Mucho ha llovido, hasta en épocas de años secos, desde que aquellos jóvenes músicos sembrados en el ‘funk’ y criados en la murciana Yecla grabaron, en 1983, su primera maqueta y, con ella al petate, arrancaron artísticamente desde la ciudad de València. Presuntos Implicados se consideraban, y quizá los consideraban, cuando amanecieron en una capital del Túria pletórica en lo musical, dispuesta a hacerse su hueco en el panorama del pop español.
El setabense Emilio Baldoví Menéndez (1940-1990), más conocido como Bruno Lomas, ya había desarrollado una importante carrera, en los sesenta, incluso en el Teatro Olympia de París, después de abandonar ‘momentáneamente’ al grupo Los Milos. Y habían llegado unos setenta, un tanto secanos, aunque por ejemplo dieron para, desde 1977, el ‘country’ rock de los de Albatros, semillados en el IES Cid, que arrancaba aquella década. En tierras valencianas, eran tiempos de eso a lo que llamamos pop.
Lejanos orígenes
La ‘popular music’ (‘música popular’) la asociamos a lo que suena en las radios, a poperos, a… Pero en realidad es un batiburrillo de géneros que es más fácil de enmarcar de lo que parece, el propio término pop lo define bastante bien: está la música alternativa (cuyos artistas, cuando triunfan, ya no son alternativos) y la concebida directamente para vender (lo consiga o no).
Por otra parte, tras este “de cajón” ya se nos esconde el vericueto: ¿rock o ‘funky’?, ¿’heavy’ o ‘punk’?, ¿rap o ‘trap’? En el fondo, todo. El pop en sí arrancaba en las ondas, especialmente las estadounidenses, en los años cincuenta. El invento en 1947 del transistor, que en la década siguiente comienza a sustituir las válvulas de vacío de los electrodomésticos, devendrá crucial.
El setabense Bruno Lomas ya había desarrollado una importante carrera
Cuestión de tecnología
Lo cierto es que los transistores, o sea, los circuitos electrónicos semiconductores utilizados como amplificadores, osciladores, conmutadores o rectificadores, según, permitirán la existencia de radios más pequeñas. Los receptores radiofónicos se vuelven portátiles (‘transistores’ se llaman las más pequeñas) y cada cual se va con su música donde quiera y pueda.
Eso acaba por convertir a la masa adolescente en masa consumidora. Pero además, en cuanto a la música pop, los setenta-ochenta-noventa vivirán un especial auge con la llegada de nuevos elementos promotores, como los videoclips o vídeos musicales. El primero en formato digamos actual, ‘Bohemian Rhapsody’ de Queen, dirigido en 1975 por el británico Bruce Gowers (1940-2023). El primero en español, ‘Hoy no me puedo levantar’, de Mecano, realizado en 1983 por el mexicano Luis del Llano Macedo.
Seguridad Social se fraguaba en Alfafar y Benetússer
Rock y tecno-pop
Durante la primera mitad de los ochenta, el pop nacional nace, crece y se diluye tanto como se transforma y se bifurca la Movida madrileña, y en las provincias se repite el fenómeno dándole el empuje de arranque a las mil y una movidas por nuestra orografía. València no será la excepción, y el pop de los grupos citados no tocará en solitario: será en los ochenta cuando llegue la gran explosión musical valenciana.
Los nombres de formaciones se suceden: el hoy muy evocado rock de La Banda de Gaal (1979-1981) o el aún en activo de Seguridad Social, alineación fraguada en l’Horta Sud o l’Horta-Albufera (Alfafar y Benetússer) y que comenzaban a descargar en 1982. O también el tecno-pop que entre 1980 y 1984 nos dejó la valenciana Glamour, hija directa, por cierto, de La Banda de Gaal.
En 1983 se inauguraba el más tarde Arena Auditorium
Salir por aquí
Los componentes de unos conjuntos se mezclan con los de otros, una banda crea otra, los grupos se entremezclan: la movida valenciana, en el fondo, no difiere de otras, como la central madrileña o la aledaña alicantina, pero esto sucede en una capital que en 1981 cuenta con 751.734 habitantes censados y que no dejará de deglutir gentes y tierras hasta la demográficamente más estable década de los noventa.
Centro cultural, artístico, que en los ochenta se convertirá también en una de las capitales europeas del jazz, aquí la movida autóctona iba además a generar un movimiento ‘clubbing’ (de discoteca en discoteca) que en los noventa iba a originar la famosa ruta ‘destroy’ (la más tarde conocida como ‘del bakalao’). Al frente, la suecana discoteca Barraca, inaugurada en 1965. Y se reforzaron los garitos y sitios donde actuar.
Una época dorada
El 29 de diciembre de 1983 se inauguraba el Auditorium Pacha Valencia (Arena Auditorium desde 1988, echó el cierre en 1999) y todo era fiesta. Venían grupos de fuera, actuaban los de aquí. Había dónde elegir y no cabrían en este artículo. A bote pronto, Betty Troupe (1983-1984), Comité Cisne (1984-1991), Los Inhumanos (1980 y con último disco por ahora en 2019), Parálisis Permanente (1981-1983).
Pero, ya lo dijimos: ha llovido mucho. La cantante Sole Giménez dejaba Presuntos Implicados en 2005. Será sustituida en 2008 por la madrileña Lydia (Rodríguez Fernández), y en 2021 la formación, al menos por ahora, decidía tomarse sus vacaciones. Quedan, eso sí, los tarareos de la abundancia de temas ‘inolvidables’ de una casi infinita pléyade de creadores musicales que se concentró justo aquí en la época.