Entrevista > José Francisco Borja Ortiz / Coordinador Sanitario del Proyecto USME (València, 17-abril-1983)
Tras la devastación de la DANA el Ministerio de Sanidad, en colaboración con la Conselleria de Sanidad y la Fundación Manantial, ha puesto en marcha las Unidades de Salud Mental de Emergencia (USME).
José Francisco Borja, coordinador sanitario de las USME, explica en esta entrevista cómo estos equipos multidisciplinares están reforzando la atención psicológica y social en los municipios afectados, ofreciendo un acompañamiento integral y comunitario a quienes sufren las secuelas emocionales de la catástrofe. Un proyecto piloto con la ambición de sentar las bases para futuras respuestas estatales ante emergencias similares.
Este proyecto de las USME está comenzando su andadura en diez municipios afectados por la DANA. ¿De qué forma se estructura este proyecto de refuerzo psicológico?
El Ministerio de Sanidad ha activado esta respuesta estatal lo más rápido posible, aunque idealmente esperaban lanzarla antes. El objetivo principal es mitigar los problemas de salud mental en la población afectada, reforzando tanto la red especializada en salud mental como los servicios sociales, que están recibiendo numerosas demandas. Queremos ayudar a despresurizar la red asistencial pública.
¿Cómo se organizan estas unidades sobre el terreno?
La coordinación sanitaria es fundamental, estableciendo protocolos con la red especializada. Tenemos equipos consultores formados por psiquiatras y psicólogos clínicos, aunque aún estamos buscando profesionales para estos puestos.
Los equipos de intervención psicosocial, ya en el terreno, están compuestos por cuatro profesionales, dos sanitarios (psicólogos generales sanitarios y terapeutas ocupacionales) y dos no sanitarios (trabajadores sociales, educadores e integradores sociales).
«No es solo intervención psicológica, sino una combinación de saberes para acompañar a las personas en su recuperación»
Entiendo que cada equipo tiene un enfoque multidisciplinar. ¿Qué significado tiene esto en la atención a las personas afectadas?
Cada equipo tiene un enfoque multidisciplinar, es decir, el abordaje que llevamos a cabo surge desde un modelo de intervención psicosocial. Esto significa que profesionales de diversas ramas trabajan de forma interdisciplinar para ofrecer un acompañamiento integral. No es solo intervención psicológica, sino una combinación de saberes para acompañar a las personas en su recuperación.
En ese sentido, Fundación Manantial tiene experiencia en ese tipo de atenciones, ¿no es así?
Fuimos elegidos para este proyecto por nuestra experiencia en la atención a la salud mental en el ámbito social y nuestro enfoque en la intervención comunitaria. Queremos destacar los determinantes sociales del sufrimiento en la salud mental, ampliando la mirada y poniendo el foco en esta dimensión social del sufrimiento, con el apoyo de otros profesionales.
¿Cuáles son las dolencias o los problemas más comunes que habéis detectado en las zonas afectadas por la DANA?
Las formas de expresión del sufrimiento son variadas, pero principalmente observamos estrés agudo, procesos de duelo por pérdidas, ansiedad y depresión. También hay mucha angustia, miedo, sensación de descontrol e inseguridad. A largo plazo, estas manifestaciones pueden traducirse en tristeza, rabia y necesidad de control.
«Uno de los objetivos es ayudar a despresurizar la red asistencial pública»
¿Hay algún perfil de edad o colectivo que se vea más afectado por estas secuelas psicológicas?
Estudios muestran manifestaciones comunes como falta de concentración, dificultad para conciliar el sueño y aislamiento. Algunas personas experimentan disociación, sintiendo que lo ocurrido es una realidad paralela. Estos fenómenos son frecuentes y los servicios ya están derivando casos con estas características.
¿Cuál será la metodología que empleará la USME para ayudar a las personas que os sean derivadas?
Estableceremos un plan de cuidados y acompañamiento individualizado. Recogeremos información, evaluaremos necesidades y pactaremos objetivos con cada persona. Queremos que este plan sea participativo y consensuado entre el afectado y el profesional de referencia.
¿Trabajaréis solamente a nivel individual, o también contempláis un enfoque más comunitario?
También abriremos espacios de trabajo comunitario. Habilitaremos grupos de encuentro para que las personas afectadas compartan sus malestares y construyan colectivamente una resignificación del sufrimiento. Creemos que socializar la angustia fortalece el sentimiento de pertenencia a la comunidad.
«Algunas personas experimentan disociación, sintiendo que lo ocurrido es una realidad paralela»
¿Habrá algún tipo de atención específica a colectivos como centros escolares o asociaciones que hayan sufrido especialmente el impacto de la DANA?
Queremos acompañar a entidades locales que llevan tiempo trabajando en la zona, reforzando sus plantillas y ofreciendo espacios de desahogo para sus profesionales, que también han sufrido los efectos de la DANA.
¿Qué duración tiene prevista este proyecto de las USME?
Tras una fase inicial de formación, la fase de intervención durará doce meses, hasta finales de julio de 2026. Luego habrá una fase final de evaluación.
¿Algún mensaje a la población que ha pasado por esta experiencia traumática?
Invitamos a la gente a que nos consulte y se interese por las oportunidades que podemos ofrecer. Queremos llegar a personas que quizás no se ven en una situación tan grave como para demandar atención especializada en salud mental.
Ofrecemos una intervención psicosocial y comunitaria, generando espacios seguros donde puedan hablar, estar acompañados y expresar su malestar. Los problemas graves ya están siendo atendidos, pero nosotros podemos abrir un hueco y dar respuesta a quienes no se sienten interpelados a acudir a otros servicios.