Entrevista> Pablo Perales / Ambientólogo especializado en biodiversidad (Orihuela, 9-marzo-1991)
Las gaviotas son las aves marinas más populares, abundantes y fáciles de observar en nuestras zonas de playa y en los puertos pesqueros. En los últimos años, también se las ve en las ciudades, donde son cada vez más numerosas y generan problemas.
Se considera que son invasoras debido a que son especies cuyo crecimiento poblacional ha llevado al desplazamiento de otras especies, o a problemas de índole social o medioambiental para la población humana. Es el caso de la nidificación en zonas inusuales como azoteas o áreas urbanas o periurbanas con la molestia que conlleva para los usuarios, y su presencia en bares y terrazas en busca de comida.
Capacidad de adaptación
El aumento de la población de gaviotas patiamarillas (Larus michahellis) se debe a una combinación de factores. Uno de los más importantes es la abundancia de alimento de origen humano, como residuos en vertederos, contenedores de basura y restos en espacios públicos, que les proporciona una fuente constante y accesible de energía.
Otro factor clave es la capacidad de adaptación y comportamiento oportunista de la especie, que aprende rápidamente a explotar nuevos recursos y a convivir con el ser humano.
Pablo Perales es todo un aventurero ambientólogo que pasa su vida investigando especies, y que lleva a cabo un importante proyecto: ‘Territorio natura’.
¿Cómo afecta la presencia de estas aves al equilibrio ecológico y a las actividades humanas?
Desde el punto de vista ecológico, su expansión masiva provoca desequilibrios en las comunidades de aves marinas, al aumentar la presión de depredación sobre especies más vulnerables, competir por lugares de nidificación y alterar la estructura trófica en ecosistemas insulares y costeros. Su dieta omnívora y oportunista les permite aprovechar múltiples recursos, lo que desequilibra las relaciones entre especies y puede reducir la diversidad local.
«Datos recientes evidencian un notable crecimiento poblacional de gaviotas en la Comunidad Valenciana»
¿Y en el sector pesquero?
Suponen un problema al acudir en grandes cantidades a los descartes de pesca interfiriendo con las faenas, dañando redes y acostumbrándose a seguir a los barcos pesqueros como fuente principal de alimento.
¿De qué forma afecta al sector turístico?
Su presencia puede causar molestias en playas, paseos marítimos y terrazas. Las gaviotas urbanas son conocidas por su comportamiento agresivo, llegando a arrebatar comida a personas, ensuciar espacios públicos con sus excrementos, emitir fuertes vocalizaciones y colonizar tejados o estructuras turísticas donde anidan sin control. Estos conflictos afectan tanto a la imagen como a la experiencia de los visitantes.
«El comportamiento puede ser agresivo para arrebatar comida a personas»
¿Qué papel juega la actividad humana en su proliferación?
Por un lado, la generación constante de residuos orgánicos tanto en vertederos como en contenedores de basura, calles y playas. Además, la urbanización ha transformado el paisaje en muchas zonas del Mediterráneo. En estas nuevas localizaciones encuentran refugio.
En conjunto, puede decirse que hemos creado, sin querer, un entorno ideal para esta especie: mucha comida, lugares seguros para anidar y poca competencia. Y eso ha tenido consecuencias tanto ecológicas como sociales.
¿Existen estudios o datos recientes sobre el crecimiento poblacional de estas gaviotas en nuestra comunidad?
Sí, existen datos recientes que evidencian un notable crecimiento poblacional en la Comunidad Valenciana.
Según el III Atlas de las Aves Reproductoras de España (2014–2018), la especie ha duplicado su presencia respecto al atlas anterior, mostrando una expansión significativa en el litoral mediterráneo, particularmente en el Levante ibérico.
«Hemos creado, sin querer, un entorno ideal para esta especie»
¿Cuáles son las estrategias que se están aplicando o deberían aplicarse para controlar estas poblaciones sin afectar la biodiversidad?
De las más utilizadas en espacios protegidos es el control reproductivo, que incluye la retirada de nidos o huevos en lugares sensibles, sin eliminar completamente a la especie ni alterar el equilibrio del ecosistema.
Otro aspecto fundamental es la gestión de residuos urbanos y pesqueros. Mientras exista una fuente constante de alimento en vertederos, puertos o embarcaciones, las poblaciones seguirán creciendo. En entornos urbanos, se recurre a medidas disuasorias en edificios para evitar la nidificación, como redes, pinchos o elementos visuales.
Por supuesto, todo esto debe ir respaldado por programas de seguimiento científico que evalúen el impacto real de estas medidas. No se trata de eliminar a la especie, sino de restablecer un equilibrio que permita la convivencia con otras aves y actividades humanas.
¿Qué puede hacer la ciudadanía para contribuir a mitigar este problema desde un enfoque responsable?
Muy importante es separar correctamente los residuos y reciclar en casa, especialmente los orgánicos, para que llegue la menor cantidad posible a los vertederos. Cuanto menos alimento haya disponible en esos espacios, menor será la atracción para las gaviotas.
También es crucial mantener la limpieza en las calles y espacios públicos. Muchas veces dejamos restos de comida en parques, terrazas o zonas de picnic, lo que favorece directamente a estas aves. Y no menos importante es la educación y sensibilización. Hay que entender que no se trata de eliminar gaviotas, sino de gestionar el impacto de nuestra actividad sobre la fauna urbana, esto es clave.