Es absolutamente prohibitivo que en las fiestas populares de cualquier pueblo de la Comunitat Valenciana no suene ‘Paquito el chocolatero’. Si tal olvido se produce, probablemente el alcalde y la comisión festera tengan que presentar su dimisión al día siguiente. Y tal vez partir hacia el exilio para siempre.
Por supuesto esto es una humorística exageración, pero sí es cierto que este histórico pasodoble se ha convertido en todo un himno extraoficial de nuestra tierra. E incluso en los últimos años también de España. Quizás esta estimada pieza sea la aportación más universal de la provincia de Alicante y de nuestra Comunitat al mundo.
Aún así irónicamente la mayoría de alicantinos y valencianos desconocen quién es su autor y, no menos importante, quién fue el ilustre Francisco que inspiró esta pieza. Ya que ahora celebramos el 85 aniversario de su composición, es un excelente momento para recordarlo.
El Paquito original era un hombre de Cocentaina dedicado al negocio del chocolate
Cabrero y músico
El epicentro de esta historia se ubica en Cocentaina. El 15 de mayo de 1909 nació aquí Gustavo Pascual Falcó, en una familia ganadera dedicada a la cría de cabras. Le pusieron dicho nombre porque años antes su madre había sido ama de leche de otro niño huérfano así llamado.
Ya desde pequeño mostró algunos problemas de salud, los cuales se fueron incrementando con la edad. Sin embargo este hándicap no le impidió descubrir su gran pasión: La música. Empezó dando clases de solfeo, luego tocando el clarinete y a los diez años ya era miembro de la banda de música de Cocentaina.
Delicada salud
Posiblemente, si hubiera sido una persona más saludable, Gustavo podría haber optado a una beca para estudiar en algún conservatorio e incluso haber tenido una importante carrera musical tocando por todo el país.
No obstante, por sus delicadas condiciones físicas apenas pudo viajar fuera de su pueblo natal. Se conformó pues con la nada desdeñable vida de casarse con una buena mujer contestana, tener dos hijos, trabajar de cortador de calzado y componer piezas musicales por mero placer.
El músico Gustavo Pascual compuso la pieza en plena Guerra Civil
El cuñado festero
Su esposa, Consuelo Pérez Molina, venía de una familia dedicada al comercio de especias, dulces y sobre todo… chocolates. El hermano mayor era quien se encargaba del negocio. ¿Y a qué no adivinan cómo se llamaba aquel buen señor? Pues sí, Francisco.
El amigo Paco era además uno de los mayores festeros de Cocentaina, de estos que no perdonan ni un solo día de los Moros y Cristianos. Así que un buen día Gustavo decidió componer una pieza musical festera dedicada a su persona. Porque… ¿qué mayor regalo hay en el mundo que tener un cuñado juerguista? Pues así nació esta icónica pieza.
Fue nada menos que en el verano de 1937, en plena Guerra Civil española. La familia Pascual-Pérez descansaba en una casa que poseían en la sierra de Mariola para las vacaciones estivales. Todo un oasis de paz en medio de tanta violencia.
Cuenta la leyenda que Gustavo compuso hasta tres piezas y se las interpretó todas ellas a Paco para que eligiera su preferida. Si así fue, desde luego su cuñado tuvo buen oído musical pues no pudo acertar más con su elección.
Muerte prematura de Gustavo
Aunque existen algunas discrepancias respecto a su autoría real, algunos dicen que el pasodoble original iba acompañado incluso de una letra en un tono cómico a la par que conmemorativo hacia su protagonista.
Esta supuesta letra dice así: “Paquito el Chocolatero és un home molt formal. Quan arriba a la festa, va sempre molt colocat. Es posa el vestit de festa, el puro, café-licor. S’en va a la filà per a oblidar-se de tot. Pels carrers va desfilant entre plomes i colors. El carrer es va entregant a la gràcia d’este home que sap com ningú dansar. I quan acaba la festa, l’endemà se’n va a la fàbrica i es posa a treballar. Cantahueso i herbero, per a poder-ho aguantar fins que torne nostra festa, tan valenciana, tan popular”.
Por desgracia Gustavo apenas pudo ser testigo del enorme éxito popular que alcanzó su creación. En primer lugar porque debido a la guerra se suspendieron casi todos los festejos, así que tardó años en interpretarse ante un gran público. Y una vez que la música sustituyó al sonido de las bombas, su salud se resintió. Falleció a la temprana edad de 36 años por problemas renales. ¿Quién sabe cuántas emblemáticas canciones populares más podría habernos regalado de haber disfrutado de una larga vida?
El característico baile fue inventado en los Moros y Cristianos de Villena
La interminable juerga de Paquito
Lo cierto es que esta oda a la amistad entre cuñados llegó mucho más lejos de lo que sus propios protagonistas podían haber soñado. Ya en los años 40 hay constancia de que se tocaba en fiestas de pueblos fuera de la propia Cocentaina.
Fue una comparsa de Villena la que puso de moda el característico movimiento de inclinarse para bailar el estribillo de ‘Paquito el Chocolatero’. Luego saltaría también al mundo de la tauromaquia.
Durante décadas la canción quedó como un distintivo folclórico de nuestra tierra, hasta que hacia los años 90 empezó a sonar cada vez más en saraos de todas partes de España. A partir de ahí se realizaron algunas versiones, siendo quizás la de King África la que le otorgó mayor proyección internacional.
85 años
Ahora son ya 85 años lo que dura la eterna juerga post-mortem de Francisco Pérez. Y este verano se volverá a bailar su canción en tantos y tantos pueblos.
Quienes quieran saber más sobre el ilustre maestro Gustavo Pascual pueden ver tanto la partitura original como su guitarra en el Museo Festero de Cocentaina. Su casa natal se encuentra en la plaza Pintor Borrás de dicha localidad.