Sí algo no se le puede negar a Pedro Sánchez es que es un gran estratega.
Su base es: el derecho a cambiar de opinión; no jugar a la defensiva, sino siempre al ataque; desviar la atención del foco que le molesta; y no desgastarse lanzado a los ministros a repetir cada día el argumento que toque.
Cambiar de opinión
Lo primero de ello, el cambiar de opinión, lo ha practicado en muchas ocasiones con habilidad, haciendo que luego parezcan otros, los que antes pensaban como él, los que están equivocados.
Así lo hizo gobernando con Pablo Iglesias, después de decir que con el dirigente de Podemos en el Gobierno los españoles no podríamos dormir tranquilos; o pactando acuerdos con la ultraderecha independentista de Junts, concediéndoles los indultos, la amnistía… esa que en la Constitución no cabía, y que luego el que no la admitiese es que no quería solucionar el conflicto con ‘Cataluña’.
Jugar al ataque
Respecto a lo segundo es algo que hace también con envidiosa habilidad. Si se hace una sesión de control al Gobierno, en lugar de responder se ataca a la oposición; si una de las ministras, Irene Montero, saca adelante una ley (la del ‘solo sí es sí’) en contra de todas las recomendaciones sobre los fallos que tenía, y sale al revés soltando agresores y violadores de la cárcel antes de tiempo, la culpa es de los jueces.
Sobre lo de desviar la atención lo ha conseguido siempre con gran eficacia. Cuando el PSOE tuvo un batacazo enorme en las elecciones municipales y autonómicas de 2023, evitó el debate sobre su persona convocando al día siguiente elecciones nacionales, celebradas en pleno verano.
Red de voceros
Por último, estratégicamente es brutal disponer de voces tan perseguidas por los medios, como son los ministros, para que cuando se les pregunte por cosas de su área siempre respondan sobre otro tema y todos con el mismo discurso, el que ese día les haya llegado que hay que machacar. Eso consigue que no sea su persona la que se desgaste repitiendo el mensaje.
Se apagó y ovación
Lo del apagón del pasado día 28 ya es de ovación de varios minutos, todos en pie. Red Eléctrica de España (REE) -desde 2022 con el nombre comercial de Redeia- es la única responsable de decidir que energía entra en el sistema y de transportarla, nadie más interviene en ese proceso. Además, ningún accionista puede tener más del 5% excepto el Estado que domina con un 20% y que es quien ‘coloca’ a la persona que preside la entidad.
Cada Gobierno ha puesto en el cargo a una persona de su confianza, y en febrero de 2020 llegó el turno de la exministra de Vivienda Beatriz Corredor, a pesar de no coincidir su preparación con este sector, con un sueldo anual de 530.000 euros más dietas.
Pero Pedro Sánchez ha vuelto a mover la bolita y utilizado sus cuatro armas estratégicas a la perfección. El mayor caos a nivel nacional que se recuerda en las últimas décadas y ha atacado a todos, menos a la máxima responsable de la entidad que gestiona lo ocurrido.
Con eso ha desviado el foco a las empresas eléctricas españolas, que puede que se merezcan críticas por muchos motivos pero que en este caso no intervienen en la parte donde ha fallado el sistema, e incluso a ciberataques descartados por la UE.
Todos a una
Por supuesto han salido todos los ministros, sean del ramo que sean, con el mismo mensaje de las mentiras de otros en tiempos pasados, para que tengamos de que hablar; y criticando a los que opinen lo que dicen la mayor parte de los expertos, ya que en esta ocasión no interesa.
Porque si algo es cierto es que una semana antes (el 22 de abril) ya estuvo a punto de ocurrir el gran apagón, como demuestra la gráfica de la propia REE. Incluso ese día, antes de irse la energía, ya hubo dos picos que generaron alarma.
Luego, a las 12:33 horas del 28 de abril llegó el caos con todo lo que supuso en las anulaciones en hospitales, personas enfermas sin poder tener su respirador, otras atrapadas en ascensores o trenes durante horas, falta de todas las comunicaciones empezando por internet y un largo etcétera, además del bloqueo absoluto de llamadas que hicieron que todos quedáramos incomunicados, e incluso sin agua en muchas viviendas.
Renovables sí, pero preparados
Todos los avisos de los últimos meses indicaban a REE que falta inversión para que la red pueda asumir que la procedencia de casi toda la energía, en un momento determinado, sea de renovables sin estabilización. Nuevo cambio de guion al ataque, todo el que diga eso es que está en contra de las energías limpias.
Y luego está Yolanda Díaz, que habla de nacionalizar empresas para que las controle el Gobierno y así ser más eficaces, como irónicamente podríamos decir que ha demostrado con su presencia y presidencia en REE.
Conspiranoicos
Al no descartar el ciberataque, Sánchez ha dejado la puerta abierta a los que tenemos pensamiento crítico, sin que los que no aceptan otras opiniones nos puedan llamar conspiranoicos al ver la posibilidad de que Israel pueda estar detrás de todo esto.
Ese Gobierno sin escrúpulos que no solo mata indiscriminadamente a los palestinos de Gaza, sino que incluso les corta cualquier posible acceso de ayuda humanitaria para que quien no muera por sus bombas lo haga poco a poco por la hambruna.
El mismo que avaló el programa espía ‘Pegasus’ que espió a nuestro presidente. Y el mismo país que ve peligrar el futuro de acuerdos de compra armamentística (desde el inicio de la guerra de Gaza se han adjudicado 46 contratos por valor de más de 1.000 millones de euros a la industria militar israelí).
Bueno, para algo sí ha servido todo esto, y es para que muchos conozcamos que hay una ministra (y vicepresidenta tercera) que se llama Sara Aagesen.