Lo de las normativas relacionadas con el tráfico es uno de esos temas que afecta a muchos, pero que nadie se atreve a cuestionar.
Cuando se habla en nombre de salvar vidas a ver quién es el que se opone, aunque la comidilla sea, en las pequeñas reuniones, que todas las medidas que se van sacando, apretando cada vez más, tiene realmente un afán recaudatorio.
¿Qué pasa con los puntos negros?
Los radares, que teóricamente sirven como elementos para disuadir al conductor de sobrepasar los límites, están, mayoritariamente, en puntos poco peligrosos, y no en aquellos puntos negros donde realmente harían falta.
Bueno, la realidad es que los puntos negros se conocen, son aquellos donde más accidentes se producen por temas mal señalizados, mal estado de la vía, etc. pero siguen ahí, no se actúa sobre ellos para eliminarlos, con lo que con cada accidente debería penalizar a los responsables por su inanición.
Radares en tierra de nadie
Un solo ejemplo de radar colocado sin criterio, que seguro que a todos se nos ocurre muchos más. En la N-332 hay una zona peligrosa en el cruce con Santa Pola, donde se producen muchos accidentes, pero el radar está puesto varios kilómetros después, cuando ya no existen problemas ni se han ocasionado accidentes.
Además, la de tráfico es una de esas leyes que condena con penas incluso de cárcel a aquellos que, si bien pueden haber incumplido algunas de las normas, no han ocasionado daño a terceros. Incluso supone, en caso de accidente, que, aunque el culpable sea la otra parte, se condene directamente a aquel que ha sufrido el accidente en lugar de al que lo ha provocado, si el primero superaba, por ejemplo, el límite de alcohol.
Eso deriva habitualmente en darle carta blanca al seguro para que no se haga cargo de los daños, aunque el culpable haya sido el contrario, generando verdaderos problemas a muchísimos ciudadanos.
0,00025% de mortalidad
Y se podría defender en pro de evitar esos accidentes siempre que el Estado actuase igual de preventivamente en casos de violencia, desahucios, ruinas por no recibir las ayudas a tiempo, etc. Pero no, solo se hace en donde es el ciudadano el pagano.
Según datos oficiales del Gobierno de España en 2021 se realizaron casi 400 millones de desplazamientos por carretera, solo contando aquellos de largo recorrido. En ellos se produjeron siniestros que se cobraron la vida de 1.004 personas.
Evidentemente lo deseable sería que nadie falleciera por nada, ni accidentes caseros, ni negligencias médicas, etc. pero la cifra en proporción a los desplazamientos no justifica seguir ‘apretando’ a los conductores. Ya se ha bajado la velocidad en ciudades a 30 km/h y en marzo entra la nueva ley en vigor.
Responsabilidad compartida
Hay que tener en cuenta que, según la misma fuente oficial, tres de cada cuatro fallecidos son en vías convencionales, que carecen de un mantenimiento correcto en muchas ocasiones. La responsabilidad al menos debería ser compartida y no solo plantear la culpa del usuario, sino también la del Ministerio competente.
Puntos negros como la misma carretera mencionada (N332) a su paso por Torrevieja, desde donde se lleva reclamando desde hace muchísimos años que la vía se convierta en carretera de doble carril por sentido, deberían generar responsabilidades.
Polémica medida en adelantamientos
La nueva Ley prohibirá el poder sobrepasar en los 20 km/h actuales cuando se realiza un adelantamiento. La misma ha sido criticada por los especialistas que aseguran que con esto aumentarán las multas en los radares (de tramo), pero también la siniestralidad.
Según un estudio de la Universidad de Zaragoza a 90 km/h se invade el carril contrario en el adelantamiento durante 189 metros y 7,56 segundos, mientras que con 110 km/h (esos 20 más hasta ahora permitidos para esas maniobras) se reduce a 77 metros y 2,52 segundos. También Automovilistas Europeos Asociados (AEA) defienden la misma postura.
Igualmente desde el RACE consideran que la normativa que se extinguirá este 21 de marzo “minimizaba los riesgos”. Ahora queda abierto otro debate, si se tarda más en adelantar habría que modificar las distancias de las señales desde donde marcan que ya no se puede adelantar, así como repintar las carreteras con la línea continua pertinente, pero eso es algo que como ya no depende del conductor difícilmente veremos que se haga en todas las carreteras afectadas.
Es decir, una vez más si se producen accidentes por respetar la norma (no superar esos 20 km/h) y respetando las señales verticales y pintadas en la carretera, la culpa recaerá en el conductor, y no en la mala señalización que en este caso provocará más confusión que prevención.
Etiqueta medioambiental
En cualquier caso la política sigue siendo multar y recaudar, en lugar de mejorar la pedagogía en los conductores. No es la única medida que entra en vigor, ya que también aparecerá una nueva señal que se aplicará en 149 ciudades españolas, prohibiendo circular por distintas zonas a los vehículos que no tengan la etiqueta medioambiental.
La desigualdad que no se afronta
Existen otros motivos de fallecimiento. La pandemia ha provocado que los diez hombres más ricos del mundo aumenten su fortuna en 1.300 millones de euros al día. Como el dinero no se destruye, se traslada de manos, quiere decir que hay muchos más millones de personas pobres. Según Oxfam Intermón en el mundo mueren al día 21.000 personas por la desigualdad (falta de acceso a servicios de salud, violencia, hambre, etc.).
Con los 1,5 billones de dólares que amasan esas diez fortunas Oxfam afirma: “si estos diez hombres perdieran mañana el 99,999% de su riqueza, seguirían siendo más ricos que el 99% de las personas del planeta».
La fortuna de estos milmillonarios ha aumentado en los dos años de pandemia más que en los últimos catorce años acumulados. Mientras el resto de los mortales se han visto empobrecidos y con más deuda pública.