Entrevista > Encarna Sanfélix / Actriz (Cullera, 16-agosto-1973)
Como si de un cuento se tratara, érase una niña que soñaba con ser actriz, sabiendo que no podría conseguirlo por el camino más frecuente, el de las escuelas de interpretación, sino sobre todo aprendiendo de sus sabios compañeros de escena.
Pero era tal la pasión y entusiasmo que sentía ya entonces Encarna Sanfélix, “la misma que mantengo hoy”, que suplía sus carencias con creces. Además, se ha ido formando mediante numerosos cursos -de todo tipo- y hoy cuenta con una meritoria trayectoria profesional.
Un problema médico, plenamente superado, le impulsó a asumir un rol más destacado en la actuación, gracias también a la confianza del director y productor teatral Julio Martí Zahonero. En su mejor momento, se atreve con todo, anhelando ser actriz de doblaje. “Pongo la voz en off en dos obras”, señala, ‘Voilá’ y ‘El diario de Anna Frank’.
¿Por qué te hiciste actriz?
Lo llevo dentro, toda la vida. Durante mi infancia, recuerdo, estar muchas veces frente al espejo, con la mano aguantando lo que imaginaba un micro. Me vestía asimismo con trajes de faralaes, que no me los quería quitar ¡ni para dormir!
«Interpretar me viene de pequeña, cuando me ponía frente al espejo o me vestía de faralaes»
¿Tenías referentes artísticos en la familia?
Mi madre me cuenta que una hermana de mi abuelo era actriz. Era habitual que participara en cualquier obra de teatro que se hacía en el colegio y en el instituto grabamos un video-clip llamado ‘La Negra Flor’, así que algo ya había.
Me fijaba mucho, por ejemplo, en Concha Velasco, me fascinaba, igual que muchísimas películas españolas de la época. Quedaba embobada frente a la televisión, ese mundo, el de los programas musicales…
¿Cómo llegaste a la actuación?
Siempre he sido muy fallera y en las de Cullera es recurrente la existencia de concursos de teatro, a los que acudía con catorce y quince años. Me subí ya entonces a un escenario y, por suerte, no me he bajado.
Sin tener estudios como tal, sí he completado infinidad de cursos, de cine -aprendiendo de directores como Fernando González Molina, Fernando Colomo, Daniela Ferjerman o Jaime Chávarri- vocalización, dicción, mimo, improvisación o interpretación, con maestros como Juan Madli, Carles Alberola o Carles Castillo.
He hecho casi de todo, musicales, dramas, comedia, siempre amateur, en muchas ocasiones acompañada por Ruth Falcó, mi alma gemela.
¿Esas sensaciones siguen latentes?
Por supuesto, me pongo muy nerviosa, y doy las gracias cada vez que actúo. Me digo a mí misma “¡qué suerte tengo!”, porque el teatro me da vida. Allí donde me llamaban, iba, sin cobrar, no me importaba, solo deseaba actuar.
«Cada vez que actúo doy gracias, me digo ¡qué suerte tienes!, porque el teatro me da vida»
Hasta que algo cambió tu vida.
Hace diez años, con 42, sufrí una grave enfermedad, ahora ya plenamente superada. Me vi obligada a dejar mi empleo, pero casi al mismo tiempo la compañía JM Gestión Teatral -dirigida por Julio Martí Zahonero- me dio la oportunidad de trabajar en aquello que amo, el teatro.
¿Haciendo obras como ‘Clic’ o ‘Fabulant’?
Dos de mis funciones más remarcables, junto a ‘La dona més important de la història’, con Tramant Teatre, dirigida por Puri Fariza y Claudio Hochman. Nosotros mismos hicimos la escenografía, hecha completamente en cartón.
Ya en la maravillosa y entrañable ‘Clic’ (2022) dos hermanos reviven su infancia, cuando iban al pueblo y requerían de la imaginación para poder jugar. Recuerdan a su abuela, los consejos que les decía.
‘Fabulant’ habla igualmente de dos hermanos, que se pierden dentro de un teatro. Se hace tarde, cierra y se quedan en el interior, antes que suene una tempestad, mientras ellos -que proceden de finales del siglo XVIII- llegan a ese escenario.
¿En cuál más has participado?
‘El sueño de Julio Verne’, sin olvidarme de ‘Las Noches del Castillo’, en la fortaleza de mi Cullera natal. Son dos meses, cada verano, en el que interpretamos funciones (dos), escape rooms y cluedo, novedad este año.
No puedo dejar tampoco de nombrar a compañeros que me han marcado: Juanfran Sáez, Alberto Jiménez de Dios, Luis Carlos Gómez, Emili Chaques y Esteban Navarro.
«Entre mis obras más remarcables, ‘Clic’, ‘Fabulant’ o ‘La dona més important de la història’»
¿Te atreves con todo, incluso una serie?
(Ríe). Llamada ‘Belfie’, una producción pequeña de tres capítulos, del Ayuntamiento de Cullera, que trata el acoso escolar. Hago de Marta, la madre de Maia (Julia Sapiña), la niña hostigada.
¿Fue sencillo adaptarte a ese medio?
Al principio no, porque nada tiene que ver con el teatro. El audiovisual es todo lo contrario, de expresiones mínimas, la voz controlada, no se produce el viaje teatral, en el que cada función es diferente, porque está viva.
También es verdad que soy muy perfeccionista, responsable y exigente, siempre pienso que puedo hacerlo mejor.
Estás focalizada ahora en…
Pronto comenzaremos los ensayos de ‘Garfio y el legado de Peter Pan’, cuyo estreno está previsto para marzo.




















