En la ciudad de Nueva York existe un barrio conocido como ‘Little Italy’ (en español, la pequeña Italia). Se trata de un pequeño número de calles con comercios de sello transalpino y cuyos vecinos poseen su origen migratorio en este país europeo. Muchas películas norteamericanas se han ambientado en dichas calles. Hoy en día de la pequeña Italia de Nueva York apenas queda rastro.
El efecto contrario está sucediendo los últimos años en un barrio concreto de València. Restaurantes italianos hay por doquier. En cualquier ciudad de España (del mundo), pero tal concentración como en el barrio del Ensanche no. Empezaron unos pocos por la plaza de Cánovas y ahora se extienden hasta Ruzafa y Monteolivete en una sorprendente maniobra de colonización gastronómica.
Mayoría
En el barrio del Ensanche tradicionalmente ha habido restaurantes de cocina internacional. Varios franceses, indios, coreanos, japoneses… ¡hasta checos! No obstante, la cocina italiana ha terminado imponiéndose. Y por amplia goleada.
De los pocos que empezaron en la calle Salamanca, plaza de Cánovas y calle Conde Altea, fundamentalmente, ahora se multiplican en Císcar, saltan al otro lado de la plaza de Cánovas y ya comienzan a sortear el Antiguo Reino de València para adentrarse en Ruzafa y Monteolivete.
Este aumento se explica por situarse en el corazón de València y en uno de los barrios más ‘in’
Visitantes ilustres
Gracias a situarse en el corazón de València y en uno de los barrios más ‘in’ de la ciudad, algunas de sus pizzerías se han beneficiado de la visita de conocidos comensales. Tal es el caso de la Lambrusquería, uno de los restaurantes más longevos en El Ensanche. Con una decoración romántica que seduce a multitud de parejas, ahí han cenado rostros conocidos.
Desde el propio restaurante situado en la calle Conde Altea del ‘cap i casal’, así lo confiesan: “George Clooney comió aquí. Se pidió todos los entrantes que tenemos en la carta… y luego se pidió un plato de spaghetti al pomodoro”.
De izquierda a derecha la calle Conde Altea aparece salpicada de locales de origen italiano
De incógnito
Para muchos entre los restaurantes más bonitos de València (así aparecen en varios ránkings), Apotheke representa una oferta de lo más original. Destaca no sólo por la belleza de su diseño y decoración, sino también por ser el primer ‘speakeasy’ de la ciudad. ¿Y qué es esto? Pues se trata de fundar un local ambientado en la antigua Ley Seca que establecía la prohibición y distribución de la venta de alcohol.
Tanto es así que cuando el cliente llega a las puertas del local da la impresión de que el mismo se halle cerrado. Como en los tiempos de Al Capone, el cliente debe tocar e identificarse con un ‘santo y seña’ que previamente habrá recibido y que le permitirá acceder a un local donde además de cenar podrá disfrutar de una excelente coctelería.
Il Cortile, De Gustibus e Il Pizzaiolo no tuvieron miedo y abrieron también sus restaurantes
Conde Altea, superpoblada
Desde los primeros números de la calle Conde Altea, con Don Fragolino, los puntos gastronómicos de origen italiano se multiplican en la que tal vez sea la calle con mayor oferta de restauración por número de portales de toda la ciudad. De izquierda a derecha es raro no avanzar más de media docena de portales hasta que aparece el sello transalpino.
Osteria Da Gianni, Don Salvatore, Lambrusqueria, A Scarpetta, Angolo Divino… la oferta es amplia y dirigida tanto para familias, como para parejas, reunión de amigos o incluso citas de trabajo. Y eso solo en una de las calles del Ensanche. Pero hay más en sus paralelas y perpendiculares.
De Gustibus, en la calle Burriana está regentado por romanos. Amenizan el ambiente con vinilos que dejan pinchar a los comensales y sorprenden con platos “sorpresa”. Este restaurante italiano, como casi todos los demás, incorpora la posibilidad de encargar pizzas a domicilio.
Recién llegados y caídos
Los últimos años nuevos restaurantes italianos no se han sentido intimidados por la profusión de locales del mismo sector en tan pocos metros de distancia. Su apuesta pasa por diferenciarse, bien por precio, bien por decoración o bien por amplitud de su carta.
Il Cortile, que posee varios reconocimientos nacionales en lo que a pizzas se refiere, no se contentó con sus locales en La Cañada, Santa Bárbara y la calle Cortes Valencianas de València, sino que apostó y asentó una de sus pizzerías en la calle Burriana a tan solo unos metros, en la misma acera de otra restaurante italiano.
Il Pizzaiolo, que también disfruta de locales en Madrid, apostó por la calle Císcar, en un número algo más alejado del bullicio de la plaza Cánovas y de la concurridísima Conde Altea. Amplía su oferta más allá de la pasta y la pizza y de momento funciona su propuesta.
No ha sido así el caso de Artisti Trattoria que tras unos años de trabajo irregular colocó el cartel de se traspasa a principios de verano pese a su buena ubicación en la calle Císcar frente al concurridísimo horno Miguel Martínez.