Una fiesta con dos turnos, en unos festejos que recuerdan que el veintiuno de agosto de 1653, junto al hoy manantial de la Font Roja, se produjo un milagro singular. Según algunas versiones, el religioso Antonio Buenaventura Guerau vio, mientras disfrutaba sumido entre reflexiones bíblicas y arrancaba lirios blancos entre rosales, cómo en el bulbo de uno de los lirios (o azucenas) se veía la imagen de la Virgen.
Otros relatos nos hablan de que en cada una de las gruesas yemas vegetales se reproducía el icono cristiano, o solo en tres, cuyas raíces dibujaban la imagen. Así que se construyó una ermita para cada veintiuno de agosto conmemorar tales aconteceres. Pero ya se sabe que el octavo mes toca ir de vacaciones, así que acabó por sumarse, el tercer domingo de septiembre, una muy animada romería hasta el lugar.
La figura tras el milagro
Las leyendas a veces son injustas, y aquí nos devuelven la imagen de un ingenuo y atildado religioso que trota alegremente por los carrascales que saludan al Serpis. La realidad es que el alcoyano Antonio Buenaventura Guerau Monllor, nacido a principios del siglo diecisiete y fallecido en Valencia el dieciocho de marzo de 1666, era por entonces un intelectual de primer orden.
Doctor en Teología, catedrático en Artes, prefecto (responsable de que se desempeñen debidamente cargos y funciones) de Estudios del valenciano Real Colegio Seminario del Corpus Christi, lo nombraban en 1648 pavorde (prepósito o administrador eclesiástico) de la Santa Iglesia Metropolitana de Valencia, cargo en el que se mantuvo durante dieciocho años, hasta su fallecimiento. También fue perito en lenguas latina, griega y hebrea, filósofo y persona de gran elocuencia.
A la conmemoración de agosto se le añadió romería en septiembre
Un pasaje bíblico
Quizá aquel día, más que zascandilear, preparaba algún estudio bíblico. Asegura la leyenda que meditaba precisamente a partir de un pasaje del ‘Cantar de los Cantares’, el versículo dos del segundo capítulo (Ct, 2-2), justo el que dice: “Como el lirio entre los espinos, así es mi amada (amiga, en algunas traducciones) entre las doncellas”.
Esto, pese a su claro enfoque galante, atribuido míticamente al rey Salomón (el de las decisiones ‘salomónicas’; 965-928 antes de Cristo), fue interpretado por la Iglesia como una profética (el texto es posiblemente del siglo cuarto antes de Cristo) loa a la Virgen, de cuya Inmaculada Concepción era Antonio Buenaventura acérrimo defensor.
El religioso Antonio Buenaventura Guerau encontró la vegetal imagen sagrada
Una ermita conmemorativa
Leemos en un cartel en la Font Roja: “En la madrugada del 21 de agosto 1653 tuvo lugar el portentoso hallazgo de los lirios del Carrascal (…) Diez años más tarde (…) en el lugar del hallazgo (…) ‘a on neix la Font Roja’, se levantó la primera ermita, primer templo de España y del mundo dedicado a la Concepción Inmaculada de la Virgen, cuyo dogma no fue definido hasta 1864 por el papa Pío IX”.
Así que aquí, en estas alturas capaces de tranquilizar una calurosa tarde de agosto, mientras los encargados de velar por el lugar, voluntarios incluidos, prosiguen respetuosamente su tarea entre el rumor del viento peinando los pinos, se reconstruía el templo demolido (por amenazar ruina) en 1743. Un año después se inauguraba, el diecinueve de julio, con vivienda para el ermitaño más hospedería.
Fue nombrada patrona canónica de Alcoy en 1952
El conjunto arquitectónico
Hubo nueva reconstrucción, a cargo del arquitecto autóctono José Moltó Valor (1848-1886), inaugurada el catorce de junio de 1891, con carretera adjunta. Casitas de reposo adosadas del también alcoyano Vicente Juan Pascual Pastor (1865-1941), arquitecto municipal, le añadían en 1922 más encanto. En 1925 se suma el espectacular hotel ‘volado’ sobre el valle. El conjunto se remató en 1927 con una imagen de la Inmaculada de cinco metros de altura, obra del escultor José Pérez Pérez, ‘Peresejo’ (1887-1978).
Pues bien, hacia la explanada a la que saluda todo ello ha de retomar su circuito, tras el borrón pandémico, la romería del tercer domingo de septiembre (una fecha muy consecuente con lo que fue antañón calendario escolar, que alargaba las vacaciones prácticamente hasta la mitad del noveno mes). Quizá se vuelva a obsequiar a los peregrinos aguardientes como el anisado ‘timó’ (tan típico de aquí y hasta de Castellón, Aragón o las Baleares) o el ‘herberet’, o cantueso.
La próxima romería
La Virgen de los Lirios, o Mare de Deu de la Font-Roja, según la azulejería del manantial donde aparece junto a San Felipe Neri (1515-1595, para algunas fuentes, en ‘representación’ de Antonio Buenaventura), fue nombrada patrona canónica de Alcoy en 1952. La Archicofradía de la Virgen de los Lirios, con sede en la iglesia de San Mauro y San Francisco, junto al parque la Glorieta, se hizo ya cargo de los actos del pasado agosto.
Sin embargo, estos tuvieron que celebrarse en la ciudad, en el templo sede, debido al riesgo de incendios. Cabe esperar que los anunciados por la Archicofradía para el domingo 18 de este mes, incluida la tradicional parada en el cementerio para honrar a los difuntos, se puedan materializar en la paz que debió presidir durante el milagroso hallazgo del culto Antonio Buenaventura Guerau.