Elche guarda en su subsuelo un relato que ahora comienza a salir a la luz. Tras casi una década de excavaciones sistemáticas, el proyecto Domus-La Alcudia, coordinado por la Universidad de Alicante con el apoyo del Ayuntamiento ilicitano, ha logrado documentar por primera vez la secuencia integral de ocupación del histórico enclave de Ilici, desde el siglo IV a.C., en plena época ibérica, hasta la contemporaneidad.
El hallazgo no solo confirma la riqueza del yacimiento, donde se encontró la célebre Dama de Elche, sino que obliga a reescribir parte de la historia urbana de la antigua ciudad. “Lo que hemos conseguido es de enorme valor histórico y científico: hemos pasado de un relato fragmentario, lleno de idealizaciones, a una secuencia material y continua que muestra la vida de Ilici a lo largo de más de dos mil años”, afirma Sonia Gutiérrez, catedrática de Arqueología de la UA y directora del proyecto junto a los profesores Julia Sarabia, Jesús Moratalla y Victoria Amorós, todos ellos del área de Arqueología de la UA.
La metodología del proyecto Domus ha sido innovadora. El equipo excavó en un sector inexplorado del noreste de La Alcudia, entre dos grandes viviendas romanas. Allí, en lugar de buscar los niveles más antiguos desde el inicio, trabajaron descendiendo por capas desde la época contemporánea hacia la ibérica, reconstruyendo en sentido inverso la historia del lugar.
Este proceso ha permitido “deconstruir críticamente” la leyenda de las ciudades superpuestas y sustituirla por una narración más ajustada a la evidencia arqueológica. Según Gutiérrez, “cada estrato nos ha devuelto un paisaje distinto: de villa agrícola a ciudad episcopal, de urbe bajoimperial a enclave fortificado en plena Guerra Púnica. Es un relato complejo y fascinante que muestra la capacidad de La Alcudia para reinventarse una y otra vez”.
Los niveles más antiguos remiten al siglo IV a.C., cuando existía ya un asentamiento con muros de arcilla y estructuras domésticas similares a otros documentados en el lugar. Poco después, en la segunda mitad del siglo III a.C., se produjo un salto cualitativo con la construcción de un complejo fortificado sobre uno de los puntos más elevados del yacimiento.
El hallazgo de un zócalo de mampostería con alzado de adobes reforzado por vigas verticales, junto con una moneda hispano-cartaginesa, sitúa esta construcción en plena Segunda Guerra Púnica. “Esta ciudadela o ‘arx’ sugiere que Ilici tuvo un protagonismo militar y urbano mucho mayor del que pensábamos, comparable al de otros asentamientos próximos como el Tossal de Manises. No era un asentamiento secundario, sino una ciudad con peso en un momento clave de la historia mediterránea”, explica Gutiérrez.
Revalorización del periodo tardorromano
Uno de los grandes giros que aporta Domus es la revalorización del periodo tardorromano. Hasta ahora se creía que la fundación colonial en tiempos de Julio César y Augusto había dejado una impronta urbana más visible. Sin embargo, los restos más consistentes en el área excavada corresponden a los siglos IV y V d.C., cuando la ciudad desarrolló una compleja trama urbana con calles, edificios y servicios que sobrevivieron hasta época visigoda.
La excavación de un cruce de calles (cardo y decumanos) ha permitido establecer la medida de las manzanas urbanas (11,8 x 5,9 metros) y documentar un sistema hidráulico que abastecía y saneaba las calles y edificios de la ciudad mediante tuberías de plomo y cloacas subterráneas. También se han identificado ‘tabernae’ (tiendas, talleres y almacenes) que continuaron en uso hasta la época visigoda.
“Por primera vez tenemos la posibilidad de caminar por una trama urbana romana bien documentada en La Alcudia. No son solo muros aislados, sino la ciudad en su conjunto, con sus calles, comercios y servicios. Esto cambia radicalmente la imagen que teníamos de Ilici”, destaca la arqueóloga.
La historia no se detiene con la caída del Imperio romano. El registro excavado muestra que, tras siglos de esplendor, el espacio se transformó en un paisaje agrícola andalusí, con casas, silos, bancales y acequias. En la Edad Moderna, La Alcudia se convirtió en cantera y finalmente en terreno de cultivo, hasta que el interés por la arqueología devolvió protagonismo a sus piedras.
“Lo apasionante es comprobar cómo un mismo lugar cambia de función y de significado tantas veces. El campo se convierte en ciudad, la ciudad en campo, el campo en cantera, y el pasado resurge de nuevo como patrimonio cultural”, reflexiona Gutiérrez.
El proyecto no se limita a la excavación. En paralelo, se está trabajando en un programa de musealización y puesta en valor, con delimitación de espacios, paneles explicativos, reconstrucciones visuales y material didáctico que permitirá que cualquier visitante comprenda la historia descubierta.
“La ciencia no debe quedarse en los artículos académicos. Tenemos la obligación de compartir lo aprendido con la sociedad. Hacer inteligible lo que hemos descubierto es tan importante como excavar”, subraya Gutiérrez. Y para hacerlo posible, los directores del proyecto junto los investigadores predoctorales Victoria Quesada y Miguel Ángel Fenoll, los peones José Efrén y Gustavo Hernán Jiménez y un amplio equipo del INAPH (Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico), aborda en paralelo la labor de musealización del proyecto que aspira a integrar su secuencia en el patrimonio visitable del yacimiento de la Alcudia en el marco de su plan director. “Con la colaboración de la restauradora y artista Begoña Movellán de Arquetype y la empresa Alebus estamos acometiendo un proyecto integral de consolidación y puesta en valor, que incluye delimitación funcional de los espacios, circuitos explicativos, restituciones estratigráficas y ejes temporales, paneles reconstructivos y material didáctico, porque estamos convencidos que la ciencia no es solo comprender sino también explicar y es nuestra responsabilidad transferir el conocimiento adquirido durante estos años, no solo a los académicos sino a la sociedad en su conjunto”, recalca Gutiérrez.
En este sentido, el vicerrector de Investigación de la Universidad de Alicante, Juan Mora, señala que “el proyecto Domus, dirigido por la profesora Sonia Gutiérrez, es un ejemplo magnífico de la investigación de excelencia que se realiza desde la Universidad de Alicante en el área de Arqueología, pero también de cómo la investigación es capaz de incrementar nuestro conocimiento histórico y, al mismo tiempo, generar un impacto social y cultural de primer orden”
Aunque el trabajo de campo en este sector concluye, el proyecto no se detiene. El próximo objetivo será reestudiar el frente nororiental de La Alcudia, contextualizar los restos visibles y reinterpretar las domus circundantes a la luz de los nuevos datos. “Lo que comenzó como un pequeño sondeo se ha convertido en una gran historia. Pero aún queda mucho por contar. La Alcudia es un libro abierto que nos sigue regalando páginas inéditas”, concluye la arqueóloga.