Que la Navidad sea blanca, como dice el archiconocido villancico traducido a centenares de idiomas, es prácticamente imposible en l’Alfàs del Pi. Por mucho que cada cual se empeñe en imitar lo mejor posible sobre el abeto del salón o en los alrededores del Belén unos pocos copos de nieve, el clima Mediterráneo convierte en una quimera que los alfasinos se despierten una mañana de diciembre -y de cualquier otro mes- con las calles y aceras teñidas de blanco.
Sin embargo, como corresponde al municipio con la segunda mayor colonia noruega del mundo -sólo por detrás de una ciudad tan grande y cosmopolita como Londres-, los habitantes escandinavos de l’Alfàs no podían dejar pasar las fechas navideñas sin marcar su impronta en las celebraciones.
El abeto noruego
Hace ya más de diez años que aquella costumbre se perdió, pero son todavía muchos los alfasinos que recuerda cómo cada año, a principios del mes de diciembre, un enorme camión atravesaba sus calles para llegar hasta la explanada de la Casa de Cultura y depositar allí el enorme abeto que, Navidad tras Navidad, se transportaba desde los bosques noruegos hasta esa ‘lille norge’ de la Costa Blanca.
La costumbre, además de suponer un dispendio exagerado -sobre todo a partir de la grave crisis económica de 2008-, no soportó bien el paso del tiempo. La cada vez mayor concienciación ecológica de la sociedad provocó que el árbol de Navidad, que rivaliza en protagonismo durante algunas semanas con el pino de la plaza Mayor, se haya sustituido por un ejemplar artificial.
La reunión de ciudadanos nórdicos nacida hace ahora diez años se ha convertido ya en una costumbre local
God Jul!
En cualquier caso, no contar con un auténtico ejemplar proveniente de sus bosques árticos no ha supuesto merma alguna en el especial cariño con el que la comunidad noruega prepara las fiestas de Navidad, y el ‘God Jul!’ -feliz Navidad en noruego- sigue siendo una felicitación muy común en sus calles.
Pero en ningún rincón alfasino esa Navidad nórdica se celebra con tanta pasión como en la céntrica calle Teniente Seguí, donde ya se ha convertido en una tradición, que este año cumplirá una década, que decenas de personas se unan para escenificar la apertura de la Navidad en l’Alfàs del Pi.
Se trata, además, de una fiesta que cada año se realiza de manera simultánea en el municipio alicantino y en la localidad escandinava de Kristiansund, con la que las nuevas tecnologías permiten ahora conectar en directo a través de una pantalla para recibir las felicitaciones de Papá Noel.
La comunidad neerlandesa escenifica cada año la salida de San Nicolás camino de Países Bajos
Diez años de tradición
El arranque de las fechas navideñas en l’Alfàs se torna, al menos por unos momentos, en una celebración plenamente noruega en la que no faltan las velas, las luces de colores, bailes y villancicos noruegos alrededor del árbol.
Un acto que promueven desde hace diez años un grupo de empresarios nórdicos de la localidad y que tiene como principal objetivo dar a conocer en el municipio las tradiciones navideñas de Noruega.
Antiguamente se traía desde los bosques de Noruega un auténtico abeto para presidir la explanada de la Casa de Cultura
Intercambio cultural
Como sucede con todos los actos de este tipo, que en l’Alfàs son multitud, estas experiencias sirven para fomentar el intercambio cultural entre los oriundos de la localidad y esa gran cantidad de habitantes que se han ido sumando al censo a lo largo de las últimas décadas.
Buena prueba de ello es que los asistentes siempre tienen ocasión de degustar las pastas tradicionales de la Navidad noruega, hechas con jengibre; así como el glögg, un vino caliente aromático especiado con canela, clavo, piel de limón y anís estrellado.
Se trata de una fiesta que sigue las tradiciones nórdicas de encender los abetos y la decoración navideña durante el primer fin de semana de adviento, un periodo en el que es habitual que las empresas, los negocios y grupos de amigos celebren un ‘julebord’, una fiesta antes de navidades aunque con productos navideños.
San Nicolás sale de l’Alfàs
Pero la noruega no es la única comunidad que imprime un carácter propio a la Navidad alfasina. También se ha convertido ya en tradición en el municipio escenificar la partida de San Nicolás, que según la tradición de Países Bajos sale desde l’Alfàs cargado de regalos y naranjas camino a Centroeuropa.
Con esas naranjas y mandarinas recolectadas en los campos de España, San Nicolás (‘Sinterklaas’ en neerlandés) anunciará el día 6 de diciembre el inicio del periodo navideño para Países Bajos y Bélgica.
Acompañado de su séquito desembarcará, una vez más, en el puerto de Amberes, corazón del comercio europeo durante siglos, y en algún punto de la costa neerlandesa para llevar regalos y alegría a los más pequeños de aquellos países.