Entrevista > Juan Antonio Recuerda / Pianista (Alcoy, 2-febrero-1977)
Escuchar el sonido de un piano bien tocado es uno de mayores placeres que tenemos los amantes de la música. Pocas veces, sin embargo, pensamos que para dominar un instrumento tan complicado son necesarias, como nos apunta Juan Antonio Recuerda, entre 12.000 y 15.000 horas.
Comenzó muy pronto, a los seis años, influenciado por la musicalidad de su madre y amistades familiares como Trinidad Sanchís Picó, célebre pianista alcoyana, desde hace años afincada en México. “Por fortuna siempre tuve acceso a gran cantidad de música”, indica.
Junto a la soprano Teresa Albero ofreció una brillante actuación en la XIII edición de la Semana Grande del Piano, el 5 junio en el Circulo Industrial de Alcoy. Nos remarcará asimismo el alto nivel de sus alumnos del Conservatorio Profesional de Música, entidad que también dirige.
¿Por qué te iniciaste en la música?
En mi casa había un piano y mi madre ya cantaba en la Coral Polifónica Alcoyana, es decir, mi vinculación con la música siempre ha existido. Con seis años me llevó a que conociera a la notable pianista Pilar Mompó, para comenzar, al principio como un juego.
«La música siempre parte desde el silencio y ese momento de creación, qué tipo de sonido vas a hacer, es maravilloso»
¿No hubo opción para otro instrumento?
En absoluto, curioso porque mi hermana Marián sí pudo elegir, en su caso la flauta. Mi madre tenía mucha amistad con Trinidad Sanchís -casada con un violinista mexicano- y recuerdo que cuando venían acababan en casa, porque como indicaba disponíamos de un piano de cola.
¿Qué te ha ‘regalado’ el piano?
Me hace regalos todos los días. El piano me permite acceder a un mundo de expresión y sentimientos propios hacia los demás. Cada vez que toco el piano soy inmensamente feliz: tal y como les repito a mis alumnos, me dedico a la mejor profesión, literal.
La música, en ese sentido, siempre parte desde el silencio y ese momento de creación -qué tipo de sonido vas a hacer- es maravilloso. Eso me lo permite hacer el piano desde hace muchos años.
Un instrumento altamente complicado.
Todos tienen un grado de soledad, aunque el piano un poco más. Otros (clarinete, trompeta, flauta…) te llevan a tocar en bandas, cierta familiaridad con los compañeros, pero no el piano, con el que debes pasar muchas horas.
Para ser un pianista profesional se calcula que hacen falta entre 12.000 y 15.000 horas (más de quinientos días), mucho tiempo, que si no lo pasas con alegría…
«Actuar con la soprano Teresa Albero fue inolvidable, conectamos desde el primer momento, fluía todo»
¿Cuáles han sido tus actuaciones más relevantes?
Participo en numerosos conciertos de música de cámara, habitualmente junto a Julio Fresneda (clarinete) y Rezart Kapetani (violín). Me hizo especial ilusión tocar varias décadas atrás con la Sinfónica Alcoyana el segundo concierto de Rachmarinov para piano y orquesta.
Igualmente, mi debut con la orquesta, con diecinueve años, un concierto de Mozart, majestuoso, por ser la primera vez que tocaba con ellos, o una gira por México de la mano de Trinidad Sanchís, un programa para dos pianos, bellísimo.
Como director y profesor del Conservatorio Profesional, ¿el futuro está asegurado?
Es cierto que el nivel de los alumnos es bastante alto en comparación con la media valenciana, donde la cultura musical de por sí es muy elevada.
El nuestro, además, se trata del conservatorio más antiguo de la Comunitat Valenciana, con la presencia de chicos de toda la comarca.
Hablemos de la XIII edición de la Semana Grande del Piano.
Actué el 5 de junio junto a la soprano Teresa Albero y fue muy especial, pues el público concilió muy bien con la música que propusimos en el Círculo Industrial.
Resultó un éxito, con la gente altamente emocionada, acabando todos de pie, aplaudiendo. Lo bonito, sin duda, es la conexión entre dos intérpretes y los espectadores, que no siempre se da.
«El 7 de noviembre tocaré junto a la Atlàntic Music Ensemble una versión del ‘Scheherazade’ de Kórsakov»
La vinculación con Teresa, ¿cómo surgió?
Realmente no la conocía y fueron los Amigos de la Música los que me propusieron acompañarla en el certamen alcoyano. Contactamos como se hace ahora, por mensajes, y ha sido una grata sorpresa, porque además de excelente soprano es una bellísima persona.
Desde el primer ensayo se produjo una rápida conexión entre ambos. Fluía todo, palabra que se utiliza mucho en la música, aunque se da muy pocas veces. Fue todo muy sencillo y ojalá sea la primera colaboración de muchas.
¿Cuántas canciones interpretasteis?
Unas dieciséis, en un concierto como señalaba que gustó a todos los presentes.
¿Tienes algún otro proyecto en mente?
Pasado el verano comenzaré, junto a la Atlàntic Music Ensemble, a preparar una versión de música de cámara de ‘Scheherazade’, de Nikolái Rimski-Kórsakov. Será el 7 de noviembre en el IVAM CADA de Alcoy, un concierto que nos hace mucha ilusión.