Entrevista > Rubén Martínez / Portavoz PSPV-PSOE en Benidorm (Benidorm, 21-julio-1981)
Existe un lugar común, sea o no acertado, que apunta a que el actual descrédito de la política -no sólo en España- se debe, en gran medida, a la poca preparación de los líderes de los partidos que, según esta teoría, escalan hasta esos puestos por motivos muy distintos a la meritocracia y a la preparación.
Si esto fuera así, la misma teoría apunta a que los más y mejor preparados estarían evitando involucrarse en la política, precisamente, para no ver manchada su propia imagen, dejando paso libre a personajes mucho más mediocres que, a la larga, acaban ostentando los puestos de máxima responsabilidad en las administraciones.
Por ello, la figura de Rubén Martínez es una suerte de ‘rara avis’. Sobradamente preparado, como rezaba un famoso reclamo publicitario en su juventud, el líder de los socialistas benidormenses no ha tenido reparos en correr ese supuesto riesgo reputacional y combina una brillante y reconocida carrera como profesor universitario -y esto es simplificar mucho el asunto- con la actividad política.
Dando por bueno ese análisis, ¿por qué decide usted dar ese salto? Dicho de otro modo, ¿qué hace un tipo como usted en un mundillo como este?
Yo me afilié a las Juventudes Socialistas a los dieciséis años con un grupo de amigos. Mi motivación fundamental es porque considero que el impacto de las políticas sociales, en ese momento, del PSOE, había generado un nivel de bienestar e igualdad entre los ciudadanos de este país que permitía que, independientemente de los recursos económicos de las familias, todos pudiéramos tener las mismas oportunidades.
Ese fue mi primer impulso, pero siempre llevé en paralelo a mi actividad política mi trayectoria como estudiante y el trabajo en la Universidad. De hecho, no decidí entrar en política hasta que tuve mi trayectoria profesional completamente consolidada.
«Estoy muy agradecido a la ciudad y me encantaría poder ser su alcalde algún día para consolidar el liderazgo que tiene en muchos ámbitos»
Me ha dado unos motivos muy generales, pero me interesa más su motivación personal porque, al fin y al cabo, la política local es algo, valga la redundancia, muy cercano.
A mi me apasiona la ciudad de Benidorm. Mis padres vinieron muy jóvenes, con quince y dieciséis años, a trabajar a Benidorm y, al final, en esta ciudad suceden cosas maravillosas. Fíjate: ellos, siendo de dos pueblos de la zona norte de Córdoba que están separados por apenas diez kilómetros, se conocen aquí.
Como son gente trabajadora, nunca les ha faltado trabajo, que es otra de las ventajas de haber elegido Benidorm. Gracias a eso, los hijos hemos podido estudiar y llegar a la Universidad. Yo he tenido la suerte de, gracias a ese esfuerzo colectivo de la familia y del mío propio, porque yo tenía que trabajar todos los veranos; ser el primer universitario de mi familia.
En otras palabras, la suma de trabajo, esfuerzo… y Benidorm.
Estoy convencido de que Benidorm ha tenido mucho que ver en todo ello. Estoy muy agradecido a la ciudad y me encantaría poder ser su alcalde algún día para consolidar el liderazgo que tiene esta ciudad en muchos ámbitos. Es una ciudad maravillosa y, por lo tanto, si alguien se quiere dedicar a la política, lo tiene que hacer independientemente de cualquier interés o consideración como las que usted decía antes.
Quiero contribuir y devolver a la ciudad de Benidorm todo lo que ha hecho por mi, que ha sido mucho. Además, estoy donde quiero estar. En más de una ocasión me han preguntado por qué no doy el salto a otros niveles y siempre digo lo mimo: porque no quiero. Lo que realmente anhelo, y creo que lo haríamos muy bien, es ser alcalde de Benidorm.
«Los políticos tenemos la obligación de mirar al futuro. A 10, 15, 20 o 30 años vista»
En cualquier caso, ¿está de acuerdo en que la imagen política está devaluada por el bajo nivel de los primeras espadas?
Eso influye, pero también lo hace el nivel de recuerdo de la gente. Cuando miramos atrás, normalmente nos acordamos de los momentos felices. Siempre se dice que cualquier tiempo pasado fue mejor y eso también influye en la mala consideración de los políticos.
También lo hace que muchas veces se crean broncas absolutamente innecesarias y estériles. Esto, en ocasiones, parece un patio de colegio. Cuando se está gobernando lo lógico es gestionar y no atacar a la oposición y cuando se está en la oposición hay que realizar una labor de fiscalización y control lanzando, a la vez, propuestas y defendiendo lo que cada uno cree en una materia determinada. En otras palabras, generar consenso.
Esa palabra, consenso, es una de las más repetidas últimamente, pero de las menos aplicadas.
Se necesitaría aplicar una manera de hacer política diferente. La política de siempre ya no vale porque a la gente no le gusta. Tenemos que darle un giro a esta situación. Debemos profesionalizar la política desde el punto de vista técnico y hacerla más atractiva, para que entren en ella personas que tengan una trayectoria profesional consolidada y que pueda ser puesta al servicio de los vecinos para vivir mejor.
«La política actual, en ocasiones, parece un patio de colegio»
Me habla usted del recuerdo de los tiempos pasados. Usted formó parte del último equipo de gobierno socialista de Benidorm encabezado por el fallecido Agustín Navarro. Les tocó lidiar con la crisis económica de 2007. ¿Cree que eso hipotecará de alguna manera el recuerdo de aquella etapa?
Indudablemente. Cuando hay personas que en su actividad política tienen que tomar decisiones dolorosas… Mire, la decisión más difícil que se tomó en ese periodo fue la de establecer un plan de ajuste para salvar a la ciudad. Estaba a punto de ser intervenida por el Ministerio de Economía. No era un rumor, sino una realidad: la deuda existente con carácter previo de la entrada en el gobierno de Agustín y su equipo era elevadísima y la situación era de quiebra técnica.
Como digo, se tuvieron que tomar decisiones complicadas, pero funcionaron y, por lo tanto, creo que, con el paso del tiempo, se irá reconociendo mucho más la figura de Agustín Navarro y de aquel gobierno.
También me ha hablado de consenso. Más allá de las cuestiones más inmediatas, ¿cómo son de fluidas sus relaciones con el PP en cuanto a las estrategias de largo recorrido que, tarde o temprano, deberán de gestionar unos y otros en la ciudad y, por lo tanto, deberían trascender del color político que esté en el gobierno?
Nosotros siempre nos hemos puesto a disposición del gobierno local. Nos gustaría que hubiera mayor contacto y colaboración; pero en las grandes decisiones podemos tener diferencias de matiz, aunque las votaciones en los plenos y las comisiones demuestran que damos el respaldo a esas inversiones.
Si la responsabilidad de gobernar fuese suya, ¿cuál sería el futuro que dibujaría para la ciudad?
Tenemos que dar un salto de calidad estableciendo actividades económicas que sean complementarias al turismo de sol y playa, que siempre va a existir en Benidorm.
«Con el paso del tiempo, se irá reconociendo mucho más la figura de Agustín Navarro y de aquel gobierno»
Explíquese.
Tenemos que ser capaces de mejorar en algunos ámbitos que nos permitan generar mejores recursos económicos. Es complicado de explicar, pero hay ciudades que lo han conseguido y, gracias a ello, no son dependientes de una sola actividad económica y creo que Benidorm debe caminar en esa dirección.
Déjeme hacerle una pregunta muy concreta porque este tipo de declaraciones, si no se matizan bien, pueden ser malinterpretadas. ¿Está insinuando que Benidorm debe abandonar el turismo?
No, en absoluto. Lo que digo es que Benidorm debe caminar hacia el establecimiento de una economía complementaria a la que tenemos y que aporte un incremento considerable del PIB. Es algo que estoy convencido que se puede hacer.
Le pondré un ejemplo: creo que para Benidorm va a ser fundamental la implantación de la Plataforma de Destinos Turísticos Inteligentes centrando a la ciudad en la economía del conocimiento. Se trata de una inversión, que va a realizar el Gobierno de España, cercana a los 130 millones de euros. Nos están dando una oportunidad perfecta para dirigirnos a esa economía digital perfectamente complementaria al turismo de sol y playa, que es nuestra industria principal. Insisto, ciudades que pueden ser similares a la nuestra, como Cannes (Francia), ya lo han hecho con éxito.
Vuelvo al inicio de su relato y a cómo Benidorm supuso un ascensor social para la generación de nuestros padres. Hoy en día, ¿cree que, y permítame la comparación, Benidorm sigue ejemplificando ese El Dorado para las generaciones actuales?
Es una muy buena pregunta. El mundo ha cambiado mucho. En aquel momento teníamos un país en el que no había un nivel formativo y de trabajos cualificados tan elevado como ahora. Es decir, entonces los trabajadores del sector turístico o la hostelería tenían unos salarios, comparativamente con otros sectores, que se situaban en la media o por encima de la economía nacional. Eso generaba un atractivo importante que hacía, y coincido con su valoración, El Dorado de España.
«Tenemos que dar un salto de calidad estableciendo actividades económicas que sean complementarias al turismo de sol y playa»
Dicho esto, ¿cómo cree que se puede atraer ese talento y ese trabajo deslocalizado, cualificado y bien remunerado a Benidorm? Y, por favor, demos por obviada la cuestión del buen clima.
La ciudad lo tiene todo para ser atractiva desde ese punto de vista. Lo que tenemos que poner sobre la mesa es una infraestructura de ciudad que permita esa atracción de talento y de profesionales cualificados. Benidorm se tiene que subir a la ola de la economía digital creando la infraestructura necesaria que permita tener un gran parque tecnológico. Tenemos que ir en esa dirección.
En Alicante, el Distrito Digital ha conseguido que grandes multinacionales se asienten allí siendo una ciudad mucho menos atractiva que Benidorm y la Marina Baixa… pero, de verdad, mucho menos atractiva. Y lo han conseguido creando esa infraestructura, que es lo que tenemos que hacer ahora.
Le escucho sus propuestas y ha llegado a decir antes que “es complicado de explicar”. En una realidad actual en al que el discurso político parece ir más dirigido a las tripas que al cerebro del votante, ¿no le preocupa que todas esas ideas no calen entre los electores?
Claro que me preocupa, pero estoy convencido de que la política que nos viene en los próximos años es más técnica y profesional y, por lo tanto, mucho menos populista. Quiero creer que los vecinos de Benidorm van a saber valorar cuáles son las propuestas que se quedan en el populismo o en el ‘aquí y ahora’, y aquellas que vienen respaldadas por perfiles profesionales y de gestión demostrado en sus actividades profesionales y que ahora quieren volcar todo ese conocimiento en la gestión municipal.
«En Alicante, Distrito Digital ha conseguido que grandes multinacionales se asienten allí siendo una ciudad mucho menos atractiva que Benidorm y la Marina Baixa»
Me encantaría poder compartir ese punto de vista, pero supongo que es usted consciente de que en una ciudad que vive por y para el turismo, la actividad más duramente castigada por la pandemia, hablar a muchísimas familias de algo que no sea el ‘aquí y ahora’, traducido en pagar la cesta de la compra y las facturas, es, cuanto menos, mucho pedir. Tener problemas para pagar la luz, el agua, la comida… es algo muy jodido.
Es muy jodido, efectivamente; pero, a la vez, es el momento de hacerlo y de hacer pedagogía. ¿Por qué nuestra situación económica es peor que la de otros lugares? Porque no tenemos nada adicional al turismo de sol y playa y esta pandemia nos ha puesto ante esa realidad. Si no hubiesen existido los ERTE aprobados por el Gobierno de España, la ciudad se hubiese caído como un castillo de naipes.
Por lo tanto, tiene usted razón cuando dice que las personas quieren y necesitan soluciones a sus problemas inmediatos y eso debe ser solucionado; pero los políticos también tenemos la obligación de mirar al futuro. A diez, quine, veinte o treinta años vista y tratar de evitar que, si esta situación vuelve a darse en el futuro, la ciudad de Benidorm vuelva a caer.