Durante siglos, los caminos que atraviesan la Sierra del Negrete fueron recorridos por rebaños trashumantes. Ganaderos del interior de València y Cuenca guiaban sus animales entre los pastos de invierno y verano, siguiendo rutas marcadas por el uso, la geografía y las estaciones. En Utiel, esta práctica dejó una profunda huella en la economía, la cultura popular y el trazado del paisaje.
La trashumancia no era solo una actividad ganadera, era una forma de vida. Las vías pecuarias, como la Cañada Real de Cuenca o la Vereda de la Rambla, cruzaban campos, aldeas y sierras, y eran respetadas como caminos comunales. Hasta bien entrado el siglo XX, muchas familias utielanas vivieron directa o indirectamente del paso del ganado trashumante.
Sierra del Negrete como corredor natural
Al oeste de nuestro término municipal, la Sierra del Negrete, fue clave en este sistema. Sus elevaciones moderadas, sus fuentes y sus vegas abiertas favorecían el pasto y el tránsito de rebaños. La presencia de la Fuente de la Puerca, la del Majuelo o la del Barranco del Espino eran puntos de parada obligada. Las aldeas cercanas, como Las Casas o Las Cuevas, servían de apoyo logístico y refugio para pastores.
Este corredor natural enlazaba la Mancha con los pastos del Alto Turia o la Serranía. El paso era especialmente frecuente en primavera y otoño, cuando los rebaños migraban entre los campos de invierno y las montañas de verano. Los vecinos más mayores de la comarca todavía recuerdan la imagen de cientos de cabezas de ganado bajando lentamente entre polvo, cencerros y gritos de pastores.
La trashumancia sigue viva en la memoria colectiva de Utiel
Patrimonio en proceso de recuperación
Aunque la trashumancia cayó en desuso en la segunda mitad del siglo XX por el avance del transporte mecanizado y el cambio de modelo agrícola, Utiel ha iniciado en los últimos años una decidida recuperación simbólica de esta tradición. Desde 2019, el Ayuntamiento de Utiel y diversas asociaciones locales organizan cada primavera las Jornadas de Recreación de la Trashumancia.
En la quinta edición, celebrada en mayo de 2024, más de cien caballistas, pastores y vecinos recorrieron cinco kilómetros de cañadas urbanas y caminos rurales, desde la Fuente de la Alameda hasta el entorno de la Plaza de Toros. Se soltaron más de 150 cabezas de ganado, entre vacas y ovejas, evocando el ambiente de antaño. La actividad incluyó talleres, gastronomía tradicional y actuaciones musicales.
El corredor natural de la Sierra del Negrete enlazaba la Mancha con los pastos del Alto Turia o la Serranía
Implicación local y educativa
Las recreaciones cuentan con la participación de asociaciones como la Peña Taurina El Cerril, la Agrupación Caballista de Utiel o la Asociación Cultural Serratilla, además de la colaboración de centros escolares. Uno de los objetivos es transmitir a las nuevas generaciones el valor del patrimonio inmaterial vinculado a la ganadería y a la sostenibilidad.
El apoyo de la administración es una muestra de que desde el Ayuntamiento se pretende seguir dando visibilidad a una actividad que formó parte de la vida de nuestros abuelos, al tiempo que reivindica el uso de caminos tradicionales como elementos vertebradores del territorio. Esta iniciativa también se enmarca en los esfuerzos por recuperar las vías pecuarias catalogadas, algunas de las cuales habían sido invadidas o abandonadas.
Estos caminos ofrecen oportunidades para el senderismo, la educación ambiental y la dinamización rural
Vías pecuarias en el término de Utiel
Según datos de la Conselleria de Medio Ambiente, el término municipal de Utiel conserva varios tramos de vías pecuarias reconocidas legalmente. Entre ellas destacan la Vereda de la Rambla de San Sebastián, la Colada del Remedio o la ya mencionada Cañada Real de Cuenca. Estas vías, aunque hoy infrautilizadas, siguen protegidas como dominio público y tienen un valor ecológico y cultural notable.
Además de su función ganadera histórica, estos caminos ofrecen oportunidades para el senderismo, la educación ambiental y la dinamización rural. La Sierra del Negrete, con su red de sendas señalizadas, como el PR-CV 177 que parte de Utiel, permite redescubrir itinerarios que fueron usados por generaciones de pastores.
Una tradición que perdura
Aunque ya no se practique como actividad económica sistemática, la trashumancia sigue viva en la memoria colectiva de Utiel. Su recreación no solo genera turismo y convivencia, sino que refuerza el sentido de identidad de una comarca que, como tantas del interior de nuestra provincia, se construyó al ritmo de la tierra, el ganado y las estaciones.
En un momento en que el mundo rural busca reinventarse sin perder sus raíces, la trashumancia representa una conexión tangible con el pasado y una posible herramienta para el futuro. En Utiel, donde cada primavera el eco de los cencerros vuelve a resonar por unas horas, la sierra y el pueblo recuerdan que aún hay caminos que merecen ser transitados.