Entrevista > Fernando Estévez / Entrenador del CD Eldense (Capileira, Granada, 1-junio-1978)
Sesenta años después, el CD Eldense jugará esta temporada en Segunda División, de la mano de Fernando Estévez, un técnico que afronta el nuevo desafío con ilusión, sabedor también de contar con uno de los presupuestos más bajos de la categoría.
Sobre los principales objetivos, el preparador granadino -de espíritu optimista por naturaleza- tiene claro que son conseguir cincuenta puntos como sea, en casa -en el reformado Pepico Amat- o fuera, “siendo siempre fieles al estilo de juego que nos ha llevado hasta aquí”.
La división de plata es una competición muy numerosa y extremadamente igualada, con partidos de enorme presión. “Por ello precisamos de nuevos jugadores para tener una plantilla competitiva y equilibrada”, sostiene Estévez.
«Fue muy bonito el ascenso, pero ahora debemos aterrizar y saber jugar en una competición distinta»
¿Cómo afrontáis el reto de la Segunda División?
Si hay una palabra que define la presenta campaña es ilusión. Ha sido muy bonito lo que ha pasado, pero ahora debemos aterrizar y saber que estamos en una competición distinta, con uno de los presupuestos más bajos y donde, en poco tiempo, debemos armar un equipo competitivo y adaptarnos a lo que exige la liga.
¿Qué tal la pretemporada?
Un poco anómala, por la premura y porque la plantilla está algo descompensada, a falta de nuevos jugadores que deben venir.
Ya estuviste a punto de entrenar en Segunda, ¿se cumple ahora un sueño?
Lo veo más como una oportunidad, que intentaremos aprovechar después de tantos años de trabajo. Somos conscientes que las posibilidades de jugar en el fútbol profesional pasaban por ascender.
¿De qué modo lo está viviendo la afición?
Con ilusión y optimismo. Únicamente hay que ver las colas que se formaron para renovar los abonos, incluso en días de mucho calor.
Ese sentimiento ilusionante de la afición se trasmite al club, que asume con responsabilidad para estar a su altura.
«La afición afronta la temporada con ilusión y optimismo: hemos pasado de 1.200 a casi 4.000 socios»
Va a ser clave ser fuerte en casa.
Estamos en una competición donde se debe sumar tanto en casa como a domicilio. Está claro que jugar en el Pepico Amat el año pasado fue muy positivo, con una afición incondicional con el equipo. Pasar de 1.200 socios a cerca de 4.000 dice mucho y bien de lo ilusionada que está la gente.
¿Qué tipo de juego vas a proponer?
El que hemos propuesto hasta ahora: la identidad va a cambiar poco, ser valientes y capaces de encadenar rápidas transiciones. Hemos sido un equipo compacto, fuerte en ataque y defensa, que es lo que te reclama esta categoría.
El jugador que no funcione en las dos fases del juego no puede disputarla y mucho menos en este equipo. Vamos a necesitar un extra por ser, en teoría, uno de los pequeños de la competición.
¿También fuera de casa?
En mi concepto de vida y mis valores no entra la palabra especulación. Tenemos que ser un equipo proactivo y con esa personalidad de ser nosotros mismos, un equipo reconocible.
¿Cuál es entonces el objetivo?
Conseguir cincuenta puntos lo antes posible. A partir de ahí, veremos otros retos. Hay que asentar las bases para conseguir la permanencia y que el objetivo del siguiente curso sea más ambicioso.
«Soy exigente con los jugadores, pero saben que tienen mi puerta abierta para cualquier asunto personal»
El calendario no ayuda.
La entidad solicitó, por un tema logístico, jugar las dos primeras jornadas fuera por reformas en nuestro estadio. A finales de agosto recibiremos al Eibar en un renovado Pepico Amat.
Vamos a marchas forzadas a la hora de preparar un campo como requiere una liga profesional.
Haz una valoración de los refuerzos que han llegado.
El equipo siempre ha tenido tres perfiles muy marcados: continuidad, apuestas y firmar jugadores contrastados. Tenemos un bloque y falta la llegada de entre seis y ocho jugadores con experiencia, que esperemos se vayan concretando.
¿Qué tipo de entrenador eres?
Hay que ser un poco de todo: hay momentos que exigen de autoridad y otros que menos. Un buen entrenador debe tener personalidad y carácter en los instantes de duda, mientras que en los periodos de bonanza, saber darles protagonismo a los jugadores.
En el día a día me gusta que las cosas salgan bien, soy exigente con los chicos, pero todos saben que mi puerta está abierta para atenderles por algún problema personal. Soy como el padre que vela por lo mejor de sus hijos, al tiempo que les pido trabajo y esfuerzo.
¿Debes ser un poco psicólogo?
Lo bonito de este deporte es saber convencerlos hacia un objetivo común, conocer sus roles, que sean competitivos… En eso me ayuda mucho mi segundo, Antonio Castaño, que por su pasado como profesor sabe lidiar bien con diferentes tipos de personalidad.