La riqueza arqueológica de Crevillent está fuera de toda duda. Los distintos yacimientos existentes en la población atestiguan la importancia que en la antigüedad tuvo el término municipal.
Sin duda, la ‘joya de la corona’ es la zona de Peña Negra, un enclave situado en una encrucijada de caminos por su proximidad al mar y a las desembocaduras del Segura y el Vinalopó, que permitieron en la antigüedad un poblamiento humano intenso y extenso. “Este yacimiento marca la diferencia de Crevillent respecto a otras zonas del sureste”, indica el arqueólogo municipal, Julio Trelis.
Ese poblamiento extenso arranca hace 40.000 años en la cueva paleolítica de La Ratlla del Bubo. La importancia patrimonial de este enclave lo sitúa dentro de los yacimientos arqueológicos más importantes de la región referidos a la etapa de la colonización fenicia y su momento anterior, y se extiende en una superficie de cuarenta hectáreas, de las que únicamente se han excavado dos mil metros.
Hallazgos
En las distintas campañas de excavaciones que se han llevado a cabo en la zona, donde vivieron más de mil personas, se ha encontrado el área de actividad económica (el taller), la acrópolis o regia, el espacio de actividades artesanales (producción de cerámica) y el recinto dedicado a almacenes con dos alturas y que sería la entrada a la ciudad.
El arqueólogo municipal remarca que también se ha hallado una zona ritual con un altar de piel de toro, objetos y hogares con deposiciones culturales. “No hemos encontrado el templo, pero ésta es una zona muy importante que queremos continuar excavando, y ese deberá ser el objetivo de las próximas campañas, aunque también sería muy interesante trabajar en los almacenes pese a que eso reviste gran dificultad”, explica Trelis.
La antigua ciudad de Herna estuvo ocupada durante la Protohistoria entre el Bronce Final (siglo IX a.C.), hasta la primera Edad del Hierro y se calcula el final de su ocupación hacia el siglo VI a.C.
Los restos fenicios son de mucha relevancia
Musealización
Trelis relata que los moradores de este asentamiento vivían de la agricultura y la ganadería, pero la metalurgia era una actividad muy importante y la colonia fenicia de Guardamar se fijó en la zona de Peña Negra y comerció con los metalúrgicos crevillentinos, como así lo demuestran los más de 400 fragmentos de moldes para fundir como hachas, espadas o puntas de lanza que se han encontrado.
Varias zonas del yacimiento se hallan musealizadas con el objetivo de que el visitante pueda entender cómo era la vida en este asentamiento humano. Muchos de los restos encontrados en la zona se encuentran expuestos en el Museo Arqueológico de Crevillent, donde se muestran moldes de fundición de herramientas (hachas y espadas) y cerámica de uso cotidiano de diferentes ámbitos sociales, lingotes de bronce binario y ternario y varias urnas cinerarias y ajuares vinculados a éstas.
Precisamente, el ‘lugar de los muertos’ de Peña Negra es la necrópolis más importante del sureste peninsular español con alrededor de 155 sepulturas excavadas de cremación. Este rito consiste en quemar al difunto, colocar los restos en una urna, ponerle una tapadera y depositarla en un hoyo excavado en el suelo, el cual se cubre con una piedra y encima de éste se hace un pequeño túmulo de piedras.
La Canyada de Joana muestra la villa romana
Villa romana
Pero la riqueza arqueológica de Crevillent es mucho más amplia. A la importancia de Peña Negra, que es la gran aportación del municipio al Mediterráneo oriental, se suma la villa romana de la Canyada Joana, entroncada directamente con La Alcudia y que pone de relieve la conexión entre el mundo romano y el islámico.
En este yacimiento, excavado personalmente por el arqueólogo Julio Trelis, se han llevado a cabo cuatro campañas entre 1990 a 2007, con cerca de 1.200 metros cuadrados excavados. De la secuencia estratigráfica destaca el impresionante complejo torcularium dedicado a elaborar aceite, datado entre los inicios del siglo IV y finales del siglo V.
Esta villa resulta fundamental para conocer el mundo rural de Ilici y la conexión entre el final de la época romana y los inicios de la Edad Media en el sureste de la Península Ibérica.
La ciudad islámica se presenta en el Raval
Tesorillo
Otro de los hallazgos más relevantes en el municipio, aunque en esta ocasión aislado, es el denominado ‘Tesorillo de Denarios de Cachapets‘, formado por 268 monedas de plata fechadas entre los años 211 y el 100 a. de C. y que también se encuentran expuestas en el Museo Arqueológico de Crevillent.
El mundo islámico
Tampoco hay que olvidar la importancia de las excavaciones desarrolladas en el Raval, que han permitido caracterizar la ciudad medieval y moderna, destacando la excavación del cementerio mudéjar, en el cual se han documentado 81 sepulturas datadas entre finales del siglo XIV y primer cuarto del siglo XVI.
Esta necrópolis pertenece a una población musulmana bajo dominio cristiano o de islámicos conversos, que trataban de mantener sus costumbres en un ambiente hostil a los mismos.
El arqueólogo municipal de Crevillent remarca que “la riqueza y la importancia de los restos arqueológicos de este municipio está fuera de toda duda y son de una enorme relevancia para el sureste de España”.