Entrevista> José Cámara / Vicepresidente del Cine Club Luis Buñuel (Elche, 23-abril-1976)
El cine marcó una época en la historia de la ciudad. Salas como el Gran Teatro, o el Capitolio entre otros, o los cines de barrio, eran templos donde la ciudad se detenía para soñar. Las primeras películas llegaban con asombro y emoción dibujando sonrisas y silencios cómplices. Para muchos, fue su primer contacto con el arte, con otras culturas… con lo imposible.
Fue también refugio de sueños y emociones, de besos en la última fila, de romances adolescentes cuando se apagaban las luces, y de cantinas que rebosaban vida antes de cada proyección.
Medio siglo de historia
El Cine Club Luis Buñuel de Elche cumple cincuenta años. Ante este dato se ha convertido en el cineclub en activo más veterano de la provincia de Alicante y en la Comunitat Valenciana, ofreciendo durante todos estos años más de 1.800 películas. La primera que se proyectó fue ‘El bello Sergio’ en la sede de la Peña Madridista.
Cinco décadas llenas de historia y de recuerdos, que algunos ilicitanos de aquella época han querido rememorar en el documental ‘Memoria sentimental del cine en Elche’, que ha realizado el cine club y las bibliotecas municipales sobre el cine en nuestra ciudad. Un arduo trabajo que han realizado técnicos de las bibliotecas con su documentalista Ana Álvarez al frente, junto a José Cámara, vicepresidente del cine club Luis Buñuel.
Memorias del cine en Elche
El documental, que se estrenó recientemente en el Odeón, ya cuenta por miles los visionados en YouTube, y no descartan presentarlo al festival de cine de Elche. Muchos son los ilicitanos que recuerdan con nostalgia momentos vividos gracias al cine, como Susi Escalante, a la que de pequeña llevaban a las sesiones matinales en el Palafox, y la primera película que vio fue ‘Simbad el marino’.
Otro ilicitano, Manuel López, cuenta en el documental que asistía a las sesiones dobles, o Pascual Agulló, que recuerda que en la partida del Derramador había un pequeño cine donde antes y después de la película había baile. Historias que nos recuerdan que el cine no solo entretuvo, sino que moldeó la vida social, y aún resuena como un eco nostálgico en el corazón de muchos ilicitanos.
Leyendo cine
Las bibliotecas municipales se han unido a la efeméride del Cine Club Luis Buñuel no solo en el documental, sino además con el ciclo llamado ‘Leyendo cine,’ a través del cual lo han unido a la literatura, como nos contaba la documentalista de las bibliotecas municipales Ana Álvarez, gracias a una subvención del Ministerio de Cultura.
“Hemos hecho una guía tanto para adultos como infantil, para poder no solo ver cine sino también leerlo luego en libros escritos sobre esas películas. La gente desconoce que en las bibliotecas municipales no solo tenemos libros, también hay películas e incluso música. Muchas de ellas son ya consideradas clásicos del cine y también hemos querido rendir homenaje a esas películas”.
Los niños también han formado parte de este proyecto con experiencias como la que nos contaba Álvarez. “Quisimos ir incluso más atrás en el tiempo, e hicimos un taller con películas de cine mudo para observar la reacción de los niños, y fue una experiencia muy divertida. También hemos contado con interesantes charlas de cineastas como el ilicitano Chema García”.
Carácter subversivo
El cine club ha pasado por muchas etapas distintas estos años. Afortunadamente quedan muy lejos los tiempos en los que la policía secreta se infiltraba entre los espectadores, para controlar proyecciones de películas como ‘La batalla de Chile’ en 1978, y el carácter subversivo que suponía pertenecer a un cine club.
Luego fueron llegando salas como El Avenida, el Capitolio, el cine en el Gran Teatro, el Altamira, y otras salas que fueron viviendo el declive hasta su desaparición.
José Cámara es desde 2003 el vicepresidente del Cine Club Luis Buñuel, que por cierto nos dijo que la primera película que recuerda haber visto en su vida fue ‘Los Aristogatos’.
«En Elche caló muy deprisa el cine»
¿Cómo empezaron las primeras proyecciones del Cine Club Luis Buñuel?
Pues adaptándonos a las posibilidades del momento. Por un lado, contábamos con los Salesianos, que disponían de proyector, y en la Peña madridista. Y por otro lado la entonces Caja de Ahorros de Alicante y Murcia (CAAM), que nos facilitó bastante las cosas.
¿Cuándo llega el cine a Elche?
No existe un dato exacto, pero si se sabe que en Elche caló muy deprisa, a principios del siglo XX. Elche estaba muy bien comunicado gracias al ferrocarril, y eso permitía que llegaran los primeros cinematógrafos a ciudades como la nuestra, y montaban barracas o pabellones para poder ver las películas.
Los salones parroquiales también fueron escenario del cine, pero eso fue más tarde, a partir de los años 40.
«Había gente que iba entre otras cosas por la cantina»
¿De qué manera influyó la llegada del cine a Elche?
Tuvo que ser muy importante porque ten en cuenta que a partir del siglo XX, el cine empieza a formar parte de los programas de fiestas como uno de los espectáculos programados, y poco a poco el ir al cine en Elche se convirtió en un hábito del fin de semana. Incluso en las partidas rurales se organizaba cine con baile, y antes y después de las proyecciones se bailaba.
En el año 78 nace el Festival de Cine dada la afición que había, ya no solo por ir al cine sino por hacer cortometrajes. Así comenzó el festival, hoy por hoy reconocido a nivel nacional.
¿Cómo funcionaba la censura en el cine durante la dictadura?
Durante los años del franquismo había equipos de censores formado por miembros del gobierno civil, del ayuntamiento y de la guardia civil, que se encargaban de seguir las pautas que les mandaban desde Madrid.
En cualquier caso, aquí las películas ya llegaban censuradas. Lo que sí que había en la puerta de las parroquias era un control para autorizar, dependiendo de la película, quien podía entrar y quien no.
«Muchos creen que el cine desaparecerá, pero espero que se equivoquen»
¿Alguna anécdota a destacar?
Hay muchas, como cuando llegó a Elche la película ‘Gilda’, en el cartel aparecía la protagonista con los hombros descubiertos, y hubo que pintárselos para taparlos. La anécdota es que no se dieron cuenta de rectificar todos los programas de mano, y en los que llegaron a Elche sí que llevaba los hombros desnudos, se agotaron enseguida.
Y no nos olvidemos del NO-DO (Noticiario Cinematográfico Español), que era la publicidad del régimen que había que ver antes de cada película.
¿Qué supuso la llegada del cine X a la sala Avenida?
Fue muy significativo, porque esta sala en los años 70 se convierte en sala de arte y ensayo, donde llegaban películas que no era fácil ver por la censura, y de repente se convirtió en Sala X a final de los 70. Para muchos supuso un escándalo, y otros entraban medio a escondidas a la sala. Duró casi una década.
«Los salones parroquiales también fueron escenario del cine»
Otra forma de ocio en el cine eran las cantinas, lugar obligado antes e incluso durante la película
Y tanto. Había gente que iba al cine por la cantina, independientemente de la película. Era un lugar de encuentro, un espacio donde te veías con mucha gente y había productos que solo se encontraban dependiendo de cada cantina, era muy habitual también llevarte el bocadillo y merendar en el cine.
¿Crees que el cine como lo entendemos, tiende a desaparecer?
Hay mucha gente que lo piensa, pero sinceramente espero que se equivoquen. Lo que es muy triste es que nos estamos acostumbrando, sobre todo la gente más joven, a ver una película en casa y al mismo tiempo estar con el móvil y con otras cosas, sin prestar ninguna atención a lo que se está viendo.
La sala de cine oscura y su pantalla grande te obliga a únicamente disfrutar de la película y es también muy agradable. Esa desconexión es la que te permite meterte en otros mundos, es una magia que no debemos perder, y es algo que solo el cine te puede ofrecer.