Entrevista > Carlos Luís Mundina Gómez / Concejal de Limpieza y Recogida de Residuos del Ayuntamiento de València
La limpieza es siempre uno de los indicadores que más suelen preocupar a la ciudadanía, sea la época o el gobierno que sea. Es por ello que la inversión en esta materia es una de las apuestas en firme de la mayoría de los nuevos mandatos. València no es una excepción, tal y como lo demuestran los aumentos presupuestarios en el área en los presupuestos de la actual corporación municipal.
Carlos Mundina (Moncada, 9-mayo-1966), concejal del área en el Ayuntamiento de València, explica cómo, a pesar de los problemas ocasionados por la DANA, el compromiso por mantener altos estándares de limpieza en la ciudad es firme.
¿Cuál fue el diagnóstico inicial sobre la situación del área de limpieza y gestión de residuos en València?
Al entrar en el gobierno con la alcaldesa María José Catalá en junio de 2023, nos encontramos con que aún no se había puesto en marcha el nuevo contrato de limpieza y recogida de residuos, que no entró en vigor hasta el 1 de diciembre. La alcaldesa nos indicó que debíamos aplicar un plan de choque en la limpieza y retirada de residuos.
Desde julio hasta noviembre de 2023 estuvimos implementando lo que se recogería en el nuevo contrato, intensificando el baldeo y la limpieza de las calles, especialmente en las islas de la ciudad.
Tenemos 4.000 islas completas con todas las fracciones: resto, envases, papel y cartón, y orgánica. Incrementamos el número de peones de limpieza en las calles, reforzamos las tardes, el baldeo, y la limpieza y desinfección de las zonas de contenedores, especialmente durante el verano, cuando se acumula más suciedad. Bajamos la frecuencia de baldeo de veintiún días o un mes a quince días, y de un mes a siete días en las zonas donde era de veintiún días.
«Existe una concienciación de los valencianos en el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad»
Esta apuesta por la limpieza se ha visto reflejada en el presupuesto. ¿Cómo se ha incrementado la inversión en esta área?
El presupuesto anual de limpieza del Ayuntamiento de València está cerca de los 90 millones de euros, unos 44 millones en recogida de residuos y casi 46 millones en limpieza de las zonas asignadas a las tres contratas que prestan el servicio. Es un esfuerzo importante para tener una ciudad en condiciones, como pide la ciudadanía. Todos queremos una ciudad limpia y habitable.
¿En qué áreas se ha hecho más hincapié en esta inversión?
El contrato, de una duración de quince años, conlleva una inversión total de cerca de 1.400 millones de euros. Incluía el incremento del número de vehículos de limpieza y camiones. El 85% de los casi 500 que tenemos se ha ido renovando.
Lamentablemente, la DANA afectó mucho a la zona uno, Sociedad de Agricultores de la Vega (SAV), y en menor medida a la zona dos, Fomento de Construcciones y Contratas (FCC). En SAV, la afección fue grandísima, con la pérdida de 46 barredoras eléctricas.
También se ha renovado una parte del parque de contenedores, con un modelo con doble mecanismo para su apertura y bocas más abiertas en los contenedores de selectiva. Además, incrementamos el baldeo en puntos de mayor concentración de personas o suciedad. Actualmente, contamos con alrededor de 1.000 personas prestando el servicio en la calle diariamente, entre limpieza y recogida de residuos.
«Todos queremos una ciudad limpia y habitable»
¿Es excesivo un contrato de quince años?
En principio, no sería partidario de contratos tan largos, pero los técnicos indican que la duración está condicionada por los plazos de amortización de la inversión que deben realizar las contratas, especialmente en el inmovilizado material de vehículos. Sin embargo, los plazos de inversión en maquinaria, como las barredoras eléctricas que cuestan cerca de 325.000 euros, influyen en la duración del contrato.
Se apostó por tecnologías limpias, aunque las barredoras e hidrolimpiadoras con combustibles fósiles son casi un tercio más baratas. Nosotros creemos en ello y queremos dar ejemplo desde la administración. Por eso, al renovar las barredoras eléctricas siniestradas por la DANA, exigimos que fueran de las mismas características, aunque los suministradores ofrecieran opciones a gasoil más económicas y de entrega más rápida.
¿Cómo valora el comportamiento de la ciudadanía de València en cuanto al reciclaje?
Soy realista y positivo. Desde que se agruparon las islas, hemos visto que en todas las fracciones, especialmente en las selectivas de cartón, envases y orgánica, ha ido creciendo la separación. Hemos pasado de porcentajes del 27% en 2021 al 33,6% actual.
Esto ha venido acompañado de una bajada de las toneladas recogidas en el contenedor de restos, lo que indica una concienciación de los valencianos en el respeto al medio ambiente y la sostenibilidad. Si en origen somos capaces de incrementar los niveles de separación, se facilita el tratamiento, reciclaje y reutilización, evitando llevar a vertedero los residuos no reutilizables.
«Tenemos 4.000 islas completas con todas las fracciones: resto, envases, papel y cartón, y orgánica»
Esta mejora en el reciclaje, ¿favorece a la hora de los pagos que realiza el Ayuntamiento?
Sí, favorece. Desde 2023 se empezó a pagar un impuesto estatal por las toneladas que se llevan a los vertederos, con motivo de la entrada en vigor de la ley 7/2022, que obliga a todos los ayuntamientos a implantar la tasa de recogida de basuras.
La labor de información y concienciación a los ciudadanos es muy importante porque nos evitará tener sanciones por este impuesto estatal, que en 2023 llegó a casi cinco millones de euros para la ciudad de València.
¿Qué medidas se están tomando contra el incivismo?
Los servicios de recogida de enseres están bien diseñados, tanto para residuos domésticos como voluminosos, a través del 010. Es importante que la gente llame al ayuntamiento para que se les asigne un número de referencia y se baje en el horario convenido. Esto da una imagen de una ciudad cuidada.
Nos encontramos con comportamientos incívicos, como el depósito de enseres en la calle sin llamar al 010, restos de obra o vertederos incontrolados en la periferia urbana.
Desde febrero hemos iniciado una campaña de sanciones con la policía local para erradicar estos comportamientos, tanto a quienes depositan restos de reformas como a quienes dejan mobiliario en la calle. Apelo a la concienciación y al respeto, ya que existe un servicio gratuito que estaríamos encantados de ampliar si la gente lo demandase más, evitando esa imagen de enseres tirados en la calle.
«Actualmente, contamos con alrededor de 1.000 personas prestando el servicio en la calle diariamente, entre limpieza y recogida de residuos»
Hablemos de innovación. ¿Qué resultados preliminares hay respecto al proyecto del robot de limpieza de playas o los sensores en los contenedores?
El robot de limpieza de playas es un proyecto del servicio de innovación del Ayuntamiento de València que hay que perfeccionar e industrializar.
En cuanto a la sensorización de contenedores, estamos realizando comprobaciones y análisis con distintas empresas que disponen de esa tecnología de identificación para ver su adaptación e instalación en los contenedores, concretamente en el contenedor de orgánica. Se está trabajando en la implantación de esa tecnología, que requiere de una serie de programas, pruebas y un mecanismo para asegurar su funcionamiento en un entorno donde se mezclan residuos y lixiviados.
¿Cuál es la proyección de la limpieza de las playas de València de cara al verano?
Otra decisión de la alcaldesa fue mantener la limpieza de las playas iniciada en Fallas como consecuencia de la DANA. Normalmente, empezábamos en mayo, pero hemos mantenido durante todo el mes de abril y vamos a mantener un servicio extraordinario hasta que entre, cuando estaba previsto, a partir de mayo, para tenerlas en las mejores condiciones de cara a la temporada alta.
«Al renovar las barredoras eléctricas siniestradas por la DANA, exigimos que fueran de las mismas características»
València ha experimentado un crecimiento en turismo y nuevos residentes. ¿Qué reto supone para la ciudad este aumento constante en lo que se refiere a la limpieza diaria?
Es cierto, no solo el turismo, sino también el padrón municipal ha crecido. Hemos pasado de rozar los 800.000 habitantes antes de la pandemia a casi 840.000 en las últimas cifras. Este crecimiento genera más residuos y más gente en el espacio público. Por eso estamos creciendo en nuestro presupuesto, para adaptarnos a esas necesidades.
En ciertos barrios estamos incrementando la recogida de determinada fracción de contenedores, porque se llenan antes de lo que ocurría hace cuatro o cinco años. Al final, son mayores servicios y mayor coste. Lo vamos detectando y tendremos que adaptar el presupuesto a las nuevas exigencias de una mayor población.
En Fallas se vio un claro ejemplo de inversión con los urinarios. Si se ponen las medidas para evitar un comportamiento incívico, está justificada una sanción.
Durante estos dos años de gobierno de la alcaldesa María José Catalá, el presupuesto acumulado de las Fallas del 24 y del 25 ha crecido un 62% respecto de las últimas Fallas del gobierno anterior, destinando casi tres millones doscientos mil euros. El crecimiento de unidades de urinarios y baños portátiles en la calle del 23 al 25 ha sido cerca del 75%.
Hemos hecho un esfuerzo muy grande precisamente para que nunca esté justificado el que alguien haga sus necesidades en la vía pública. Por supuesto, no hay ninguna justificación, pero en el contexto de Fallas, con muchísimos visitantes y establecimientos de hostelería llenos, necesitábamos un sitio para hacer las necesidades. Insisto, no está justificado, pero utilícenlos porque si no van a ser sancionados.
«Pretendemos que los comportamientos incívicos tengan una sanción adecuada»
¿Algún otro tema relacionado con el incivismo?
Otro objetivo fundamental es la modificación de la ordenanza de limpieza del espacio público, que está ahí desde 2009 y que estamos revisando, incluyendo infracciones que no recogía y adaptándola a la ley 7/2022.
Queremos que los comportamientos incívicos tengan una sanción adecuada. Estamos hablando de hacer alguien sus necesidades en el espacio público o dañar el patrimonio de inmuebles protegidos. La sanción debe ser proporcional al daño que se realiza, porque después nos cuesta mucho dinero la limpieza.
Tenemos una contrata para la limpieza de grafitis que cuesta 800.000 euros al año. Por eso nos planteamos la modificación de la ordenanza, para que la gente sea consciente de que mantener la ciudad limpia cuesta mucho dinero y ensuciarla por comportamientos incívicos debe ir aparejada con sanciones proporcionales.
Mirando al futuro, ¿cuáles son los retos en lo que queda de legislatura?
Más que retos, hablaría de percepciones. Nuestro objetivo es darle un cambio a la imagen de la ciudad, que la gente perciba que está más limpia. Al final, la seguridad y la limpieza son percepciones y a veces las estadísticas no lo reflejan.
Nuestro objetivo es terminar el mandato con una mayor percepción de limpieza de la ciudad, ir bajando el número de quejas ciudadanas por la falta de limpieza, que en muchas ocasiones va pareja de esos comportamientos incívicos.