La cofradía del Traslado al Santo Sepulcro, con motivo del sesenta aniversario de la llegada de este grupo escultórico, ha realizado un documental titulado ‘La huella de los crevillentinos ausentes’ en el que recogen de manera testimonial, documental y gráfica el legado de los crevillentinos ausentes en el pueblo de Crevillent.
Para realizar esta pieza audiovisual contaron con la colaboración del Archivo Municipal, a través del fondo personal del crevillentino ausente Joaquín Galiano García.
Punto de partida
El documental ‘La huella de los crevillentinos ausentes’ parte del siglo XIX, época en la que numerosos pueblos del país atravesaban una difícil situación. Había una falta generalizada de trabajo y esto obligó a decenas de crevillentinos a emigrar a otras regiones para buscar un futuro mejor.
“Tenemos constancia de que emigraron a varias ciudades de España e incluso a otros países o regiones como África, pero en el documental hemos decidido centrarnos en Madrid, Valencia y Barcelona porque fue en estas provincias donde se crearon las Cofradías de Crevillentinos Ausentes” relata Jesús Mas Mas, director y guionista del documental.
Estereros y horchateros fueron los principales oficios de los emigrantes
Exportar la industria crevillentina
Estereros y horchateros fueron mayoritariamente los que emigraron, y lo harían llevándose consigo lo que representaba la industria crevillentina de la época. “Una vez que llegaron y se asentaron en las diferentes ciudades a las que emigraron, nuestros crevillentinos ausentes empezaron a dedicarse a las esteras” explica Jesús Mas.
Estas mismas personas que durante el invierno esteraban, en verano, como no hacía falta la estera, se dedicaban a la elaboración de horchata y en Semana Santa, se dedicaban a la venta de palma en las iglesias. “Según la época del año tenían un oficio u otro” añade.
Añoranza por la tierra
Así, decenas de crevillentinos se vieron prácticamente obligados a abandonar su pueblo en busca de un futuro mejor. Una situación complicada de por sí, a lo que había que sumarle la añoranza de su tierra, por lo que se empezaron a organizar para crear las conocidas como Cofradías de Crevillentinos Ausentes, siendo Joaquín Galiano su principal exponente.
“Necesitaban tener comunicación entre ellos, entre los paisanos. Crearon puntos de encuentro donde se reunían para no perder la vinculación con el pueblo y poder hablar entre ellos de sus asuntos” asegura Jesús Mas.
«Según la época del año, tenían un oficio u otro» J. Mas (Director)
La primera cofradía en Madrid
En 1935, Joaquín Galiano García era el secretario de la comisión oficial encargada de organizar la Semana Santa. En 1940 emigró a Madrid donde ejerció como propietario y gerente del laboratorio Vogalia. Como crevillentino ausente, amante de su pueblo natal y sus tradiciones, comienza a gestar la idea de fundar una cofradía de crevillentinos ausentes.
De esta manera, en 1947, en el café Lyon d’Or, funda la Cofradía de Crevillentinos Ausentes de Madrid junto a Vicente López Rico, Manuel Magro Espinosa, Marcial Espinosa Molina y José Pérez González. Después se fundarían otras cofradías en Barcelona y en Valencia.
Punto informativo de referencia
La asociación madrileña, que llegó a alcanzar los casi trescientos socios, tenía como objetivo “laborar por la mayor gloria y grandeza de Crevillent, especialmente por su Semana Santa” tal y como refleja el Título I de sus estatutos.
Durante sus primeros años la cofradía llevó a cabo numerosas actividades, dándolas a conocer a través de un boletín, iniciativa que también realizó la cofradía de Barcelona. Entre las actividades realizadas se encuentra la presentación de cuentas, la venta de lotería de Navidad, el emplazamiento para las reuniones de socios, las convocatorias para celebrar la Junta General e incluso entrevistas y encuestas acerca de cuestiones como si deberían tener paso propio o no. Estas opiniones dieron lugar, tiempo después, a la adquisición del Traslado al Santo Sepulcro.
Además, también otras actividades socioculturales como la celebración de los Juegos Florales, el certamen literario organizado por la Sociedad Cultural y Artística Nuevo Casino o incluso llegó a publicarse la letra de más de un centenar de habaneras.
Congreso de crevillentinos
A los diez años de su fundación se llevaría a cabo el I Congreso Internacional de Crevillentinos Ausentes con el fin de reunir a los crevillentinos procedentes de todo el mundo, acontecimiento de gran relevancia social para la época y en el que hubo varias ponencias, entre ellas, la pronunciada por Joaquín Galiano acerca de la creación del Centro de Iniciativas Crevillentinas.
Este congreso se celebró en el Teatro Chapí, contando con la presencia de las autoridades locales y provinciales, cuya apertura corrió a cargo de Isidro Boyer, delegado general del congreso.
Joaquín Galiano fue el fundador de la primera cofradía de crevillentinos ausentes
Difícil de cuantificar
Aunque son muchas las personas que tuvieron que emigrar, no existe un registro oficial que cuantifique el número exacto de personas que marcharon de Crevillent a otras regiones, dado que “no todos los crevillentinos que emigraban se asociaban a las cofradías, era algo opcional. Además, algunos solo marchaban para hacer la temporada de verano o la temporada de Semana Santa y volvían después. Otros sí que emigraban y ya no regresaban” matiza Jesús Mas.
Varias historias personales
Para ‘La huella de los crevillentinos ausentes’ han contado con cerca de veinticinco testimonios, ya sean de los crevillentinos ausentes o de sus propios familiares. Unos relatos que reflejan el amor y devoción que sintieron por sus raíces.
“En pleno siglo XIX, no se disponía de los medios de transportes actuales. La Semana Santa de Crevillent era el mayor exponente del municipio, por lo que muchos priorizaban el venir durante esas fechas a Crevillent antes que estar atendiendo sus propios negocios. Los crevillentinos tienen mucho amor a su Semana Santa desde hace muchos años” afirma.
Gran amor por su ciudad
Este amor por el municipio y sus tradiciones se ha reflejado no sólo con sus constantes visitas, sino también con las importantes donaciones realizadas a la ciudad a lo largo de los años. “A lo largo de todo el proceso de documentación, me sorprendió mucho poder comprobar el amor que sentían estos crevillentinos por su pueblo. Tenían viajes organizados año tras año para traer consigo importantes obsequios para la ciudad, obsequios de una gran envergadura económica para la época en la que se encontraban” reseña Jesús Mas.
En Madrid, Barcelona y Valencia crearon cofradías de crevillentinos ausentes
Donaciones al municipio
Entre algunas de estas donaciones se encuentran las dos campanas que aún se conservan en la Parroquia Nuestra Señora de Belén, el Monumento al Santísimo que se colocaba el Jueves Santo y que la prensa de la época calificó como una estructura digna de una gran catedral, además de imágenes como la Virgen de los Desamparados y el Traslado al Santo Sepulcro que llegó en 1962.
Sin embargo, posiblemente la donación que más destaque, por su importante utilidad para los crevillentinos de la época, fue el aparato de rayos X al hospital y residencia de ancianos de Crevillent.
Una acogida excepcional
Podría decirse que los crevillentinos ausentes fueron muy bien acogidos en aquellos territorios a los que emigraron. Prueba de ello es que, precisamente en Madrid, se encuentra todavía la Calle Crevillent, ubicada cerca del Santiago Bernabéu. “Los crevillentinos iban a Madrid a esterar. Cuando pasaba el verano, esas moquetas y alfombras se sacaban al exterior y se limpiaban sacudiéndolas. Entonces el ayuntamiento les asignó una zona a las afueras de Madrid para que hicieran ese trabajo” explica Jesús.
“Fue tanta la gente de Crevillent que allí se reunía, que ellos mismos empezaron a denominar aquel tramo de vía como Calle Crevillent. Los años fueron pasando hasta que, cuando la zona se urbanizó, el Ayuntamiento de Madrid oficializó y registró esa calle con el nombre que le dieron los estereros de la época” apunta.
Mantener vivas sus historias
Todavía hay familiares de estos crevillentinos ausentes que mantienen vivos los negocios que sus padres y abuelos abrieron en estas grandes ciudades. “Algunos triunfaron más y otros menos pero todos son conscientes de cuáles son sus raíces y del esfuerzo que realizaron sus familiares” afirma Jesús Mas.
En Crevillent todavía quedan huellas de lo que estos crevillentinos representaron, una seña de identidad que les ha servido como fuente de inspiración a la hora de elaborar este documental, ya que “es fundamental que no se pierda la importante labor que realizaron los crevillentinos ausentes por su tierra. Las personas de edad avanzada han vuelto a recordar aquellos momentos que tuvieron que vivir cuando eran niños y la gente joven ha podido conocer la historia para que la sigan transmitiendo a las próximas generaciones” añade.
Para el documental se ha contado con cerca de veinticinco testimonios
Más de un año de trabajo
‘La huella de los crevillentinos ausentes’ es el resultado de un trabajo de investigación que ha durado más de un año. Para ello empezaron a recabar información en el archivo municipal de Crevillent, donde hay depositado un fondo personal del crevillentino ausente Joaquín Galiano. Gracias a la ayuda de la archivera municipal, Bibiana Candela Oliver, fueron obteniendo un mayor número de fuentes documentales.
Fuentes documentales del proyecto
Así dieron con ‘La Terreta’, revista de periodicidad mensual dirigida por Joaquín Galiano con la que los crevillentinos se comunicaban entre sí. “Tenemos que tener en cuenta que en la época que tratamos en el documental, el principal medio de comunicación era el escrito, por lo que esta revista ejercía un gran papel, siendo la única forma que tenían de enterarse de todo aquello que tenía lugar en Crevillent. A día de hoy hay varias personas que todavía conservan todas esas revistas en su totalidad” señala Jesús Mas.
Pero, sin duda, lo más valioso es el testimonio de aquellas personas que vivieron o conocieron de primera mano aquellos momentos. “No es lo mismo leer un papel que escuchar a una persona. Sus testimonios son los que nos han permitido hacer realidad esta producción. Algunos de ellos son de muy avanzada edad y todavía viven” apunta.
Calles de los crevillentinos ausentes
A la madrileña Calle Crevillent hay que sumarle la crevillentina Avenida de Madrid, propuesta por la Cofradía de los Crevillentinos Ausentes de la capital, en agradecimiento a la acogida que tuvo en Madrid la gente del municipio. Ya en 1979, el Ayuntamiento de Crevillent rotuló la principal vía de entrada a la ciudad desde Elche con el nombre de Avenida Crevillentinos Ausentes.