Entrevista > Yago Sierras Peral / Empresario (Alicante, 1996)
Yago Sierras Peral es un emprendedor social y tecnológico, graduado en Turismo y ADE por la Universidad de Alicante. Se ha formado en varias universidades internacionales como la MDX de Londres, la NCHU de Taiwan o la GDUFS de China. Comprometido con la sostenibilidad de nuestro entorno, ha participado en diversos proyectos innovadores.
A finales de 2020 funda, junto a sus compañeros, el proyecto Mediterranean Algae, el primer cultivo de algas autóctonas del Mediterráneo para consumo humano.
‘Mediterranean Algae’ pretende aportar soluciones a las problemáticas existentes en los sectores alimentarios y medioambientales. ¿De qué manera tuvisteis las primeras tomas de contacto con el proyecto?
Nuestro interés por las propiedades de las algas viene tras una búsqueda de nuevas materias primas sostenibles. Las algas son un recurso natural con un potencial enorme para distintos sectores y que representa una gran oportunidad para revertir la situación ambiental actual. En ese momento me puse en contacto con mi amigo de la infancia, Guillermo. Su perfil de biotecnólogo aporta una visión más completa y técnica sobre las posibles aplicaciones.
No tardamos mucho en encontrar a Silvia, Oceanógrafa y Bióloga Marina, que aporta mucho conocimiento sobre las algas y su ecosistema. Por último el equipo se cerró con la entrada de Álex, acuicultor que ha dedicado toda su vida a su hobby, el cultivo marino.
El proyecto consiste en el cultivo mediante tanques basado en sistemas de recirculación, en tierra firme, de algas autóctonas del mar Mediterráneo previamente detectadas e identificadas. ¿Cómo planteáis los diferentes procesos?
Nuestra idea inicial era la de generar un cultivo en mar abierto, pero las condiciones del Mediterráneo y la complejidad burocrática nos hizo apostar a corto plazo por un sistema en tierra firme.
La primera fase fue la identificación de las especies autóctonas de nuestro mar y la extracción de pequeñas muestras para iniciar el ‘hatchery’ en laboratorio. Luego trasladamos las algas de tanques más pequeños a otros de mayor volumen conforme van creciendo. Por último, una vez llegan al momento óptimo de crecimiento cosechamos para su puesta a punto en el mercado. Parte de nuestra producción pasa directamente a la fase de secado y pulverizado. Otras nos sirven frescas para alimentación, y para la industria cosmética realizamos mezclas glicerinadas.
«Pasamos meses analizando cuales eran las especies con mayor potencial»
¿Qué os ha llevado a decantaros por el cultivo de las especies mediterráneas de algas ulva y gracilaria?
Hemos empezado con la lechuga de mar, ulva, y la graciliaria porque son especies que ya tienen mucha demanda en el mercado. Sin embargo nuestra empresa nace con una gran vocación por la I+D y seguimos analizando otras especies menos conocidas y con mucho potencial, para una futura comercialización.
La ulva es muy utilizada en la cosmética natural y la industria farmacéutica, y al ser comestible las posibilidades son infinitas. La gracilaria estimula los agentes que se ocupan de la prevención de tumores, impiden el crecimiento del virus del herpes, infecciones urinarias, bocio, molestias estomacales, asma y problemas de la piel.
«La climatología alicantina supone para nosotros una gran ventaja competitiva»
¿Os habéis beneficiado de las condiciones marinas existentes en la provincia de Alicante? ¿De qué forma?
No sólo marinas, las condiciones socio-económicas de nuestra provincia han hecho posible que el proyecto haya salido adelante. Desde los momentos iniciales nos hemos visto rodeados y apoyados por un ecosistema público-privado de apoyo al emprendimiento.
La vinculación con la Universidad de Alicante, la predisposición de las administraciones locales y la colaboración con empresas privadas nos han facilitado el camino. La climatología alicantina supone para nosotros una gran ventaja competitiva. Casi 300 días de sol al año y temperaturas estables son el mejor caldo de cultivo para el crecimiento de nuestras algas.
¿Cuál es el actual estado del proyecto y hacia dónde os gustaría que evolucionase?
Actualmente estamos utilizando las instalaciones del Centro de Investigaciones Marinas (CIMAR) para llevar a cabo la optimización del cultivo. Simultáneamente estamos preparando la inauguración de nuestra planta piloto, que nos permitirá escalar la producción a más de un millón de toneladas al año. Nuestro objetivo es el poder posicionar las algas del mediterráneo como una materia prima sostenible para consumo humano y animal.
Se trata de un proyecto formado por cuatro emprendedores alicantinos. ¿Cómo os repartís las funciones? ¿En qué ámbito trabaja cada uno?
Somos un equipo multidisciplinar. Guille, cómo biotecnólogo, es el director de I+D y controla todos los experimentos; Alejandro, técnico superior en acuicultura y experto en acuariofilia, se encarga de supervisar el diseño, montaje y mantenimiento de nuestras instalaciones y el departamento de producción; Silvia gestiona la parte medioambiental, investigación y aplicaciones de nuevas especies autóctonas; Y yo me encargo del desarrollo de negocio y marketing de la empresa.
¿Es el mar una fuente de riqueza poco empleada en la actualidad?
No creemos que sea una fuente poco empleada, sino mal empleada. Se sobreexplotan y agotan algunos recursos y el desequilibrio medioambiental cada vez es mayor. Una de nuestras máximas es la Economía Azul, que reconoce la importancia de los mares y los océanos como motores de la economía por su gran potencial para la innovación y el crecimiento.
En las últimas décadas la explotación de nuestras costas ha estado enfocada puramente al sector turístico. Hemos dañado nuestro ecosistema a cambio de turismo barato y de borrachera. Hay que ser críticos ante esta situación y buscar otro tipo de sistemas productivos.
«La alimentación en el futuro será muy distinta a la actual»
¿Resulta insostenible para la humanidad alimentarse de carne y pescado? ¿Cómo os imagináis la alimentación del futuro?
Se han demostrado las consecuencias de la insostenibilidad de la actual cadena de producción. La industria alimentaria debe reinventarse y queremos contribuir en la creación de una cadena de producción de comida saludable y sostenible, que respete nuestro entorno y bienestar.
La alimentación en el futuro será muy distinta a la actual. Muchos menos alimentos de origen animal y menos procesados. La alimentación celular sustituirá al consumo de carne en masa. Los alimentos probióticos y de origen vegetal tomarán también mucho más protagonismo. Las proteínas vegetales, como las de las algas, sustituirán en gran parte a las de origen animal.