Entrevista > José Miguel Martínez / Escritor (Torrent, 22-noviembre-1978)
A José Miguel Martínez le gusta el trato personal. Con sus alumnos, con los reclusos y con los compañeros de profesión. Es un humanista convencido. Cree en el ser humano y opina que no hay generación mala. Profesor de Filosofía en un centro educativo de València, enseguida se le nota cuánto disfruta de su labor como docente.
Conversamos con este intelectual tan amigo de AQUÍ Medios de Comunicación, para que nos hable de su experiencia en el aula, en los centros penitenciarios y, de paso, que nos haga un análisis de la juventud de hoy en día, tema que aborda en su libro ‘El mundo de la juventud’, que acaba de presentar en la Feria del Libro.
Empecemos por el libro que acabas de presentar en la Feria del Libro: ‘El mundo de la juventud’. ¿Cómo es la juventud actual?
‘El mundo de la juventud’ nace de la necesidad de llevar a cabo una reflexión seria en torno a los tiempos que estamos viviendo. La juventud es una realidad que ha estado siempre en todos los acontecimientos de la historia porque es, si me lo permites, una realidad histórica. No viven fuera de ella y, por tanto, todos sus desafíos y retos tienen que ver con ella.
Creo que, si miramos con cierto detenimiento, la juventud ha sido similar en todos los tiempos. Es muy conocida la frase de Sócrates describiéndola y copia al dictado lo que hoy diríamos de ella: irreverente, inconformista, rebelde, con dudas, apática.
Sin embargo, la juventud de hoy tiene bajo sus pies un cambio de época sin precedentes. No sólo las personas jóvenes, sino todos nosotros. La pregunta es si hemos atisbado lo que estamos viviendo y lo que nos viene.
¿Crees que los jóvenes lo tienen mejor o peor que las generaciones precedentes?
Pensemos por un momento que la juventud en la historia obedece a patrón común: tiene que hacerse su propia vida. Decía Ortega que la vida está por hacer, es un proyecto inacabado que hay que ir construyendo. Esta situación genera un mar de dudas, de sin sabores, porque dado que somos seres libres abrazamos siempre la posibilidad de equivocarnos.
Carecemos y carecen de referencias sólidas. Añádase la inmediatez del mundo digital. No es extraño que este tiempo sea generador de enfermedades mentales como la ansiedad, la depresión y sus diferentes expresiones como el suicidio. Como afirmo en el libro: “Nunca un modelo social había creado tantas víctimas ni tantas patologías. Vivimos en una sociedad enferma y débil que sólo se guía por el confort, la comodidad y la imagen”.
¿Es verdad que se les da todo hecho, que se ha bajado el listón, en definitiva, que se diluye la cultura del esfuerzo?
En clase me encuentro personas jóvenes con agendas interminables y con responsabilidades que yo, a esa edad, ni soñaba. Y, al contrario, alumnado mimado que tiene la libertad de estar tres días de fiesta y, sin embargo, tiene que venir con el padre o la madre porque no acepta un suspenso.
Por otra parte, en España tenemos una palabra en el ámbito de la educación que, a mi juicio, es maldita: la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE). La decadencia que estamos viviendo desde la década de los ochenta es imparable. Somos muy dados a las modas curriculares y educativas. Te pongo varios ejemplos. Las famosas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), parecían ser la única herramienta que calificaba la calidad educativa, no existían otras.
El debate, por otro lado, de la educación en proyectos. ¿Sólo proyectos, ‘tablets’? La educación y sus estrategias responden a una realidad poliédrica.
«Creo que la juventud de hoy tiene bajo sus pies un cambio de época sin precedentes»
En términos de cultura general, ¿los ves mejor, peor o igual de preparados?
Esta pregunta es paradójica. Los veo menos preparados a la hora de desarrollar y expresar una cultura memorística, pero en idiomas y en tecnologías nos llevan años de distancia. Cada vez me encuentro con más alumnado que antes de 4ºESO ya tienen el B2 o desarrollando carreras profesionales de música.
Y algo que puede sonar extraño, pero lo estoy viviendo, en los últimos años veo una mejora en la escritura y en la expresión. Creo que leen más de lo que creemos. Son muy selectivos y deberíamos adentrarnos en su mundo y no desdeñarlos porque de todo se aprende. Resulta curioso comparar y ver lo que nosotros leíamos y trabajábamos y lo que ellos hacen.
¿A esta generación, qué les preocupa?
Las preocupaciones son inmensas. No hay una por encima de los demás. Su futuro, la idoneidad de la Universidad y de sus estudios, el medio ambiente, la diversidad, la justicia, la vivienda, la familia y, de forma sorprendente, la búsqueda del sentido de la vida.
Y cómo no, sus relaciones íntimas, su identidad sexual, sus vínculos con el grupo de iguales, esto es clave para un desarrollo emocional normal.
¿Están faltos de referentes, los heredan o los tienen y los desconocemos?
Tienen referencias, qué duda cabe, pero con pies de barro. Este es uno de los problemas. Los testimonios digitales a través de los ‘influencer’ son testimonios altamente variables, sin un proceso de selección detrás. Recordemos que el márquetin y el beneficio está detrás de todo. Los grandes referentes se asientan en una persona con el tiempo.
Claro que heredan referencias, de todo hay. Y solemos desconocer sus gustos y a lo que acuden y se acogen porque solemos desdeñarlos. Esta perspectiva deberíamos variarla.
«No es extraño que este tiempo provoque enfermedades mentales, como la ansiedad»
También eres profesor de Filosofía. ¿Qué percibes en ellos en el aula, quieren aprender?
Aquí no caben respuestas unívocas. Se dice, se escribe y se debate que son apáticos, indiferentes, que pasan de todo. Estoy en desacuerdo con esta forma de pensar porque no podemos abarcar la realidad de todos y cada uno de nuestros jóvenes. Hay personas que pasan de todo y otras que tienen muchos intereses.
Sin ir más lejos, este año tengo una promoción de 1ºBachillerato que quieren más, que explique, que les dé textos y que les hable de filosofías diferentes. Ya te puedes imaginar lo que estoy disfrutando. Y respecto a 2ºBachillerato, dos alumnos no paran de pedirme libros de filosofía, de preguntarme y les aconsejo que ahora se centren en la Selectividad y que en verano lo que quieran.
Este año les ha cambiado la Selectividad. Parece más atractiva. Menos memorística. ¿Tan mala era la otra?
Creo que no. Ni la de antes era tan buena ni la de ahora es tan mala porque no hay tanta diferencia. La verdadera diferencia está sólo en tres puntos del examen: apartado c del comentario de texto y apartado b de la redacción filosófica. Lo demás, es igual.
Ahora bien, lo del temario de Historia de Filosofía de 2ºBachillerato es denunciable, es la anti filosofía personificada. ¿Cómo se puede impartir 2500 años de filosofía? Vas a autor por día, a problemática por hora, y eso dinamita la misma naturaleza crítica y racional del ejercicio mismo del pensamiento filosófico.
Como docente, ¿qué cambiarias del sistema educativo?
Pregunta del millón. Podemos tirarnos días y días discutiendo sobre esto. Lo cambiaría todo. Reforzar sobre todo la educación del cuerpo a través del cuerpo, una buena historia de las religiones y de la cultura, conocer Europa y los diferentes continentes, música, enseñar a componer, interpretar instrumentos musicales, mucho arte y, sobre todo, lectura y escritura.
«¿Sólo ‘tablets’ y proyectos? La educación y sus estrategias responden a una realidad poliédrica»
¿Los tres jinetes del apocalipsis del sistema educativo español son…?
La burocracia, la falta de formación y estudio del profesorado y el síndrome de la ‘moditis’, si se me lo permites. Hay que estar siempre a la última.
¿El profe guay es el que pone buenas notas, hace grupos de wasap con ellos y les trata como colegas?
No hay profe guay. Con los de bachillerato tengo grupo de wasap, pero no es para ocio, sino para estudio. Me pueden consultar dudas a cualquier hora. Me facilita ganarme su confianza. Jamás he tenido problema con ello. Les envío artículos, noticias… para que sepan que lo impartimos en clase tiene un reflejo con la realidad
La autoridad te la tienes que ganar. Puedes tener mucha confianza con ellos. Por varias razones, estoy muy unido a mi alumnado, y es ahí donde tu presencia se interpreta desde la seriedad. Saben que conmigo cuando se tiene que trabajar, se trabaja, y cuando, no, pues a otra cosa. Mi clase no se acaba en el aula, sigue, y pueden disponer de mí siempre.
¿Háblame de tu apoyo a los presos, en qué consiste?
Mi compromiso con las personas presas viene de la mano de mi fe en Jesús de Nazareth. Fue a través del Padre Ximo Montes, director de la Pastoral Penitenciaria en los años noventa y principios del siglo XXI, que invitó a mi madre en el año 2000 a comenzar a acudir a la prisión de Picassent para desarrollar una serie de talleres.
El voluntariado de prisiones nos ha cambiado en mi familia. Es más, al cursar la carrera de Filosofía tuve una crisis de fe muy profunda, pero fue mi contacto con el mundo del voluntariado lo que hizo, desde una periferia como diría el Papa Francisco, volver al camino de la fe y de la Iglesia.
La Pastoral Penitenciaria lleva a cabo cursos y talleres realizados por personas voluntarias para que no pierdan el proceso de socialización, que estén ocupados, que aprovechen el tiempo y que luchen contra el mayor peligro de la vida penitenciaria: el patio.
«Lo del temario de Historia, de Filosofía, de Bachillerato es denunciable, es la anti filosofía»
¿Ahora es ‘contracultural’ ir a misa?
Creer en el Dios crucificado ha sido de siempre una opción de vida a contra corriente o, si se quiere, contracultural. En Europa, y no digamos en España por ciertas razones históricas y políticas, se ha pensado que la religión y la Iglesia o Iglesias atenta contra nuestra autonomía.
Es uno de esos dogmas con pies de barro que se caen por su propio peso. El Dios de Jesús nos hace libre. Eres tú quien debe decidir cómo vivir y qué aportar a la sociedad y a la historia. Esta posición es difícil, costosa porque si se es fiel a los evangelios debemos tener la valentía de cuestionar realidades que se toman como naturales e inevitables.