Entrevista > Rosa Blasco / Directora y psicóloga del Centro de Día de Aadisa en Alfafar (València, 14-diciembre-1963)
En el corazón de Alfafar, la Asociación de Ayuda a la Diversidad Funcional en Alfafar (Aadisa) lleva más de cuatro décadas brindando un hogar y una oportunidad a personas con discapacidad intelectual.
Hablamos con Rosa Blasco, directora del centro de día, sobre la evolución de la asociación, los retos que enfrentan, y el impacto transformador que tienen en la vida de sus usuarios y sus familias.
Son más de cuatro décadas trabajando en Alfafar. ¿Cómo surgió la asociación y de qué forma ha evolucionado hasta convertirse en el centro de día que conocemos hoy?
La asociación se formó porque no había centros suficientes para atender a los niños con discapacidad intelectual. Inicialmente, funcionó como un centro de educación especial, pero con el tiempo, esos niños crecieron y necesitaban un centro de día. Así que, progresivamente, transformamos el centro.
El espacio lleva funcionando más de veinte años. En la Comunitat Valenciana cada vez hay más centros, pero Aadisa fue pionero en Alfafar. ¿Qué significó la apertura del centro para la comunidad?
La apertura del centro y el aumento de plazas supuso un gran alivio para las familias de la zona. Les ofrecimos un lugar donde poder traer a sus hijos, una alternativa muy necesaria en aquel momento.
«Ofrecemos programas de ocio y actividades externas para visibilizar al colectivo»
Este centro es concertado, ¿cómo se financia y cuál es el papel del Ayuntamiento?
El centro está concertado con la Consellería de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, que financia su funcionamiento. El Ayuntamiento, por su parte, cedió el suelo municipal para la construcción del centro.
¿Qué tipo de necesidades cubren en el centro de día y cómo se traduce eso en el día a día de los usuarios?
Se cubren necesidades básicas y ofrecemos un respiro a las familias. Los usuarios llegan en autobuses y participan en diversas actividades, desde fisioterapia y psicología hasta actividades lúdicas y de mantenimiento de habilidades.
¿Cuál es el perfil que atienden en el centro?
Atendemos a personas con una amplia variedad de perfiles, desde parálisis cerebral y autismo hasta síndromes diversos y epilepsias. Todos tienen en común una grave discapacidad intelectual, con un grado de dependencia 3 y una afectación severa.
Además de los cuidados básicos, ¿qué tipo de programas de ocio ofrecen y qué impacto tienen?
Ofrecemos programas de ocio y actividades externas para visibilizar al colectivo. Salimos a centros comerciales, bares, el Bioparc o a realizar actividades ecuestres, siempre que la economía lo permita.
«El Ayuntamiento cedió el suelo municipal para la construcción del centro»
¿Cómo trabajan con las familias, teniendo en cuenta que pasan mucho tiempo con sus familiares en casa?
Orientamos a las familias sobre la problemática que puedan tener en casa. A veces, el comportamiento de los usuarios es diferente en el centro y en el hogar, por lo que les ofrecemos pautas para mejorar la situación familiar.
El transporte es fundamental, ¿de qué forma gestionan las rutas y qué desafíos enfrentan?
Lo cierto es que el transporte es complicado, especialmente con los diecinueve usuarios que van en silla de ruedas. Tenemos problemas con las empresas de transporte por la falta de autobuses adaptados y la extensión de las rutas.
¿Dónde recogen a los usuarios?
Tenemos tres rutas que cubren toda Valencia y municipios cercanos, llegando hasta Alcácer, Picassent, Paiporta, Picanya, Mislata, y otros. Las rutas son largas, caras y complicadas.
«Inicialmente funcionó como un centro de educación especial, pero, con el tiempo, esos niños crecieron y necesitaban un centro de día»
Las plazas son asignadas por la Consellería. ¿Cómo afecta esto a la integración de los usuarios y a la posibilidad de que personas de Alfafar accedan al centro?
Al venir las plazas asignadas, a veces tenemos usuarios de fuera mientras que personas de Alfafar están en otros centros. Intentamos hacer permutas, pero es difícil porque las familias no quieren cambiar de centro una vez que se han adaptado.
¿Cómo es la relación del centro con el municipio, más allá de las familias de los usuarios?
Tenemos una relación muy cercana con el Colegio Público La Fila, que nos invita a participar en muchas de sus actividades.
La Dana afectó gravemente al centro. ¿Cuánto tiempo estuvo cerrado?
Estuvimos cerrados unos veinte días. Pudimos abrir relativamente pronto gracias a la ayuda de muchos voluntarios. La necesidad de las familias era grande, y gracias a la colaboración, pudimos limpiar el centro y reanudar la actividad.
¿Podría compartir algún caso que refleje el valor del centro y la mejora que experimentan los usuarios?
Recuerdo el caso de una chica que llevaba siete años sin salir de casa. Desde que está en el centro, ha normalizado su vida, sale con su familia y ha perdido el miedo al mundo exterior.
¿Qué consejo le daría a una familia que necesita ayuda para un familiar con discapacidad, pero que no sabe cómo acceder a una plaza en su centro?
Lo primero es acudir a los trabajadores sociales de su localidad y solicitar una plaza en la Consellería. Pueden visitar nuestro centro y, si les gusta, incluirlo como preferente en su solicitud.