Entrevista > Francisco Martínez / Músico solista y Catedrático de saxofón (Sant Joan d’Alacant, 1-mayo-1959)
Francisco Martínez es un músico de renombre internacional cuyo talento lo ha llevado a escenarios de todo el mundo. Desde sus comienzos en la banda La Paz, Martínez ha construido una carrera prolífica como saxofonista, director, catedrático y promotor de actividades artísticas. En esta entrevista, el músico y docente comparte sus experiencias y reflexiones sobre el panorama musical actual sin olvidar sus raíces en Sant Joan.
Tu formación musical te llevó por los conservatorios de Alicante y Madrid, pero fue en Francia donde terminaste de pulir tu técnica. ¿Cómo influyó en ti esta doble perspectiva?
La gran diferencia, aunque te parezca una tontería, la noté al asistir a cursos de formación en Niza. Estos cursos, de veinticinco o treinta días, eran muy importantes en aquella época.
Allí conocí a Daniel Deffayet, entonces profesor del Conservatorio Superior de París, y me enamoré de su manera de tocar y enseñar. Hice ocho cursos grandes y cuatro o cinco pequeños con él, además de sesiones en París. Después, comenzamos a colaborar en cursos juntos. De hecho, el curso de Benidorm lo fundamos con el director de la banda local, y Daniel Deffayet venía cada año, lo que me permitía ejercer como su profesor asistente.
Y en cuanto a las diferencias entre España y Francia, ¿qué era lo que más te llamaba la atención?
Lo que me llamó la atención era que en Francia, los conciertos con orquesta sinfónica, se cobraba entrada, unos quince o veinte euros en los años setenta, lo cual muestra el valor que para el público tenía la música. En España, en cambio, los conciertos eran gratis. Esto refleja un poco lo que pasa en la Comunitat Valenciana, donde los conciertos suelen ser gratuitos y ofrecidos por las bandas de música.
«Trabajar en docencia me permitía más libertad para viajar o hacer conciertos»
¿Cómo crees que esta diferencia en la valoración económica de la música influye en el desarrollo profesional de los músicos?
Influye mucho. Es difícil encontrar grupos de cámara en la Comunitat Valenciana que puedan ofrecer contratos con seguridad social y nóminas a sus músicos, como nosotros hacíamos con nuestro grupo, que tenía un presupuesto anual para ello. Mis colegas de València me dicen que eso es muy complicado.
Has estado en el profesorado desde 1982. ¿Qué te impulsó a dedicarte también a la docencia?
En el instrumento que toco, el saxofón, el campo de acción se limita principalmente a la banda de música. En mi época, había muchas bandas profesionales militares, además de las municipales. Pero a mí me gustaba la interpretación de música clásica, como lo he hecho con mi grupo.
La docencia me permitía más libertad para viajar, hacer conciertos, etc. Además de los conciertos con el grupo Sax-Ensemble, he tenido la suerte de tocar con orquestas sinfónicas. El año pasado, por ejemplo, estrené una obra en Trento, Italia, con la Orquesta Filarmónica de Venecia, de un compositor español. En total he podido realizar siete estrenos mundiales de conciertos de saxofón y orquesta.
«En su momento la banda La Paz representó todo para mí»
Más allá de la docencia, tu actividad musical ha sido constante. Has estrenado más de 330 obras y grabado veintiún discos y DVD. ¿Cómo logras mantener ese ritmo creativo?
Soy músico de música clásica y profesor, pero desde el principio tomé una dirección clara: la creación de obras de mis compositores contemporáneos, compañeros míos de mi época, tanto europeos como americanos. Me dedico a la escena de la música actual, que es diferente a la música pop o tecno, que depende de las corrientes que el público marca.
Hablando de tus inicios en Sant Joan, ¿qué rol representa para ti en tu trayectoria la banda de música La Paz?
Para mí, en su momento, representó todo. Los recuerdos que tengo de entonces son fantásticos. Empecé en la banda de música con D. José, que fue el anterior Don Antonio Climent. Hubo un momento en que D. José se fue y la banda se cerró.
Con Juan Antonio Orts, que continuábamos como únicos músicos que íbamos a la academia a estudiar y luego, con José Tomás Baeza y su hermano Rafael, hicimos una reunión para refundar la banda de música. Recuerdo todo eso con mucho cariño.
«He tenido la suerte de tocar con orquestas sinfónicas»
El grupo de cámara Sax Ensemble ha sido una parte importante de tu vida, con casi treinta años de trayectoria y un Premio Nacional de Música. ¿Qué huella te gustaría que hubiese dejado en la gente?
Ha sido la parte central de mi vida, porque le he dedicado muchísimo tiempo. Gestionar un grupo que tiene que funcionar como una empresa es terrible. Había que dejarlo porque no se dan las condiciones actuales para que un grupo de cámara pueda funcionar. En el camino nos queda que fuimos el primer grupo en recibir el Premio Nacional de Música en España.
Después de una vida dedicada a la música, ¿qué mensaje transmitirías a los jóvenes músicos?
El mensaje es que la música es un trabajo muy bonito. Para los que hemos tenido la suerte de trabajar en la música, es una profesión que se disfruta. Estás tocando un concierto y disfrutas de lo que estás haciendo, de lo que oyes, de la interacción con tus compañeros y con el público.