El comercio de Benidorm, tradicionalmente considerado la locomotora comercial de la Costa Blanca, ha cerrado el verano de 2025 con un balance muy negativo. Según la Asociación Independiente de Comerciantes (AICO), la campaña estival ha sido “la peor en años”, con descensos de facturación que en muchos casos superan el 40% respecto al ejercicio anterior.
La situación genera gran preocupación en un sector que se siente “abandonado” por las instituciones y que advierte de un deterioro progresivo de la imagen comercial de la ciudad. “Benidorm está perdiendo atractivo para el visitante de día y para el cliente local, y eso amenaza con cambiar el modelo económico de la ciudad”, asegura el secretario general de AICO, Juanjo Camarasa.
Un arranque muy negativo
Los datos recabados por la patronal, a través de encuestas internas entre sus asociados, revelan la magnitud del problema. En junio, un 70% de los negocios registró pérdidas de entre un 11 y un 30% en comparación con 2024. Lejos de mejorar, la situación empeoró en julio, cuando un 94% de los comerciantes encuestados declaró haber vendido menos que el año anterior. De ellos, casi la mitad reconoció descensos muy severos, con caídas de entre un 31 y un 50%.
Agosto, mes que suele marcar la diferencia en la temporada alta, ofreció un ligero respiro con un repunte medio de entre el 15 y el 20%. Sin embargo, ese impulso no fue suficiente para salvar la campaña. “Seguimos muy por debajo de los niveles del pasado verano”, subrayan desde la asociación.
Quizá lo más preocupante sea la caída del consumo de los residentes locales
Los factores del desplome
Las causas de este retroceso son múltiples y, en opinión de los comerciantes, van más allá de la coyuntura económica general. Camarasa señala que “el comercio local está perdiendo atractivo frente a otros destinos cercanos”. Entre los factores que contribuyen a esta pérdida de competitividad menciona la peatonalización de calles, la aplicación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) y la falta de campañas de apoyo específicas.
Tras la pandemia, el cambio de hábitos de consumo también juega un papel clave. Los turistas priorizan ahora el gasto en alojamiento y restauración frente a las compras. Además, el turismo nacional de un solo día, que históricamente ha sido una pieza esencial para las tiendas de Benidorm, ha experimentado un retroceso importante. A ello se suma la llegada de visitantes extranjeros con menor poder adquisitivo.
Gasto vacacional más ajustado
El encarecimiento generalizado de las vacaciones en 2025 ha contribuido a estrechar aún más el margen para el comercio. “El turista ha pagado más por lo mismo que el año pasado, pero con el mismo presupuesto. Eso significa que ha gastado lo justo en alojamiento y restauración, dejando al comercio como el último eslabón de la cadena”, explica el secretario general de AICO.
Este fenómeno se ha traducido en una menor disposición a las compras impulsivas y en una reducción del consumo en productos que no son considerados básicos. Una situación que afecta especialmente a los pequeños negocios familiares del centro de la ciudad.
La aplicación de la ZBE habría reducido las visitas al centro urbano
Costes al alza
A las dificultades relacionadas con la demanda se suman otras de carácter estructural. Los comerciantes denuncian el incremento de los costes fijos, desde alquileres hasta tasas e impuestos, que reducen los márgenes y hacen más difícil mantener la viabilidad de los negocios.
Pero quizá lo más preocupante sea la caída del consumo local. Muchos residentes de barrios como La Cala o el Rincón han reducido sus desplazamientos al centro de Benidorm para realizar compras. “La gente de aquí ya no baja al centro, y eso se nota muchísimo”, denuncian desde la asociación.
Impacto de la ZBE
Uno de los elementos más criticados por los comerciantes es la aplicación de la ZBE en el centro urbano. Según AICO, numerosos clientes locales y comarcales han dejado de visitar el casco antiguo por temor a sanciones o por las dificultades de acceso en vehículo privado. “No solo hablamos de turistas, también de consumidores habituales de la Marina Baixa que antes venían con frecuencia a comprar”, remarcan.
Este fenómeno estaría contribuyendo de forma significativa a la pérdida de atractivo del centro comercial de Benidorm, históricamente un polo de atracción para miles de visitantes diarios.
AICO critica la falta de diálogo con el Ayuntamiento desde 2023
Críticas a la gestión municipal
La patronal asegura haber trasladado estas inquietudes al consistorio en repetidas ocasiones desde junio de 2023, sin obtener respuesta ni del concejal de Comercio ni del alcalde. “El comercio está perdiendo visibilidad, atractivo y clientes, mientras las políticas actuales parecen centrarse únicamente en el turista que pernocta, olvidando al visitante de día y al consumidor local”, critican.
Ante esta falta de diálogo, AICO exige la puesta en marcha de campañas de apoyo y promoción específicas para recuperar la imagen comercial de la ciudad. La asociación insiste en que “no se trata únicamente de salvar a los comerciantes, sino de mantener un rasgo fundamental de la identidad de Benidorm como destino turístico completo”.
Mirando al futuro con incertidumbre
El otoño suele atraer a un perfil de visitante más proclive a las compras, pero la sensación entre los comerciantes es de cautela y pesimismo. El temor a que la tendencia negativa se consolide planea sobre el sector, que se enfrenta al final de temporada con un sentimiento de “abandono institucional” y de falta de estrategias que permitan recuperar el pulso perdido.
“Si no se adoptan medidas inmediatas, el riesgo es que Benidorm deje de ser visto como un destino de compras de referencia en la Costa Blanca”, advierte Camarasa. Una posibilidad que preocupa no solo por su impacto económico directo, sino también por las implicaciones que tendría en la imagen global de la ciudad como destino turístico integral.