, especialmente del barrio de Orba?
Que sigan ventilando bien sus viviendas, que acometan las reformas con calma y que, en el caso de las comunidades, vigilen con especial atención las redes de saneamiento. También que ante cualquier duda o problema, contacten con nosotros, estamos aquí para ayudar. La cercanía, en estos momentos, lo es todo.