Que en esto del refranero aseguran que hay mucha sabiduría. Así que por qué no tomar nota de aquello de “playas las de Levante, costas las de Lloret”. O resaltar tópicamente la sofisticación costera de la vecina Francia frente a los raudales de alegría, sol y chunda chunda del litoral mediterráneo español. Y es importante porque de ello va a depender algo fundamental desde el punto turístico.
Hablamos de las banderas azules, los distintivos que indicarán directamente si nuestras playas, puertos y embarcaciones vacacionales cumplen con los suficientes criterios de calidad ambiental, además de que se den los servicios necesarios para sus respectivos funcionamientos, las condiciones precisas de accesibilidad y las imprescindibles de seguridad. Este año no ha ido mal por aquí: de nuevo, España lidera el asunto.
Cuenteos europeos
El recuento nos da 642 playas (repartidas en 247 municipios) en nuestro país que ondean orgullosamente el azul de la excelencia. Esto nos coloca a la cabeza mundial, partiendo ya del hecho de que, en cuestión de las citadas banderas, manda Europa sobre Asia, América, África y hasta Oceanía. Añadamos 101 para marinas (puertos deportivos) y seis para embarcaciones turísticas, lo que nos sube la cifra a 749 banderas azules en total.
Cifras que nos sitúan por encima de Grecia (657, de las que 623 son para playas), Turquía (625, aunque de las de bañarse tienen 577, pero, eso sí, 18 destinadas a embarcaciones turísticas, una más que en las costas griegas). Y desde luego, con bastantes más distintivos que Francia (492, repartidos entre 388 riberas y 104 marinas). Detalle este último interesante, como veremos.
Hay que cumplir unos requisitos de calidad ambiental o accesibilidad
Aristas y requisitos
Resumamos, en fin, el listado (que comprende 52 países) destacando los primeros puestos en cifras totales de distintivos azules: Italia (571), Portugal (444), Países Bajos (204), Dinamarca (160), Alemania (123), México (122), Croacia (107), Irlanda (99), Inglaterra (78) y Chipre e Israel, con 66 cada una. Por si alguien tiene curiosidad, Estados Unidos solo posee tres banderas azules, todas para playas.
Ahora bien, ¿todo esto significa algo desde el punto de vista de esta sección: la sostenibilidad, sobre todo medioambiental? Sí, en mucho en lo del vaso medio lleno, por los requisitos actuales para que se conceda el distintivo; y si nos ponemos con el vaso medio vacío, no, por esas aristas que siempre hacen que la dicha nunca sea completa. Para comprenderlo mejor, buceemos en los orígenes.
Concedieron las primeras en 1985 y desde 1987 son internacionales
Programas internacionales
Señalábamos como significativo lo de Francia por un detalle. Si queremos saber cómo empezó todo, tendremos que viajar allende las fronteras pirenaicas. O sea, a tierras francesas, donde se concedieron las primeras banderas azules, en 1985, iniciativa que desde 1987 obtuvo ya un carácter internacional. En realidad, el asunto se gestó en la Fundación Europea de Educación Ambiental (Foundation for Environmental Education o FEE) un tiempo antes.
Fue en 1982, al año de crearse esta organización privada no gubernamental, con sede en Copenhague (Dinamarca), cuando la FEE sacaba el logotipo y el bosquejo sobre banderas azules. No es el único programa de la sociedad: así, Green Key (llave verde, para hoteles y alojamientos), Eco-Schools (eco-escuelas), Learning about Ecosystems and Forests (aprendiendo sobre los ecosistemas y los bosques) o Young Reporters for the Environment (jóvenes reporteros para el medio ambiente).
En el reparto de estas distinciones gana la provincia alicantina con 71
Contaminación acústica
Optar a una bandera azul, que por cierto hay que solicitarlo y esperar la consecuente evaluación, implica cumplir con los cuatro bloques de criterios: información y educación ambiental (incluidos paneles informativos y al menos cinco actividades al año sobre ecología), calidad del agua (con análisis periódicos), gestión ambiental (inclusive reciclaje, baños públicos y accesibilidad para personas con discapacidad) más seguridad y servicios.
Todos los años se revisan dichas pautas para adaptarse a las nuevas necesidades y consideraciones. Una actualización constante, ante cada vez más exigencias, a la que hace años se le suma una petición que, en caso de concretarse, al menos en las costas levantinas, obligaría a revisar todo un modelo de negocio: la contaminación acústica. Desde luego, a lo del chunda chunda habría que rebajársele bastante el volumen, claro.
Alicante al frente
Un punto bastante interesante cuando, por estos estos lares, los sitios españoles, con 4.027 playas marítimas y 1.737 zonas de baño censadas, la Comunitat Valenciana sigue al frente, atesorando 143 banderas azules para playas (en 48 municipios), dos más que en el anterior verano; y queda, anotando 20, en tercer lugar de puertos galardonados (tras Cataluña con 23 y Andalucía con 20).
Gana en playas, eso sí, la provincia alicantina, con reparto banderil en Alicante ciudad, Altea, Benidorm, Benissa, Calp, Dénia, El Campello, Elche, El Poble Nou de Benitatxell, Guardamar del Segura, l’Alfàs del Pi, la Vila Joiosa, Orihuela, Pilar de la Horadada, Santa Pola, Teulada-Moraira, Torrevieja o Xàbia. 71 en total, frente a las 38 valencianas y las 34 castellonenses. Según, eso sí, los criterios actuales.