Entrevista > Sara Olivas / Periodista, gestora cultural, agente de igualdad y poeta (València, 23-diciembre-1993)
A sus 32 años, Sara Olivas es periodista, gestora cultural, agente de igualdad y poeta. Comenzó diseñando encuentros de poesía y más tarde su faceta activista le hizo entrar en el Consell dels Joves de Gandia, donde fue vicepresidenta desde 2023 hasta el pasado junio. Además, ha fundado varias iniciativas como el Proyecto Venus o la Revista Impasible, que visibiliza la alta sensibilidad a través del arte.
En 2021 publicó su primer libro, un poemario sobre la violencia patriarcal y familiar llamado ‘Las manos’. Dos años más tarde escribió el western feminista ‘Machete al forajido’ como parte de la iniciativa Desert Hole. Ahora, imparte talleres de escritura creativa y está a punto de presentar ‘La perra de esta casa’, obra con la que ya ganó el XIX Premi UV d’Escriptura de Creació en 2022.
¿Cómo se entrelazan todas esas facetas en tu trabajo?
Del periodismo he cogido la curiosidad y la búsqueda de la verdad; ser agente de igualdad me ha dado sensibilidad para denunciar las injusticias y como escritora he heredado la creatividad y la mirada personal para encontrar belleza en el horror.
¿Cuándo surgió esa necesidad de escribir?
Siento pasión por las letras desde pequeña. Era una niña muy tímida y utilicé la escritura como medio de expresión para exorcizar mis fantasmas y mis traumas.
¿Qué significa para ti ser agente de igualdad dentro del ámbito cultural de un mundo en el que queda tanto por luchar?
Creo que aplicarlo a la literatura es una forma de abrir grietas en un sistema que aún excluye muchas voces, así como una manera de cuestionar los discursos hegemónicos.
«Visibilizar la creación femenina es una necesidad urgente y política»
Siempre has apostado por visibilizar la creación femenina. ¿Sientes que la literatura escrita por mujeres está viviendo un buen momento o todavía tiene sus obstáculos?
Nunca se nos ha dado la oportunidad de ser vistas, estudiadas ni leídas y ahora parece que ha cambiado el paradigma. Hay que desmontar el mito de que la literatura universal es la que han escrito los hombres, porque esta solo representa a una mitad del mundo. Visibilizar la creación femenina es una necesidad urgente y política.
En los poemas hablas sobre la violencia familiar, ¿qué te llevó a tratar el tema?
Escribo desde mi experiencia, hablo de lo que me atraviesa y de lo que me da rabia. Tal vez sea una manera de menguar el dolor y de superarlo.
Tu último libro se llama ‘La perra de esta casa’, ¿por qué ese título?
Para mí, ser una perra no es nada obsceno, sino que representa a ese animal que pasea ajeno, maltratado, despojado de identidad más allá que la que le dan sus amos en una casa que no siente suya, pero en la que ha nacido y crecido.
Esta obra demuestra que la familia no siempre es nuestro espacio seguro. ¿Cómo se reconstruye uno a partir de esas heridas?
Muy poco a poco. El daño siempre estará ahí, pero no me definen mis heridas, sino cómo las he superado. Si alguien está pasando por lo mismo le aconsejo que salga de esa casa en cuanto pueda y que pida ayuda en un espacio seguro.
«Escribo desde mi experiencia, hablo de lo que me da rabia»
¿Tiene este libro una intención sanadora o reivindicativa?
Creo que ambas cosas. Se trata de una obra provocadora porque habla sobre lo incómodo, pero también es esperanzadora y muestra que siempre hay una salida.
¿Hubo algún poema especialmente difícil de escribir en este libro?
‘Mamá’ habla de la dificultad de comunicarnos con nuestras madres cuando hemos sentido sus ausencias y abandonos. Recitarlo delante de la mía fue de las experiencias más difíciles, valientes y bellas de mi vida.
¿De qué manera trabajas la violencia, sobre todo de género, en el resto de tus obras?
En mis obras, la violencia de género y la lucha por la igualdad no son solo temas, son heridas, memoria y actos de resistencia. Nombrarlas es parte del camino hacia la reparación.
¿Ayuda la literatura a crear una sociedad más justa y consciente?
Desde luego, porque nos pone un espejo delante buscando la reflexión y la emoción. Es importante señalar, denunciar y nombrar, y la literatura es capaz de todo eso y de mucho más.
«La literatura nos hace reflexionar y es capaz de denunciar las injusticias»
¿Ves alguna relación entre la violencia familiar y la desigualdad estructural de género?
Sí. Lo que vivimos en nuestros hogares moldea profundamente lo que entendemos como amor. Muchas mujeres crecen en contextos donde hay violencia económica, psicológica, etc., y es ahí donde la estructura patriarcal cala más hondo.
¿Existe algún debate que te parezca urgente crear en el ámbito cultural y educativo?
Muchos jóvenes repiten discursos que oyen en casa y en algunos medios, necesitamos que reflexionen y tengan criterio a la hora de identificar los bulos y los discursos que fomentan el odio.
¿Algún proyecto cercano que te ilusione especialmente?
Quiero reivindicar el lugar de mi madre en el mundo. Ha dedicado gran parte de su vida al trabajo del hogar, una profesión totalmente feminizada e invisibilizada. También estoy escribiendo un proyecto un poco más grande, quizás una novela, que abraza tanto mi infancia como la de mi madre y mi abuela.
Por último, ¿por qué debería alguien leerte?
Solo soy una poeta que hace lo que puede con lo que tiene, que sigue su pasión y se dedica a lo que considera que mejor se le da: contar historias.





















