Se cumplen 70 años de la donación del reloj de la torre de la iglesia de Nuestra Señora de Belén, de la mano de la Cofradía de Crevillentinos Ausentes de Cataluña, acto que tuvo lugar el 9 de abril de 1952, Miércoles Santo.
Las actas de pleno recogen esta donación en la sesión de 31 de julio, en la cual queda patente el cariño de los ausentes por su pueblo natal.
Desde el siglo XIX, muchos crevillentinos abandonaron su patria chica en busca de un futuro mejor, llevando consigo labores tan típicas como la artesanía de las esteras, el helado y el trabajo de la palma blanca, actividades que compaginaban según la época del año.
A pesar de la distancia, estos emigrantes tenían necesidad de mantener el vínculo con su pueblo natal, para lo cual fundaron las cofradías de crevillentinos ausentes en Madrid, Barcelona y Valencia, las cuales realizaron numerosas donaciones a su pueblo natal, sin olvidar nunca a los más necesitados y a su tradición más antigua, la Semana Santa.
La cofradía de Cataluña, el mismo año de su fundación, donó el reloj de la torre de la iglesia de Belén, cuyo programa del acto se conserva en el Archivo Municipal Clara Campoamor. El reloj “cuyas campanadas primeras –vagido inolvidable de su vida- sonaron al mediodía del Miércoles Santo, en medio de la emoción de todo el pueblo,” y “sus latidos unísonos a nuestro corazón, contaron las horas hasta el Domingo de Ramos…”.
Los crevillentinos ausentes sentían un amor incondicional hacia Crevillent, su patria chica, y todo aquello que la define: tradiciones, costumbres, fiestas y cultura, así como los más necesitados, a los que siempre ayudaron de manera altruista y de manera muy importante para la época.