Entrevista > Raúl Corbí Ferrandis / Agricultor y galardonado en los Premios 9 d’Octubre (València, 7-enero-1978)
Recién cumplido un año, es inevitable que nos vengan a la memoria incontables recuerdos de unos días que por siempre quedarán en la historia de Alfafar. Pero entre tanta tragedia quedaron muchos símbolos de la esperanza. Una de las imágenes icónicas era la aparición de tractores y maquinaria procedente de nuestro sector agrícola, quienes, como héroes al volante, acudieron sin dudarlo al rescate desde el primer momento.
Cara visible de esos héroes es Raúl Corbí, quien, en reconocimiento por sus acciones y su liderazgo, fue reconocido en la Gala de premios 9 d’Octubre, recogiendo el más importante galardón en nombre de todo el colectivo.
Quiso recibir el reconocimiento en nombre de todos los agricultores que ayudaron tras la dana. ¿Qué sintió al recoger ese premio?
Fue un orgullo, pero siempre digo que me pongo el último. Recogí el premio porque me tocó organizar mucho de aquello, pero el mérito es de todos los que acudieron sin dudarlo. Me sorprendió la respuesta de tanta gente, incluso bomberos de Alicante que venían fuera de su turno de trabajo. Eso es muy grande.
La imagen de los tractores limpiando las calles fue un símbolo de esperanza en medio del caos. ¿Cómo recuerda esos primeros momentos?
Estaba allí desde las cuatro de la mañana. Ver los tractores llegar tan pronto creo que dio cierta tranquilidad a la población, psicológicamente fue esencial. Vieron que había alguien respondiendo desde el principio. La gente que vino de fuera llegó más tarde, pero nosotros estuvimos desde el minuto uno.
«La huerta siempre responde en las emergencias, somos los primeros en ayudar y, a menudo, los primeros olvidados»
Usted mismo fue uno de los afectados, con familiares y negocios dañados. ¿Qué le impulsó a anteponer la ayuda a los demás?
Es mi reacción natural. En el campo estamos acostumbrados a las desgracias y reaccionamos rápido, no nos achicamos. Era más necesario restablecer el orden en el pueblo que atender lo mío, que era insignificante comparado con lo que podía haber ocurrido. Hasta catorce días después no pude volver a mis cosas.
No solo trabajó físicamente, sino que también ejerció una labor crucial de coordinación.
Sí, la faena no era solo hacerla, sino organizarla para que fuera eficiente. Había que evitar mover las cosas tres veces, crear circuitos para que los vehículos no se cruzaran, coordinarse con la Policía Local… A veces mi trabajo era simplemente estar en un punto para que no pasara gente y los demás pudieran trabajar.
Fueron la respuesta inmediata ante la falta de medios de las administraciones externas.
Los primeros cuatro días, fuimos los tractores los que abrimos paso, incluso para la Guardia Civil. Tuvimos que crear accesos para ellos porque todo estaba reventado. La primera semana fue un caos, con robos y saqueos. Nosotros estábamos allí, pero faltaban medios oficiales.
«El mérito es de todos los que acudieron sin dudarlo»
¿Cómo reaccionaba la gente al ver llegar un tractor en medio de aquella desolación?
La palabra que más escuché fue «gracias». Te miraban y te decían gracias, a veces sin palabras. Hay gente que ha comentado en redes sociales: «abrí la ventana y vi pasar el tractor». Eso me llena mucho. Ver que había organización desde el principio ayudó a que no cundiera el pánico.
Ha pasado un año y todavía se emociona al recordarlo. ¿Qué imágenes se le quedaron grabadas?
Me acuerdo mucho de la colaboración con los bomberos, de sacar cosas delicadas… vi de todo. Aparte de las gracias, hay mucho que no se puede ni contar. Es como un duelo que hay que pasar. Ver ahora las imágenes en la tele te hace revivirlo y sientes miedo de que vuelva a pasar.
¿Algún momento o imagen en particular que le impactara especialmente?
Cuando pude salir de la zona cero y fui a otros barrios como San Jorge o Alfalares, me impactó ver la devastación. Nosotros estábamos mal, pero había gente mucho peor. Ver coches amontonados por encima del primer piso… Te das cuenta de la magnitud y relativizas tu propia situación.
«Ver los tractores llegar tan pronto dio cierta tranquilidad a la población, psicológicamente fue esencial»
Alfafar se recuperó relativamente rápido en comparación con otros municipios. ¿Fue clave esa respuesta ciudadana?
Claro, aunque también vivimos la pandemia en primera línea y la gente a veces olvida. Nosotros lo haríamos mil veces porque está en nuestro ADN ayudar. Solo pedimos que, cuando nosotros necesitemos algo, también nos apoyen. La huerta siempre responde en las emergencias, somos los primeros en ayudar y, a menudo, los primeros olvidados.
¿Cree que esta experiencia servirá para que la sociedad valore más al sector primario?
Espero que sí. La gente debería mirar más allá del céntimo en el supermercado y valorar la calidad de nuestros productos y el esfuerzo que hay detrás. En la dana, vimos lo mejor y lo peor. Hubo gente muy buena, y otra que ni siquiera bajó a ayudar. Pero en general, el pueblo estuvo muy unido.
¿Qué lección deberíamos extraer de todo aquello?
Si el pueblo está unido podemos superar cualquier cosa que venga. Ha sido duro, pero creo que será una lección de por vida para todos. La solidaridad y la unión son nuestra mayor fortaleza.





















