ENTREVISTA> Iker Carbonell / Futbolista (Alicante, 14-mayo-2004)
De rozar el ascenso con el Jove Español, a cruzar el Atlántico para jugar al ‘soccer’. La vida de Iker Carbonell ha cambiado radicalmente desde que decidiera dejar el fútbol español para probar suerte en la liga universitaria de Estados Unidos.
Actualmente este joven lateral derecho criado en San Vicente juega en el equipo de la Universidad Estatal de Oregón mientras que estudia Administración y Dirección de Empresas (ADE). Por teléfono desde el país del Tío Sam nos confiesa que echa de menos su tierra, lo cual parecer ser recíproco ya que -al poco de marcharse- el Ayuntamiento le reconoció como el Mejor Deportista Sanvicentero de 2024.
¿Cómo empezaste a jugar al fútbol?
Ya desde niño con dos o tres años de edad bajaba todas las tardes al parque para jugar al fútbol con mi hermano mayor. Nací en Alicante, pero cuando tenía unos siete años mis padres decidieron trasladarse a San Vicente porque pensaron que era un lugar mejor para criarnos.
Empecé jugando en el Betis Florida, y poco después entré en el Jove. De pequeño me solían poner de extremo, hasta que con la Selección Valenciana sub-12 quisieron darme toda la banda. Al firmar en el Elche CF me tuvieron de extremo otra vez varios meses, pero al final me bajaron definitivamente a lateral.
«Aquel Jove de la 23-24, más que un equipo era como una familia»
Estando en el Ilicitano, te surge la oportunidad de regresar al Jove en el mercado de invierno de la 23-24. El club hizo su mejor temporada en años, aunque finalmente no conseguisteis ascender a Segunda RFEF. ¿Cómo recuerdas esa experiencia?
Esta temporada empezó siendo un poco dura para mí, porque esperaba tener un papel importante en el Ilicitano. Sin embargo el entrenador no contó conmigo y perdí un poco la ilusión. Por eso decidí volver a San Vicente con mi familia y sinceramente… fueron de los mejores meses de mi carrera.
Fue una experiencia increíble… aunque el día que perdimos el ascenso quizás haya sido el más difícil desde que juego al fútbol. Recuerdo que todo el pueblo estaba volcado y la gente confiaba mucho en nosotros… Así que me quedó una espina muy grande.
¿Cuál crees que fue la clave para que ese equipo funcionara tan bien? ¿Y qué os faltó para no haberos ahogado justo en la orilla?
Lo mejor del equipo es que éramos una familia. Todos disfrutábamos mucho del día a día y de estar con los compañeros. Eso se notaba en los partidos, porque cuando saltábamos al campo nos sentíamos más como un grupo de amigos. Si veías un compañero mal, peleabas por él. Y sabías que él iba a hacer lo mismo por ti.
Quizás solo nos faltó la suerte del fútbol. A veces pasan cosas que un día son para ti, pero otros son para el rival. Y aquel día su delantero suplente salió con la pierna mala, y la metió en la escuadra desde fuera del área en el minuto 87. Cuando te pasa algo así… poco más puedes hacer.
«En infraestructuras y trato al deportista, el fútbol universitario estadounidense es espectacular»
En esta última temporada has estado en el UCAM, y ahora… en Oregón. ¿Cómo te surgió la oportunidad de ir a EEUU?
Siempre desde pequeño había tenido la ilusión de ir a EEUU. Ya tuve una oportunidad cuando estaba en el Ilicitano, pero por temas de estudios no pude venir. Ahora volvieron a contactar conmigo, y me dijeron que con las buenas notas que había sacado en la UCAM podían matricularme en la universidad de Oregon. Así que no me lo pensé.
¿Qué tal te estás adaptando a EEUU, tanto a nivel futbolístico como de vivir allí?
Está siendo un poco duro, porque yo estoy en un pueblo y aquí la vida es totalmente distinta a lo que uno se puede imaginar cuando sueña con vivir en EEUU. La gente también es muy diferente a los españoles. Y evidentemente al principio el tema del idioma es complicado porque no siempre sabes expresar bien lo que sientes.
Por otra parte a nivel de infraestructuras y de atención al futbolista es increíble. Por ejemplo el Elche, que es un club de Primera División, ya te digo que no tiene las instalaciones que tenemos aquí. Te hacen sentirte un deportista muy profesional.
«Cuando sales al extranjero, te das cuenta que como en España… no se vive en ningún sitio»
¿Cómo viven el fútbol los estadounidenses? Mi sensación es que cada vez les gusta más, pero sigue habiendo otros deportes con mucha mayor repercusión.
Sí, tal cual. El fútbol americano y el baloncesto son aquí los deportes más importantes y que más dinero mueven. Incluso a nivel universitario un entrenador puede estar cobrando tranquilamente sus tres millones de euros por temporada.
Aún así el fútbol está creciendo y vemos que la gente cada vez se interesa más. Hace poco me invitaron a una escuela para jugar al fútbol con los niños, y varios llevaban camisetas del Madrid y del Barça o me decían que su ídolo era Lamine Yamal. Unos años antes eso aquí era impensable.
¿Te gustaría hacer una gran carrera en EEUU o concibes esta experiencia como una etapa provisional?
Sí, mi idea es volver. Al final cuando sales te das cuenta que como en España… no se vive en ningún sitio (risas). Ya solo el poder estar con tus amigos y salir una tarde con ellos para despejarte, eso es felicidad.
Por cierto. Me hizo mucha ilusión ganar el premio a Mejor Deportista de San Vicente. Además sentí aquello también como un reconocimiento a la temporada que hicimos en el Jove. Ojalá pudiera algún día volver al equipo y conseguir ese ascenso, porque es una espinita que todavía tengo clavada.