Entrevista > Margarita Martínez / Coordinadora de Igualdad y Convivencia del IES Canónigo Manchón (Elche, 15-noviembre-1963)
Uno de los grandes objetivos de un centro educativo debe ser que su alumnado se sienta cómodo, seguro, en paz, “solo a partir de ahí podrá desarrollar un buen aprendizaje”, considera Margarita Martínez, coordinadora de Igualdad y Convivencia del IES Canónigo Manchón, uno de los mayores de la provincia.
Formada en Ingeniería Agrícola, llegó a la docencia en 2006, en un principio de un modo anecdótico, “pero algo me atrapó”. Es igualmente mediadora, posee un master en comunicación no verbal y trabaja en el instituto de nuestra localidad desde 2016, impartiendo clases de Tecnología.
“En el IES Canónigo Manchón disponemos de un equipo de convivencia, compuesto por diez profesores”, nos avanza, grupo que gestiona. Nos relatará la naturalidad con la que conviven alumnos de diferentes etnias y clases sociales, además de las notables influencias que le llegan desde las redes sociales.
¿Hay desigualdades o discriminaciones entre el alumnado?
En nuestro instituto llevamos a cabo reuniones con los colegios a los que pertenecían previamente. La convivencia la trabajamos para limitar las discriminaciones, que no suelen haber en exceso. Sí se producen más de mayores a pequeños.
¿Las famosas novatadas?
No las llamaría así, porque no se permiten, sino por ejemplo a la hora de coger la pelota en el patio, por ser más mayor y creer que tengo más derecho. Ese tipo de situaciones son normales, incluso entre hermanos, pero siempre intentamos que empaticen.
«Como remarca la ley, los responsables máximos de la educación de los hijos son los progenitores»
Es determinante por ello la educación recibida en casa.
Por supuesto. Como remarca la ley, los responsables máximos de la educación de los hijos son los padres: vienen con unas formas de hacer diferentes, con unos criterios y valores propios, como la sociedad en sí. Se trata de que seamos capaces de convivir en paz.
¿Sigue habiendo racismo en las aulas?
Pienso que no, aunque a veces hay dificultad en la comunicación, al llegar niños de otros países en cualquier momento del curso, sin saber el idioma. Se les intenta integrar mediante el programa ‘Nouvingut’, para que conozcan las lenguas oficiales de la Comunitat Valenciana, pero en ocasiones es difícil.
Como sabemos, Crevillent alberga un número importante de inmigrantes árabes, que se refleja en las aulas, algunas con un 20% de esa procedencia.
«Los alumnos se mueven en los entornos virtuales mucho mejor que los padres y ése es un problema»
¿Los alumnos se mezclan?
Sin ningún tipo de problemas, también porque muchos ya han nacido en Crevillent. Siguen con su cultura, fiestas y tradiciones, perfectamente compatibles con las de aquí.
Cada uno la celebra a su forma -lo hemos visto en el Ramadán, cuando nos adaptamos a sus descansos-, pero dentro del aula conviven bien, respetándose unos a otros. El nuestro es un centro diverso, circunstancia que nos enriquece, ¡cuántas más culturas, mejor!
A veces sentimos como nuestras cosas no son de todos, debemos mejorar esa capacidad. Por fortuna, el alumnado crevillentino ya ve eso de forma natural.
¿Cómo conviven los diferentes niveles sociales?
El nuestro es un pueblo trabajador, en el que las diferencias en ese sentido se respetan bien. Existen niños que presentan mayores dificultades, porque las familias atraviesas problemas laborales -por la razón que sea-, aunque entre ellos también conviven con normalidad.
Nosotros, desde el centro educativo, intentamos ayudar a estos alumnos con más problemas económicos, ofreciéndoles una tablet si no tienen o facilitándoles el material. Suelen ser pocas las familias vulnerables y es importante remarcar que todos estamos expuestos al riesgo de exclusión social.
«Nos tenemos que adaptar y enseñarles, para que puedan discernir lo que es lícito de lo que no lo es»
Hablamos de chicos de doce a dieciséis años, una etapa muy influenciable.
A raíz de la eclosión de las redes sociales. En su momento pusimos en marcha el Proyecto de Investigación e Innovación Educativa (PIIE), aprobado por la Conselleria de Educación, denominado ‘Caminando con Corazón y Cabeza’, ahora ampliado a ‘Caminando con Corazón y Cabeza en un Mundo Digital’.
La realidad es que los alumnos se mueven en los entornos virtuales mucho mejor que los padres y ése es un problema, porque en casa -pese a tener voluntad- cuesta entender lo que hacen los hijos en las redes sociales y sus consecuencias.
¿A qué te refieres?
Tanto morales como legales, que recaen en los padres, pues como avancé anteriormente ellos son los responsables. Es una evidencia que la educación está cambiando, nos tenemos que adaptar y enseñarles, para que ellos pueden discernir lo que es lícito de lo que no lo es, o lo que es aconsejable o no.
En redes sociales hay muchas barbaridades. Consiste en tener educación y saber discriminar qué aspectos me aportan, son interesantes, y a cuáles no debo hacer caso.