Malcolm X, también conocido como El-Hajj Malik El-Shabazz, fue un orador, ministro religioso y activista estadounidense. Fue un valiente defensor de los derechos de los afroestadounidenses, un hombre que acusó a los estadounidenses blancos en las más duras condiciones de sus crímenes contra sus compatriotas negros. En cambio, sus detractores lo acusaron de predicar el racismo y la violencia. Ha sido descrito como uno de los mayores y más influyentes afroestadounidenses en la historia.
Era hijo de un pastor protestante y de una mujer mulata, nacida de la violación de una negra por un hombre blanco; durante su infancia sufrió los continuos traslados de residencia de su familia, huyendo de las agresiones de grupos racistas, que culminaron con el asesinato de su padre en 1931.
En 1942 se instaló en Nueva York y se convirtió en un criminal callejero (traficante de drogas, proxeneta, ladrón…). Condenado a siete años de cárcel en 1946, abandonó su adicción a las drogas, estudió por correspondencia y tomó contacto con la Nación del Islam (NOI), movimiento religioso musulmán liderado por Elijah Muhammad, que consideraba a los negros el pueblo favorito de Alá y a los blancos la personificación del diablo.
Pasó así del crimen y la marginalidad a la que le habían condenado las circunstancias, a un eficaz activismo político en defensa de una minoría racial maltratada. Al salir de la cárcel en 1952 se adhirió a la Nación y cambió su apellido por la «X», que simbolizaba el apellido africano original que los negros americanos habían perdido. Su labor de propaganda extendió la influencia de la NOI en Detroit, Boston y Filadelfia; fundó el periódico Muhammad Speaks; y llegó a ser el responsable de la NOI en Nueva York.
Desde finales de los cincuenta fue presentado por los medios de comunicación como un apóstol de la violencia, tergiversando su mensaje de rechazo de la dominación blanca y de autodefensa contra el racismo. Su popularidad determinó una rivalidad con Elijah Muhammad que terminaría con la escisión de Malcolm X en 1964, cuando tuvo conocimiento de que existían planes para asesinarle. Malcolm X propugnaba participar más activamente en la lucha política, denunciando que ni las acciones de reforma individual de la NOI, ni la campaña por los derechos civiles -en auge por aquellos años- conducirían por sí solas a la liberación de los negros. Fundó su propio movimiento, la Mezquita Musulmana.
En aquel mismo año cumplió el precepto religioso de peregrinar a La Meca, aprovechando para visitar siete países musulmanes. Este viaje le convirtió a una forma más ortodoxa del Islam, en la que veía posible la hermandad de todas las razas; abandonó el racismo de la NOI, dejó de predicar el separatismo y pasó a proponer un nacionalismo negro (emancipación sobre la base de tomar el control de sus propias organizaciones y comunidades).
En un segundo viaje aquel año tomó contacto con importantes líderes africanos (Nasser, Nyerere, Nkrumah, Kenyatta…) e incorporó a su discurso la lucha contra el imperialismo norteamericano; su reflejo fue la fundación, todavía en 1964, de la Organización de la Unidad Afro-Americana, un movimiento laico de tendencia socialista. Estas transformaciones no llegaron a dar fruto, pues fue asesinado al año siguiente, probablemente por orden del propio Muhammad.
El 21 de febrero de 1965, en el Audubon Ballroom de Manhattan, Malcolm X comenzó a hablar en una reunión de la Organización de la Unidad Afro-Americana, cuando estalló un alboroto entre la multitud. Un hombre grito: «¡Negro!, quita las manos de mi bolsillo». Los guardaespaldas de Malcolm acudieron para ver lo que ocurría mientras que otro hombre disparaba en el pecho a Malcolm. Junto a otras dos personas le dispararon en 16 ocasiones. Uno de los asesinos fue capturado y golpeado por la muchedumbre, pero los demás lograron escapar. Malcolm X fue declarado muerto poco después de llegar al Centro Médico de la Universidad de Columbia.