La tabla que representa el infierno atrae más y con más intensidad la mirada de quien contempla ‘El jardín de las Delicias’, una de las obras más icónicas del Bosco que se exhibe en la Sala 56A del Museo Nacional del Prado. Esta es la principal conclusión del estudio científico que han realizado conjuntamente el Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y el Museo Nacional del Prado.
A la presentación de las conclusiones del estudio, que ha tenido lugar esta mañana en las instalaciones del Museo, han asistido, entre otros, el rector de la UMH, Juan José Ruiz; el presidente del Prado, Javier Solana; el director del Grupo de Neuroingeniería Biomédica de la UMH, Eduardo Fernández Jover; el portavoz del Prado, Carlos Chaguaceda; y el director del mismo, Miguel Falomir.
En la investigación han participado 52 personas, procedentes de España, Italia, Francia, Argentina, Colombia, México, Chile, Australia y Estados Unidos. El estudio se ha llevado a cabo por el Grupo de Neuroingeniería Biomédica de la UMH, que dirige el catedrático Eduardo Fernández Jover, y en el mismo se han aplicado tecnologías avanzadas para profundizar en el comportamiento del público frente a la pintura.
La tecnología empleada en el estudio permitía registrar la posición de los sujetos en la Sala, medir el tiempo que cada persona miraba la tabla y a qué parte de la obra prestaban atención. La técnica permitía, también, registrar de manera simultánea con la observación, el tamaño de las pupilas, lo que proporciona información relevante sobre las respuestas emocionales. Así, recabados los datos y puestos en una magnitud homologable (segundos por metro cuadrado), ya que las tres tablas no tienen igual tamaño los resultados, indican que el tiempo promedio de observación del panel del Infierno fue de 33,2 segundos/metro cuadrado, frente a los 26 seg/m2 de la tabla central y 16 seg/m2 del Paraíso. Esta diferencia, también, se observa claramente en el tiempo de fijaciones por panel. El visitante dedica 30,9 seg/m2 al panel del Infierno, frente a 21,6 seg/m2 de la tabla central y 12,6 seg/m2 del panel izquierdo que corresponde al Paraíso.
Una de las últimas teorías desarrolladas desde la Historia del Arte sobre este tríptico, pintado en torno a 1500, la concibe como una pieza de conversación. Al parecer, ya en el Palacio de Nassau en Bruselas (Bélgica), primer destino del tríptico, sus dueños lo mostraban a la élite de la época y conversaban sobre ella, algo que sucede a diario en la sala donde habitualmente se exhibe en el Prado, que registra los datos más elevados en cuanto al número y tiempo de visitas. El estudio ha medido, por primera vez, cuál es el tiempo medio de duración de la observación del público, que es de 04:08 minutos.
Otro de los resultados más ilustrativos del estudio ha sido la obtención del recorrido tipo que cada una de las 52 personas analizadas ha realizado con su mirada al observar el tríptico. Para ello, se han utilizado gafas de seguimiento ocular que, conectadas a un ordenador, registraban de manera independiente la dirección de la cabeza, la dirección de los ojos y los movimientos sacádicos (aquellos movimientos rápidos y simultáneos que realizan ambos ojos cuando están observando), así como el tamaño de cada una de las pupilas. Ha sido igualmente muy revelador comprobar que este recorrido visual parte, en el 46% de los casos, del panel izquierdo de la obra, continuando luego al central y finalizando en el derecho.
Como complemento a todo esto, el estudio, también, ha establecido una medición iconográfica, según el tiempo de observación de elementos más concretos dentro de la obra como las fuentes, algunos pájaros o el misterioso autorretrato del pintor; el único que se diferencia en escala al resto de personajes. Esto ha permitido generar un ‘mapa de calor’ que refleja las partes del cuadro que más llaman la atención de cada uno de los observadores.