Entrevista > Vicente Andreu / Filólogo (Torrent, 24-septiembre-1961)
En 2007 se inauguró el Instituto Confucio en València. Las conexiones entre la ciudad y una de las principales economías mundiales datan de siglos atrás. Hasta la Ruta de la Seda y puede que más allá. De todo ello hablamos con Vicente Andreu, filólogo y profesor de la UV, gran conocedor de esta cultura asiática e impulsor de sus lazos culturales con el ‘cap i casal’.
Vicente Andreu se ha involucrado con el Instituto Confucio desde su fundación. Ama y admira la cultura china hasta el punto de que el lector puede aproximarse a las peculiaridades de una lengua, un estilo de vida, una moral y una economía que están llamados a ser protagonistas, aún más si cabe, en este siglo XXI.
¿Cuál es tu primer recuerdo con la cultura china?
Es muy difícil concretarlo en uno solo, pero las influencias en mi juventud eran escasas. Hay elementos en aquellos principios de la adolescencia que pueden marcar una tradición. Por ejemplo, el orientalismo en la poesía latinoamericana, con Rubén Darío y Pablo Neruda, o elementos orientales en Rosalía de Castro.
También, la posibilidad de tener compañeros de clase chinos al estudiar en el extranjero y la proximidad de los restaurantes chinos en València, que en su momento ofrecían menús económicos dentro de lo diferente.
«Las enseñanzas de Confucio aún conforman el espíritu, las costumbres y la sociedad china»
¿Cuándo empezaste a interesarte en serio por la cultura china?
A principios de este siglo, con mi responsabilidad en la Universitat de València (UV) como delegado del Rector para las Relaciones Internacionales (2002-2010), con el Rector Francisco Tomás Vert, fue cuando vimos la oportunidad de establecer una conexión académica permanente con China.
He de recordar que fue en 2004 cuando China abrió su primer Instituto Confucio en el mundo, con sede en Seúl. Esa iniciativa lingüística y cultural, similar a lo que representa el Instituto Cervantes para el español por ejemplo, ha sido un indudable caso de éxito. Desde València lo vimos claro y trabajamos por ello desde 2005.
¿Ya ha despertado el gigante dormido al que aludía Napoleón?
La frase es engañosa y oculta una verdad. China es un gigante pero, en mi modesta opinión, nunca ha estado dormida. Un territorio tan diverso y geográficamente tan grande, diecinueve veces el de España, con una población tan abundante, no puede estar “dormido” durante siglos.
Tenemos el ejemplo histórico de la Ruta de la Seda, que València es final de la Ruta Terrestre y Marítima, siendo los orígenes Xi’an y Quanzhou, en la provincia de Fujian. Por tanto, es imposible.
En el imaginario colectivo “lo chino” es sinónimo de ser una copia, ser barata y ser de baja calidad.
Las famosas tiendas de todo a cien, de finales del siglo pasado, fue lo que popularizó esa afirmación. Sin embargo, desde hace también ya bastante tiempo, China es líder en investigación y desarrollo de industrias de alta capacidad y tecnología.
En asuntos como Inteligencia Artificial, desarrollo de la industria aeroespacial, por ejemplo, llevan un gran trayecto recorrido. Además, invierten preferencialmente en el sistema de educación superior, en el fomento de la innovación privada y la construcción de infraestructura.
«China posee un territorio muy diverso y geográficamente grande, 19 veces el de España»
¿En qué crees que terminará el pulso entre las dos grandes potencias económicas mundiales del momento?
No creo que nadie lo sepa, y menos yo. Pero, si queremos evitar el riesgo de la conocida como “Trampa de Tucídides”, es decir, que la confrontación entre dos potencias líderes provoque conflictos, es necesario que se dialogue. Y, más importante en mi opinión, que se abandonen los apriorismos desde cada lado.
El mundo de ayer, en palabras de Stefan Zweig, ya no existe y hemos de convivir amistosamente con las realidades del momento. Las recetas del siglo XX no sirven cuando estamos a punto de cerrar la primera cuarta parte del siglo XXI.
¿Cómo definirías el espíritu chino?
Me gustaría destacar un aspecto que considero esencial en el pensamiento chino: la moral confuciana. Las enseñanzas del maestro Confucio, que vivió hace unos 2.500 años, aún conforman el espíritu, las costumbres y la sociedad china.
El aprecio por el conocimiento, la virtud o la jerarquía, así como el respeto al soberano y al padre como encarnación de la sociedad y la familia, delimitan un espacio conceptual basado más en el grupo que en el individuo.
Si en Occidente el individuo está por encima de casi todo, un logro de la Revolución Francesa, en China es la sociedad y el grupo quienes tienen la preeminencia.
¿Cuánto de incidencia tiene la religión en la vida ordinaria china?
Hemos de ser cautos cuando hablamos de “religión” en China. Primero porque esa palabra y concepto, tal y como lo conocemos aquí, no se concibe de igual manera en ese país. Más que de religión, deberíamos hablar de “moral” o de pensamiento transcendental.
En nuestro pensamiento occidental, las grandes religiones reveladas se basan en un libro sagrado y van asociadas a un programa salvífico con un fin en sí mismo. En China no se aplica de esa manera y no obtiene esa recompensa inmaterial. Se trata, en definitiva, de estructuras de pensamiento muy diversas que no se pueden comparar entre sí.
«La Ruta de la Seda, con València como final de la ruta, tiene el origen en Xi’an y Quanzhou»
¿A qué se debe que los trabajadores chinos se adapten tan bien a la cultura y economía española?
Pienso que se adaptan bien porque tenemos más cosas en común con China que las que creemos. Puede que entre València y Beijing, la capital china, haya más 9.100 km de distancia pero productos como el arroz, las naranjas, la porcelana o la pólvora son consustanciales entre ambas sociedades.
Cuéntame alguna peculiaridad de la cultura china que desconocemos, por regla general, los españoles.
Pues hay muchas, pero por resumir lo situaría en su diversidad. Es decir, su lengua no se puede entender sin acceder a sus tradiciones y a su cultura. Lo que significa que sus palabras y conceptos pueden significar varias cosas distintas y es necesario entender bien lo que dicen.
¿Cómo calificarías la presencia del mercado chino en València y la Comunitat en general?
Considero que es importante dentro de la presencia en España. Hay muchas empresas pequeñas y medianas que se han instalado en València desde hace tiempo y que operan desde aquí.
También, gracias al Puerto de València podemos hablar de alguna multinacional china destacada, como la naviera Cosco, por ejemplo.
«Es un país líder en investigación y desarrollo de industrias de alta capacidad y tecnología»
¿Crees que las relaciones políticas son buenas?
Este 2025 se conmemoran los veinte años de la firma de la Asociación Estratégica Integral entre España y China, que marcó un importante punto de inflexión en las relaciones de ambos países.
En 2023, además, celebramos el medio siglo del establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales.
¿El ciudadano de a pie ha comenzado a acercarse a la cultura china más allá de la gastronomía y el cine?
Sí, claro que sí. Las manifestaciones festivas, por ejemplo, ayudan a entender muchos aspectos de la cultura china para los no iniciados en ella. En nuestro Instituto Confucio le damos mucha importancia a esto porque consideramos que es la primera manifestación pública, y que entra por los ojos, para querer reconocer más a China.
Por ello, editamos desde hace quince años un calendario en versión trilingüe, español, valenciano y chino, donde figuran nuestras fiestas y las suyas. También iniciamos en 2012, la Gran Cabalgata del Año Nuevo Chino con el Ayuntamiento de València, y desde 2016 se unieron a la organización las asociaciones de empresarios y comerciantes.
Ha aumentado mucho la población china o de origen chino en València, ¿a qué se debe?
Pues creo que es debido a las especiales características de la ciudad, su clima, cultura y desarrollo comercial y económico. También, por supuesto, como he dicho antes, a que algunas costumbres son compartidas.
La mayoría de personas chinas que viven aquí provienen de dos provincias sureñas, Zhejiang y Fujian, que tienen un clima y un estilo de vida similares al de València.
«Tanto el arroz como las naranjas, la porcelana o la pólvora son productos consustanciales con València»
Tú mismo pusiste en marcha el Instituto Confucio en la UV en 2007. ¿Cómo ocurrió esto y a qué se debió?
Como comenté anteriormente, en 2005 firmamos el primer acuerdo para el establecimiento del Instituto Confucio en València, junto a Madrid. Dos ciudades pioneras, la primera por ser la capital y donde se encuentra la Embajada, y València por ser una ciudad dinámica con la Universitat de València como líder en relaciones internacionales.
Madrid inauguró el 26 de noviembre de 2007 y València dos días después. Pero durante más de tres años éramos los únicos con un Instituto Confucio en funcionamiento en España y con muchos contactos con los Institutos Confucios de Latinoamérica.
¿Y de la lengua china en el sistema educativo valenciano?
Ha habido algún experimento en ese sentido pero no se ha llegado todavía a acometer un proyecto a medio plazo. Las iniciativas, por el momento, son escasas, intermitentes y aisladas de muy pocos centros que ofrecen chino como idioma complementario.
Se está trabajando en una ley nacional que se incluya chino como lengua optativa, y después cada autonomía puede desarrollarla de diferentes maneras en el currículo educativo.
¿La mayor complejidad de la lengua china?
Sin duda su pronunciación, cada vocal tiene cuatro tonos más el neutro, su polisemia y el sistema de caracteres.
«Los que viven aquí la mayoría provienen de dos provincias sureñas: Zhejiang y Fujian»
¿Hay términos o géneros que no existan?
Si por géneros te refieres al masculino o femenino, te diré que en chino no se distingue el género ni el número y que se obvia por el contexto, lo cual facilita su aprendizaje. Y los verbos no se conjugan lo que también es una ventaja.
¿Se parece a alguna otra lengua?
No es la lengua china la que se parece a otras sino de ella la que han derivado otras, como el japonés o el coreano, solo que en estos casos se idearon sistemas de caracteres diferentes en ambos casos.
Por último, ¿qué es lo que más admiras del pueblo chino?
La perseverancia, la capacidad de trabajo y el aprecio por sus costumbres y tradiciones históricas. Y, al mismo tiempo, todo ello no los lleva a vivir del pasado o enquistarse en él sino a abrirse a otras realidades sin ningún temor o prejuicio.
Por eso, cuando algunos de ellos vienen a vivir entre nosotros, se sienten muy integrados sin renunciar a su legado cultural.