La desestacionalización es el término sobre el que, durante décadas, y todavía hoy en día, ha pivotado buena parte del éxito de los destinos turísticos, especialmente aquellos, como los de sol y playa o los especializados en deportes de invierno, cuyo principal reclamo se enmarca dentro de una época concreta del año.
Las fórmulas para conseguir llenar las plazas hoteleras y mantener funcionando el motor de la industria los 365 días del año son tan variadas como los son los propios destinos, pero lo cierto es que muy pocos pueden presumir de haberlo conseguido de forma realmente exitosa.
Benidorm, un ejemplo
Benidorm, abanderado y punta de lanza del turismo nacional, supo encontrar la fórmula perfecta para ello. Primero, en los años de transición entre la pesca y la agricultura y el turismo de masas, se centró en atraer a europeos ávidos de sol y baños de mar.
Conseguido esto, puso el foco en los habitantes del Viejo Continente de edad avanzada para los que los rigores del verano podían ser excesivos, pero para los que los inviernos cálidos del Mediterráneo suponían no sólo la época ideal para su descanso, sino también un entorno especialmente benigno para esas articulaciones a las que la humedad y el frío afectan tan negativamente en sus países de origen.
Ahora, en pleno siglo XXI, las cosas ya no son tan simples. La diversificación, otro de esos conceptos fundamentales en la competitiva pelea por la atracción del turista, obliga a Benidorm a reinventarse de manera continua. Imserso, escapadas de fin de semana, eventos festivos, congresos, parques temáticos y, cada vez más, ofertas culturales, son sólo un ejemplo de nichos de mercado que han permitido que la gran joya de la corona, las playas, permanezcan no sólo abiertas, sino plenamente atendidas los doce meses del año.
El número de hamacas para alquiler se reduce a 3.500 unidades, apenas el 55% del máximo de 6.315 que contempla el pliego de condiciones
Reducción de hamacas
Pero la pandemia, ese punto muerto planetario que no ha dejado sector sin afectar, supuso un punto y aparte en todo ello. Mantener abiertas y, sobre todo, atendidas las playas de Benidorm supone un gasto millonario que sólo la masiva afluencia de turistas puede convertir en rentable. Por ello, Ayuntamiento y empresas concesionarias acordaron el pasado año reducir, cuando no suspender por completo, la prestación de varios de esos servicios durante la temporada baja.
Llegado un nuevo verano en el que el regreso del turismo británico sigue siendo la gran incógnita, todos los actores son conscientes de que los visitantes nacionales y aquellos provenientes del resto de la Unión Europea, no serán suficientes para permitir que la maquinaria playera funcione a pleno rendimiento y, por ello, la ciudad ha apostado por seguir en sus arenales el mismo modelo, con ligeros retoques -y siempre a expensas de ser modificado según las necesidades lo requieras, que en 2020.
Así, tal y como explican desde el área de Playas, “la propuesta para este año, como sucedió hace doce meses, contempla una reducción de los sectores y número de hamacas, reduciéndolas hasta un máximo diario de 3.500 unidades” o, lo que es lo mismo, apenas el 55% del máximo de 6.315 que contempla el pliego de condiciones que regula el alquiler de mobiliario en la playa.
Los servicios de limpieza, salvamento, socorrismo, playas accesibles o coordinación de recursos, mantendrán la intensidad y fórmula habitual
Desaparece la parcelación
A la vez, y no es una cuestión baladí, la seguridad de los arenales benidormenses, siempre en la mira mediática, debe quedar absolutamente garantizada. “Por ello”, añaden desde el Consistorio, “sólo se ha modificado la prestación del servicio de alquiler de hamacas, mientras que el resto, como los de limpieza, salvamento, socorrismo, playas accesibles o coordinación de recursos mantendrán la intensidad y fórmula habitual”.
La relajación de las medidas sanitarias ha permitido, a última hora, prescindir de la parcelación de los arenales
Una gran noticia llegó casi a última hora. El final del uso obligatorio de las mascarillas al aire libre aprobado por el Consejo de Ministros para el pasado día 26 de junio llegó acompañado, en la capital turística, de una medida no menos importante: el final del parcelamiento de los arenales benidormenses.
Adaptación a las circunstancias
Según explica Toni Pérez, alcalde de la ciudad, lo fundamental, un año más, será que “nuestras playas mantengan en todo momento, como lo han hecho hasta ahora, los controles y planificación, aplicándose las medidas y protocolos covid”.
El primer edil añade, además, que “se trata de un modelo sobre el que venimos trabajando desde el primer momento de la pandemia y que ha obtenido unos resultados altamente satisfactorios, al ser modulable y escalable, adaptándose en todo momento a las circunstancias y necesidades de cada situación”.