Entrevista > Stéphanie Aparicio / Doctora en Ingeniería Ambiental (Lyon, Francia, 21-enero-1991)
Es una evidencia que maltratamos nuestro planeta y lo es más que a muchos les da igual, por la creencia de “si los míos y yo estamos bien, el resto me importa poco”, manifiesta Stéphanie Aparicio, quien además nos advertirá de los peligros que nos acechan, como la desaparición de hielo durante los veranos en el Ártico antes de 2050.
Respecto al agua del grifo de València, que tanto empleamos -para beber, cocinar, cepillarnos los dientes o limpiar- “claro que está buena y se puede consumir”. La prueba, insiste, es que incorpora muchos minerales, siendo una fuente extra de calcio.
Hija de españoles, Stéphanie estudió Ciencias Ambientales en la Universidad de València. Una vez licenciada mostró un gran interés por el sector del agua y cursó un máster, “saltando de ahí al doctorado de Ingeniería Química, Ambiental y de Procesos”. En la actualidad es la responsable de innovación de Global Omnium.
¿Qué está sucediendo en el Ártico?
Toda la información que doy sobre el cambio climático la obtengo del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático). Ellos proyectan diferentes escenarios en el futuro y se intuye que antes de 2050 el hielo del Ártico desaparecerá en verano.
Es, entre comillas, menos preocupante que si pasa en el Antártico, al no implicar una subida del nivel del mar.
¿Cuáles van a ser las consecuencias?
Al eliminar una zona que refleja la luz del sol -con un efecto albedo- se acelerará todavía más el calentamiento, sin nombrar la pérdida terrible de un ecosistema con muchísima biodiversidad.
Los animales terrestres que viven sobre las plataformas de hielo, por ejemplo, van a tener que buscar otras zonas o acabarán extinguiéndose. Como positivo, la retirada del hielo en el Ártico abrirá nuevas rutas comerciales, aunque ya sabemos que donde nos metemos acabamos contaminando más.
«Según indican diversos estudios, antes de 2050 el hielo del Ártico desaparecerá en verano»
Parece que nos da igual.
La desaparición de los osos polares u otros organismos diminutos, como el fitoplancton, forma parte de la red trófica, porque si un eslabón empieza a tabalearse ¡todo se modifica!
Esto puede llegar a afectarnos, a muchos niveles, pues numerosas especies deberán emigrar a áreas donde puedan vivir. Miles de pescadores deberán modificar sus hábitos de pesca.
Dinos otros problemas casi inminentes.
También se están calentando los océanos, circunstancia muy grave porque ellos son los que capturan cada vez más calor y poco a poco lo van emitiendo. Los estudios señalan que ese calor que retienen tardaría más de doscientos años en devolverse, aunque nosotros dejásemos ahora mismo de emitir gases de efecto invernadero.
Es decir, nuestros océanos van a seguir calentándose durante muchísimo tiempo. Se trata de un proceso irreversible: supuestamente a nuestra escala no vamos a ver cuándo el océano deja de emitir calor por culpa de nuestros gases.
«Los animales terrestres que viven sobre las plataformas de hielo van a tener que buscar otras zonas o acabarán extinguiéndose»
¿Cómo nos afecta esta tragedia?
Que el mar esté más caliente implica que los eventos extremos sean cada vez más frecuentes, como hemos comprobado. Hablo, sin ir más lejos, de tormentas tropicales, granizadas o huracanes, que precisan de una temperatura para que se produzcan y como cada vez llegamos más rápido a esos grados…
¿Qué les dices a los que niegan el cambio climático?
Existen muchos bulos y es verdad que hay muchos tipos de negacionistas. Los primeros aceptan el calentamiento global, pero apuntan que es cíclico, mientras otros remarcan que las consecuencias no serán para tanto.
Resulta complicado luchar contra el negacionismo porque se fundamenta en creencias e indican que nuestros datos están modificados o comprados. Opinan, asimismo, que les vamos a retirar todas las mejoras que han tenido, para dejar de contaminar. ¡Y no es así!
«Considerar un agua de grifo buena o mala va en función del sabor y la de València es fuerte»
Algo que interesa a muchos valencianos es el agua del grifo.
El agua que llega a casi todas las casas de España es potable, ha sido tratada y es apta para el consumo. La de València en concreto es muy dura, tras pasar por un terreno calcáreo, disolviendo esa roca.
Durante ese proceso se ha llevado minerales consigo. Por eso es mineralizada, con carbonato cálcico, una fuente extra de calcio. Considerar si es buena o mala va en función del sabor que percibimos, y la que tenemos aquí, si no estamos acostumbrados, es fuerte.
¿La recomiendas entonces?
Al 100%. Muchos rechazan beberla al pensar que les saldrán piedras en el riñón, pero se equivocan. Cuando el agua llega al estómago no se crea esa cal, no se precipita en forma de carbonato cálcico.
Además, el agua del grifo es muchísimo más barata que la embotellada y nos evitamos transportarla: el pack de seis botellas pesa horrores.