Corría el 12 de agosto de 1900 cuando la afición taurina de Alicante vio por primera vez en su plaza a un novillero tomando la alternativa. El agraciado fue el jumillero Bartolomé Jiménez ‘Murcia’, quien recibió los trastos del matador vasco Luis Mazzantini con ganado de Anastasio Martín.
Aprovechando que se cumplen 125 años de esta efeméride, hemos querido recordar la enorme historia de nuestra Plaza de Toros. Hablamos de uno de los edificios más antiguos de nuestra ciudad; que no solo ha albergado corridas, sino también eventos tan variopintos como conciertos, deportes, atracciones navideñas e, incluso, llegó a utilizarse como prisión política.
Construcción
A mediados del siglo XIX la tauromaquia cada vez estaba más de moda en España. Tras superar diversas guerras, nuestro país por fin podía permitirse pensar también en tiempo de ocio.
En Alicante las corridas y espectáculos taurinos se celebraban en una pequeña plaza de madera ubicada cerca del Teatro Principal, aunque a veces se utilizaban otros espacios abiertos como la propia plaza del Ayuntamiento.
Hasta que las autoridades políticas consideraron que la ciudad ya merecía tener una gran plaza de referencia. La construcción fue encargada al arquitecto Emilio Jover, autor de otros grandes edificios alicantinos de la época como el Principal o el antiguo mercado que estaba en la Puerta del Mar.
Como emplazamiento se eligió la zona de Campoamor, ya que entonces quedaba totalmente en la periferia de la ciudad. Fue inaugurada en 1848.
En 1911 se produjo la única cogida mortal en la historia de la Plaza
Reforma
Aquella plaza primitiva era bastante más pequeña que la actual. No obstante décadas después se le realizó una gran ampliación, tanto por el deterioro que ya iba mostrando como por el crecimiento demográfico de Alicante, que había pasado de unos 20.000 habitantes a 40.000.
Así pues el Ayuntamiento volvió a encargar el proyecto a otro arquitecto local de referencia como era Juan Guardiola Picó. La reforma incluía la construcción de un segundo piso para así aumentar el aforo hasta los 15.000 espectadores. La nueva plaza abrió sus puertas con una corrida celebrada en julio de 1888.
El régimen franquista la utilizó para encerrar a presos políticos republicanos
Alternativas históricas
Para quien no esté demasiado familiarizado con el argot de la tauromaquia, el acto de ‘tomar la alternativa’ consiste en una especie de ritual por el cual una joven promesa del toreo deja ya de lidiar novillos para enfrentarse a reses mayores. El torero más experimentado del cartel hace de padrino, cediéndole sus trastos -la muleta y el estoque- para que lidie y dé muerte al primer toro de la corrida. En argot deportivo, se podría considerar un ascenso a Primera División.
Si bien la primera alternativa conocida se produjo en 1801, en aquella época la tauromaquia aún era una actividad practicada de manera bastante popular y desorganizada. Pasaron décadas hasta que se fueron creando entidades y registros formales que regularan de alguna manera todo aquello que pasaba sobre la arena. Por eso no fue hasta finales del siglo XIX cuando se popularizó la práctica de tomar alternativas.
Como comentábamos antes, para ver este acto en Alicante hubo que esperar hasta 1900. Cuatro años más tarde tendría lugar otro momento histórico, cuando Julio Martínez ‘Templaíto’ se convirtió en el primer alicantino que tomó la alternativa. Lo hizo delante de su propia gente, en una Plaza de Toros abarrotada de público ya que la cita había levantado considerable expectación en la ciudad. Su padrino fue Antonio Montes ‘Lagartijillo’.
Eso sí, no todo lo vivido en la Plaza alicantina han sido episodios gloriosos. En 1911 el diestro andaluz Manuel Díaz perdió la vida sobre la arena tras ser embestido por su toro. Aquella fue la primera -y afortunadamente a día de hoy la última- cogida mortal que ha visto este coso.
Entre otros muchos deportes, la Plaza albergó partidos de la Copa Davis de tenis
Otros usos
Durante muchos años, hasta la construcción del estadio José Rico Pérez en 1974, la Plaza de Toros fue la principal infraestructura de la ciudad concebida para albergar espectáculos. En otras palabras, no había ningún otro espacio cerrado donde cupieran más espectadores.
De ahí que este emplazamiento también haya sido elegido para albergar todo tipo de espectáculos culturales o competiciones deportivas. Por ejemplo durante el siglo XX eran frecuentes los combates de boxeo, y hace unos veinte años incluso se convirtió en una cancha de tenis para la Copa Davis. También se han realizado aquí numerosos festivales de bandas, y conciertos de grandes artistas.
En 1939, tras acabarse la Guerra Civil, las autoridades franquistas también aprovecharon las grandes dimensiones de esta infraestructura para convertirla en una prisión provisional de presos políticos republicanos. Esto se debió a que, al principio de la Dictadura, el nuevo régimen quiso encarcelar a tantas personas en España que las cárceles se saturaron totalmente. Por suerte esta lamentable función no se prolongó demasiado tiempo.
Más recientemente se ha utilizado para colocar atracciones navideñas. De hecho todavía sigue siendo el lugar oficial de recepción para los Reyes Magos, antes de que Sus Majestades comiencen a realizar su clásica cabalgata por el centro de la ciudad.
Casi dos siglos de historia
Lo que nunca ha variado en sus cerca de dos siglos de historia es que la Plaza de Toros siempre ha seguido cumpliendo su función original. Aquí se han lidiado miles de corridas épicas, como aquellos duelos entre Pacorro y el Tino, o los regresos a casa de los Manzanares padre e hijo. Desde que surgieron las Hogueras de San Juan en 1928, se organiza una feria taurina fija en esas mismas fechas que todavía hoy perdura.
Para conocer más sobre el pasado de este histórico coso recomendamos la visita a su propio museo, de entrada gratuita y abierto al público también en agosto.