Pues que hemos hecho una fortunita. Y nos recomiendan que pongamos parte de nuestro dinero en manos de un asesor financiero, para ayudarnos a invertir en lo que merece la pena. Estábamos entre un ‘youtuber’ o ese tipo de ahí tan serio y circunspecto, el de la barba recortada y sombrero con pluma. El que viste un dobladillo oscuro de terciopelo y túnica larga y ajustada.
Sí, el que porta la vara de mando. Bueno, eliminemos algún anacronismo y pongámonos en situación y época. La familia bien eran nada menos que los Reyes Católicos, quienes con su matrimonio habían sellado la unión de las coronas de Castilla y Aragón, y el asesor era el valenciano (aunque algunas fuentes ubican su natalicio en la aragonesa Daroca) Luis de Santángel y Centelles.
Tanto montan
Sin embargo, no todo es tan sencillo. Comencemos por los Reyes Católicos. Según el refrán: “tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”. Una forma de reafirmar la entente entre Isabel I de Castilla (1451-1504) y Fernando II de Aragón (1452-1516), que iba a conformar la actual España mediante la unión de dos reinos cuyas coronas tenían un Trastámara debajo.
Los Trastámara, de origen gallego (de ‘Trans Tamaris’, más allá del río Tambre, que corretea alegremente por La Coruña o A Coruña hasta que lo amansan en el embalse de Barrie de la Maza, por Negreira), se convertían así en reunificadores de la antigua Hispania romana, más al reconquistar las tierras bajo dominio musulmán, proceso culminado en 1492 con la toma de Granada.
Reunificaban así los Trastámara la antigua Hispania romana
Cambio de eras
1492 es un año para tener muy en cuenta en esta historia, la que imbricaría vida y destinos de Luis de Santángel (1435, 1438 o 1439, según donde mires, hasta 1498) con los Reyes Católicos. Entre otras cosas, el que marca para muchos historiadores el fin de la Edad Media (siglos V al XV) y el comienzo de la Moderna (XV al XVIII).
¿Debido a este hecho? No: un marinero de brumoso origen, Cristóbal Colón (quizá 1451-1506), desembarcaba el 12 de octubre de 1492 en una isla del Caribe (creyendo que había llegado a las Indias) junto a parte de su tribulación de noventa hombres, distribuidos en las carabelas (embarcaciones de vela, utilizadas entre los siglos XV y XVI, para exploración y comercio por sus capacidades, como la de navegar a contracorriente) Pinta, Niña y Santa María.
Se abría en 1492 la espita para los descubrimientos por motivos geopolíticos
Otras fechas
A partir de entonces, por motivos geopolíticos y comerciales (la necesidad de no perder comba en el futuro colonialismo), se abría la espita de los descubrimientos. Frente a otras importantes fechas propuestas para el cambio de eras, como la caída de Constantinopla (1453) o, más tardíamente, la Revolución Francesa (1789), la presente habría de tener unas repercusiones incluso más profundas que las anteriores.
¿Descubrir? Hace falta capital, y ya nos acercamos a Santángel. Colón tiene un proyecto, pero ya decíamos que un natalicio que esconde. No es muy afecta al judaísmo la nueva Corona regente, amparada en una Iglesia católica que apoya tanto a Isabel y Fernando (poseía más peso el reino castellano) que hasta el papa valenciano, de Xàtiva, Alejandro VI (1431-1503) los nombra Católicos.
Aquí Santángel cobró gran peso como hombre de confianza de la Corona
Florines gastados
El caso es que 1492 es también el año de la expulsión de los judíos de España. Pero volvamos a las financiaciones, porque lo cierto es que los Reyes Católicos, económicamente, están caninos, aunque luego la expropiación de los bienes de los expulsados aliviaría algo. Habían pedido dos préstamos (con un collar y la corona de Isabel como garantía) a la ciudad de València, para la toma de Baza.
29.000 y 35.000 florines (no habría una equivalencia exacta, pero los mercados, por el peso en oro, de alta ley, unos 3,5 gramos, atribuyen unos 210 euros por florín; o sea, más de seis y siete millones de euros, respectivamente). Y ahí que Colón, posible judío converso, quizá genovés, valenciano incluso para algunos, viene con proyecto muy atractivo. Pero no hay dinero.
Préstamo crucial
Entran los Santángel en escena: linaje aragonés, judíos conversos, establecidos en València desde este siglo XV. Luis de Santángel, de hecho, había cobrado un gran peso en tierras valencianas como receptor de las rentas y pecunias del Patrimonio Real y hombre de confianza de la Corona. Tras escuchar los proyectos del marinero, se vino arriba: él pondría el dinero (oficialmente, los Reyes), unos 17.000 florines (más de tres millones de euros).
Le vino bien la iniciativa del empréstito (préstamo): entre tanta persecución, Santángel, que había llegado a ser escribano de ración (una mezcla de asesor financiero pero también de la administración doméstica, de las raciones) de la Casa Real, lo de América le fortaleció: los monarcas lo defendieron ante la Inquisición y hasta, en su invierno vital, le concedían, el 30 de mayo de 1497, los estatutos de limpieza de sangre.