Septiembre y octubre siempre fueron los meses en los que los habitantes de la Marina Baixa miraban al cielo con más preocupación que el resto del año buscando indicios, señales, de la llegada de las temidas gotas frías. Esas lluvias torrenciales que lo arrasaban todo y que no servían para nada más que para destruir, pues su agua ni regaba ni llenaba embalses.
Llegó, para quedarse, el cambio climático y a las gotas frías comenzamos a llamarlas Depresiones Aisaladas en Niveles Altos, o sea, DANA, que para el caso es lo mismo, y el calendario se trastocó. El inicio del otoño, con el mar Mediterráneo a punto de hervir, sigue siendo un momento muy delicado para estos episodios, pero ya no hace tanto frío tan pronto y aquella estupenda frase de “aquí no sabe llover” la escuchamos ya más en pleno invierno que en estos meses de cambio.
La playa de Levante de Benidorm se llevó la peor parte del temporal de lluvia
El fantasma del pasado
Por eso, el que más y el que menos enarcó las cejas cuando a finales del pasado mes de septiembre y por espacio de apenas dos horas, el cielo se abrió sobre la comarca de la Marina Baixa trayendo de golpe el fantasma de los otoños pasados, que diría Dickens.
Las predicciones aquel día avanzaban lluvia, pero en ningún caso algo tan bestial como lo que sucedió. Más de cien litros por metro cuadrado -insistimos, en menos de dos horas- registraron algunos pluviómetros del interior como el de Callosa. No menos de 90 litros, en ese mismo espacio de tiempo, recogieron los de los municipios costeros.
Dos personas arrastradas
Amaneció y lo más complicado ya había pasado. Quedaron en las calles los restos de una noche complicada. Los titulares comenzaron a dar cuenta de los trágicos sucesos sucedidos durante esas horas oscuras. Un policía local muerto en Calp, en la vecina comarca de la Marina Alta. Aquí, en la Marina Baixa, sólo daños materiales y un gran susto que pudo terminar en tragedia.
Dos personas fueron arrastradas por el agua que bajaba como un río por las calles de Benidorm sin que nada se pudiera hacer para evitar que llegaran al mar, desde donde, por fortuna, pudieron ser rescatadas por efectivos de la Policía Local y de Salvamento Marítimo cuando todo hacía presagiar una mañana luctuosa.
En algunos puntos de la comarca, como Callosa, se recogieron 131 litros por metro cuadrado
Levante, afectada
La peor parte de todo ello se la llevó, una vez más, la playa de Levante de Benidorm. En concreto, la zona del Rincón de Loix, donde se acumuló una enorme cantidad de agua en un espacio muy corto de tiempo, arrancando de cuajo pasarelas, lavapiés, hamacas y demás mobiliario del arenal. Y dejando una imagen propia de un fuerte temporal que, al menos en esta ocasión, no llegó desde las profundidades marinas, sino desde las alturas.
La capital turística, además, vio como algunas de sus calles se convertían en auténticos ríos casi navegables y cómo algunos locales de ocio que permanecían abiertos cuando todo empezó, se inundaban causando el estupor y algún que otro susto entre sus parroquianos.
Callosa se libró
La buena noticia, al menos en esta ocasión, llegó del interior. Allí, y pese a lo mucho que llovió en el municipio de Callosa d’en Sarrià, con 131 litros por metro cuadrado, el alcalde callosino, Andrés Molina, confirmaba que no se había producido “ningún daño excepcional” en el término municipal.
Cabe recordar que Callosa d’en Sarrià, y más en concreto el turístico enclave de les Fonts de l’Algar, suele ser un punto de estrés habitual cuando se producen episodios de fuertes lluvias, aunque en esta ocasión, tal y como confirmó el primer edil, todas las infraestructuras han resistido la tromba de agua.
El episodio fue muy intenso y muy corto, durante algo menos de dos horas
L’Alfàs, pequeños daños materiales
Tampoco en l’Alfàs del Pi, uno de los municipios con mayor riesgo de inundación de la Comunitat Valenciana (especialmente en la zona de l’Albir, donde confluyen varios barrancos), se produjeron daños de relevancia.
Así, desde el Consistorio se reconocen algunos “problemas puntuales” en algunas urbanizaciones, pero sin que se hayan tenido que lamentar daños personales ni grandes desperfectos materiales, salvo la caída parcial de una valla en un chalet de l’Albir.
Bien preparados
Buena prueba de lo mucho y bien que se ha trabajado en el ámbito de la adaptación de la escena urbana a las lluvias lo encontramos en Finestrat. Allí, su alcalde, Juanfran Pérez Llorca, aseguró que “en el pueblo no ha llovido mucho, pero sí en La Cala” y subrayó que “la canalización del barranco ha sido clave” para que, como ya ocurriera en la pasada primavera, no se produjeran escenas de inundaciones como las que en el pasado eran habituales en la zona cada vez que llovía.
En ese municipio, como en el resto de la comarca, este primer episodio de lluvias fuertes de la actual estación hidrológica se solventó con algunas caídas de muros y pequeñas inundaciones en bajos que no han tenido mayores consecuencias.