Entrevista> Mamen Serrano / Expropietaria del ‘Clan Cabaret’ (Zaragoza, 14-agosto-1958)
El Clan Cabaret ya ha dejado de existir y muchos sentimos que con ello ha desaparecido un cachito de Alicante. El pasado mes de marzo este santuario de la noche alicantina bajó la persiana para siempre después de más de tres décadas en funcionamiento.
Conversamos con su propietaria Mamen para darle el último adiós a este emblemático lugar donde alicantinos de varias generaciones hemos pasado tantos buenos ratos. Aunque nos admite sentirse liberada de esta gran carga, al mismo tiempo nos confiesa que aún es incapaz de acercarse a pocos metros de aquel local en el que invirtió tantísimo esfuerzo y que ahora luce un letrero diferente. Sirva esta entrevista como homenaje tanto a ella como a todos aquellos que levantaron el ‘Clanca’ durante estos 32 largos años.
¿Cómo era tu vida antes del Clan Cabaret?
Yo estudié Magisterio, y trabajé durante un par de años en una guardería. Lo que pasa es que uno propone… pero luego la vida te va llevando por donde le parece.
Como no podía parar de trabajar para preparar oposiciones, me tocó buscar otras oportunidades. Trabajé en una tienda de ropa y luego tuve un bar llamado ‘La Luna’ en el Casco Antiguo. Al final llevo ya cuarenta años en la hostelería.
¿Y cómo surgió la idea de crear esta sala? ¿Había algo así en Alicante?
No, ni siquiera nada parecido. En 1991 Alicante no tenía nada que ver con la ciudad actual… bueno casi te diría que el planeta entero (risas). Nos juntamos un grupillo de personas y percibimos que no existían espacios para desarrollar eventos de arte, música, teatro, magia y más historias que nos venían a la cabeza. Así que tiramos para adelante.
Como pub era muy grande, como discoteca era pequeña… pero como lugar de espectáculos no había otra igual.
«Nuestro primer famoso fue el Gran Wyoming y tuvimos que sobornarlo para que viniera»
¿Quién fue el primer famoso a quien lograsteis pescar?
A los pocos meses de abrir vino el Gran Wyoming con ‘El Reverendo’. Para que actuara en el Clan Cabaret tuvimos que sobornarle (risas), le ofrecimos un apartamento en la playa durante una semana para que se hospedara con unos amigos.
Con el tiempo el local se convirtió en un faro del ocio alicantino. ¿Cómo conseguisteis generar ese ambiente tan especial y familiar que se respiraba en el ‘Clanca’?
Con paciencia y aprendiendo todos los días. Al principio íbamos rectificando mucho sobre la marcha. No deja de ser una cuestión de resistencia, porque hemos pasado por etapas de todos los colores.
Lo cierto es que para los espectadores tener a los artistas tan cerca resultaba una experiencia diferente. En el teatro sale el actor, suelta su charla y se va. Sin embargo en el Clan estabas junto a él, te tomabas una cerveza, luego te hacías unas fotos, etc. Era un ambiente más de andar por casa.
«Si quieres triunfar como autónomo no puedes creerte ser un empresario»
¿Ha cambiado mucho el ocio nocturno a lo largo de estas tres décadas?
Sobre todo se han inventado muchas cosas nuevas. Por ejemplo antes necesitábamos confirmar un bolo con cincuenta días de antelación para poder promocionarlo bien porque había que diseñar las hojas, llevarlas a imprimir y mandarlas por correo dado que no existía otra forma de comunicación. También debíamos comprar discos nuevos cada semana. Recuerdo que en la entrada teníamos una cabina de teléfono donde muchos clientes llamaban a sus amigos, novios o familiares. Entonces los móviles ni existían ni se les esperaba.
Nos tocó abrir algunas puertas. Nosotros convocamos el primer concurso de monólogos del país porque era un género que entonces no se conocía. Y luego hemos acabado haciendo una veintena de ediciones de las que ha salido gente que ha hecho carrera.
Esa era otra característica del Clan Cabaret. Actuaban tanto artistas famosos a nivel nacional como alicantinos que estaban empezando.
Sí, totalmente. Teníamos esas dos vertientes. Para muchas personas fuimos el paso intermedio entre el escenario del instituto y el de un teatro. Era un espacio que te permitía actuar ante un público variado, pero en el que también estaban tus amigos y familia por lo que no dejaba de resultar un ambiente amable.
Y luego es cierto que este negocio me ha permitido conocer a mucha gente interesantísima. Hay una generación de artistas que cada vez que venían por Alicante tenían al Clan Cabaret como referencia.
«Convocamos el primer concurso de monólogos de España cuando era un género que apenas se conocía»
Y 32 años después… ¿por qué decides bajar la persiana?
Hay un momento para todo, y ahora estoy en otra etapa vital. Esto lo he hecho con mucho gusto, pero ha sido muy absorbente y en cierta medida todo aquello que he dejado de hacer… también me pesa. Nuestro objetivo original está cumplido. Hoy Alicante ya es otra ciudad, y existen otros espacios.
De hecho quiero recordar que el local sigue abierto. Es cierto que ahora se ha convertido en una discoteca de ambiente gay con otro nombre y un estilo muy distinto, pero en principio los nuevos gerentes pretenden mantener esos eventos culturales en los mismos horarios.
Un consejo para aquellos que empiezan en el mundo de la hostelería. ¿Cuál es el secreto del éxito para estar tres décadas seguidas funcionando?
No creo que exista un secreto. Lo primero es asumir que un autónomo no es un empresario, esa es una de las grandes mentiras de nuestros tiempos. El autónomo tiene que currar como el que más.
Recuerdo que cuando empezamos a valorar lo de traspasar el local nos vinieron algunos grupos inversionistas con catorce socios que no pensaban trabajar. ¿Pero qué se creen que es esto? ¿La Ford? Esto es autoempleo, y la energía y las ganas que le pones a tu negocio son imprescindibles.