Termina el verano, y eso solo puede significar una cosa: La vuelta al cole. En esta ocasión los alumnos y profesores regresarán a las aulas con un Govern diferente al que había cuando dieron comienzo las vacaciones escolares. Ahora es José Antonio Rovira (PP) quien ostenta el cargo de conseller de Educación, habiendo remplazado a su anterior titular, Raquel Tamarit (Compromís).
Antes de que comience el curso 2023-24 hemos querido intercambiar impresiones con las dos federaciones de padres de alumnos que operan en la provincia de Alicante. Nos atienden Javier Pérez (presidente de la FAPA Enric Valor) y Sonia Terrero (secretaria general de la FAPA Gabriel Miró).
¿En qué estado se encuentra actualmente la educación pública de la Comunitat Valenciana? ¿Tenemos más o menos carencias que en otras comunidades?
FAPA Enric Valor (EV) – Tenemos algunas carencias que otras comunidades no tienen, pero en otras cosas sí estamos mejor. Globalmente yo le daría un aprobado alto o notable bajo. En los últimos años se han dado muchos pasos por mejorar la calidad tanto del profesorado como en las instalaciones. Hay que tener en cuenta que los cambios en educación son más lentos que en otros ámbitos, como en la sanidad, y además están más influenciados por el político de turno.
Esperamos que en los próximos años continuemos en una misma línea de modernización y profesionalización del profesorado. Esto es algo que realmente se tiene que realizar en toda España.
FAPA Gabriel Miró (GM) – La Comunidad Valenciana no es de las que peor están, pero sí nos hace mucho daño el imponer una segunda lengua, dado que nos supone una desventaja. En otras comunidades estudian más horas materias importantes como Matemáticas, Ciencias o Literatura. Nuestros alumnos luego lo notan, sobre todo a la hora de realizar las EBAUs.
De lo que sí nos felicitamos es de disponer una gratuidad de libros, algo que no existe en otras regiones. También se ha avanzado en las becas de comedor, pero seguimos insistiendo en que debería haber más e incluso que sea gratuito, sobre todo en la primera etapa de Primaria, lo cual ayudaría a muchas familias que no pueden proporcionar siempre un plato caliente a sus hijos.
Por último, añadiría que tenemos grandes carencias en inclusión ya que a los niños que tienen necesidades educativas especiales no se les está adaptando en las aulas como se debiera.
«Se sigue enseñando de forma incorrecta el inglés y por eso los alumnos no aprenden a hablarlo» J. Pérez (Enric Valor)
¿Se debería de mantener el actual sistema de plurilingüismo o volver al de las líneas castellana y valenciana?
EV – La inmersión que se ha estado realizando en la Comunidad Valenciana en estos años no ha sido tan profunda y agresiva como en otras comunidades. Yo soy catalán, sé de lo que hablo. Esto es un reflejo del carácter tolerante y abierto valenciano, y creo ha permitido una mejora sustancial del aprendizaje del valenciano por parte de los alumnos, sin que haya habido ni mucho menos un detrimento del castellano.
Muchos estudios han demostrado que donde conviven dos lenguas, si no haces una inmersión mucho más fuerte de la más minoritaria, al final su uso se queda en ámbitos muy marginales. Yo llevo catorce años viviendo aquí y he notado en este tiempo que el valenciano se ha estandarizado porque ha mejorado la calidad tanto en el habla como en la escritura, y además se está ampliando en las nuevas generaciones.
Ya mezclamos ambas lenguas en las conversaciones de forma natural como ocurre en Cataluña desde hace décadas. Ahora mismo sería un retroceso ir hacia un sistema de líneas otra vez.
GM – Nosotros decimos “valenciano sí, castellà també”. Por supuesto debe haber libertad de los padres para elegir la lengua a la hora de vehicular las asignaturas, y por eso pedimos la derogación total de la Ley 4/18 del Plurilingüismo, para elaborar otra que realmente se haga contando con los criterios de toda la comunidad educativa. Necesitamos una ley que sea beneficiosa para los sitios castellano y valencianoparlantes.
Todos tenemos derecho a aprender las dos lenguas. Claro que queremos la cultura y la literatura valenciana, pero sin imposición y velando por el respeto a cada zona de donde provienen los niños.
«Necesitamos una nueva ley de plurilingüismo que no imponga el valenciano» S. Terrero (Gabriel Miró)
¿Hay alguna asignatura o conocimiento que se debería impartir más?
EV – El inglés ahora mismo sigue condenado a no ser aprendido en ninguna comunidad de España, gobierne la derecha o izquierda. Seguimos anclados en una forma de impartirlo que no es la correcta. Por eso las familias tienen que acudir a academias externas.
La formación científica sí ha mejorado durante los últimos años ya que se está trabajando en nuevos proyectos y metodología. Además yo creo que la codocencia, ahora mismo suspendida por el Tribunal Superior de Justicia, es un paso más hacia esa educación más transversal y experimental para abandonar esa parte más memorística clásica que antes teníamos. No obstante, todavía debemos dar más pasos hacia una formación más práctica con aulas adaptadas y especialistas más formados.
GM – Por supuesto. Lo que más falta nos hace es lectoescritura y matemáticas. También tenemos muchas carencias en lengua extranjera como el inglés o el francés, la prueba es que muchas familias nos vemos obligadas a acudir a academias privadas extraescolares. En este sentido sería muy importante que los docentes se pudieran dedicar exclusivamente a la docencia, y no tanto a labores de administración.
Ambos entrevistados piden la inclusión de un enfermero escolar en cada centro educativo
¿Se están cumpliendo las ratios de alumnos por aula en la Comunitat Valenciana?
EV – Grosso modo sí. El descenso de la natalidad sin duda está contribuyendo a ello. No obstante pienso que todavía se debería mejorar. No tiene sentido tener a muchos docentes en el paro, aulas vacías en determinados colegios y que las ratios sigan a 24-25. Tanto los estudios como la experiencia de la pandemia nos muestran que a ratios más bajas se obtienen mejores resultados. Podríamos tener perfectamente 19-20 alumnos por clase.
GM – Llevamos años pidiendo que las ratios se bajen, pero ocurre más bien al contrario. Por falta de infraestructuras nos vemos sometidos a tener las aulas sobremasificadas. Al mismo tiempo nos engañan aduciendo que se va a introducir la codocencia con dos profesores en el aula, algo que tampoco se cumple.
Tener un número tan elevado de alumnado en un aula perjudica mucho al aprendizaje ya que el docente no puede dedicar tanto tiempo a cada estudiante como debería. Al final esto lleva a que los padres tengamos que apuntar a nuestros hijos a academias privadas en sus horas extraescolares.
«El Edificant ha sido escaso y lento. Hacen falta muchas más actuaciones en los centros» J. Pérez (Enric Valor)
¿Qué se podría hacer para velar por la salud mental de los alumnos y evitar que ocurran casos graves como suicidios?
EV – En nuestra FAPA realizamos cursos para la prevención de la salud mental para las familias y el profesorado interesado. Este es un tema que se intensificó con la pandemia, aunque ya venía agigantándose desde la aparición de las redes sociales. Es fundamental apostar por ello, sobre todo prevenirlo porque no se está haciendo. Y además realizar un diagnóstico precoz en los centros, con unidades sanitarias más especializas y numerosas.
Como médico soy consciente de que hay escasez de profesionales sanitarios, pero es fundamental la figura de la enfermera escolar. Ya no solo para casos de salud mental, sino para todo tipo de cuestiones sanitarias. Además el profesorado tiene que estar entrenado para esto, con unos protocolos claros que no existen a día de hoy.
GM – Hace ya mucho tiempo venimos reivindicando la figura de un enfermero escolar en los centros educativos. Los niños a veces no cuentan las cosas que les ocurren, pero cuando los profesores empiezan a detectarlas sería importante que pudieran derivarlos a este profesional, para que éste diagnostique el problema y a su vez derivarlos a la atención que necesiten.
Desde luego hacen falta más especialistas en los centros escolares. Aparte de los casos tan graves como los suicidios, nos enfrentamos a otros problemas como el acoso escolar, complicaciones derivadas del entorno familiar o incapacidades de avanzar académicamente.
«Desde la docencia deberían dedicarse solo a eso y no a tareas administrativas» S. Terrero (Gabriel Miró)
¿Cómo están los centros educativos? ¿Se ha notado una mejora con el Plan Edificant?
EV – Ahora hay un goteo continuo de centros de nueva construcción. El problema es que los antiguos empiezan ya a cumplir 30 o 50 años. Son edificios que sufren un desgaste mucho mayor que una casa particular. Necesitan intervenciones y reformas más frecuentes y numerosas. El Edificant ha sido una buena medida, pero se ha quedado escasa y lenta.
En el colegio de mis hijas, en Elche, se aprobó el proyecto en 2018 y no se realizó hasta 2022 cuando hubo unas inundaciones y salimos los padres protestando en la prensa. Tiene que haber mayor unión entre ayuntamientos y conselleria para que sea más ágil.
También tenemos que adecuar los centros a los requerimientos del cambio climático. Hace falta aire acondicionado en la inmensa mayoría de los edificios, porque si no será imposible dar clases entre mayo y octubre. Parece que hasta que no ocurra una desgracia no van a reaccionar.
GM – A nivel general no llegamos ni al aprobado. Faltan infraestructuras, y muchas de las que ya tenemos no cuentan con el debido mantenimiento por parte de los ayuntamientos en centros de Primaria o la conselleria en los de Secundaria. Es deprimente que precisamente por esto en muchas ocasiones se tenga que acabar derribando el edificio para construir uno nuevo. Por no hablar de los barracones; todavía en 2023 los tenemos en la Comunidad Valenciana, como por ejemplo en el colegio Amanecer de Torrevieja desde hace dieciocho años.
Otro problema frecuente es que los centros no tienen la potencia de luz suficiente que necesitan en su día a día, lo cual se añade a la falta de climatización. Es una vergüenza que para las elecciones en apenas un mes llenaran los colegios de aparatos de aire acondicionado y ventiladores, cuando nosotros llevamos años reclamándolo.
Afortunadamente en los últimos centros que construyó el Botànic sí se ha implantado un sistema de climatización UTA, que esperamos que este nuevo Govern instale tanto en las nuevas infraestructuras como en las ya existentes.
Las dos FAPAs demandan que se climaticen los centros educativos con aire acondicionado
¿Qué postura debería tener el nuevo Govern hacia la educación concertada?
EV – La concertada tuvo su papel en un momento de la historia de España, cuando la natalidad era muy alta y no había suficientes centros públicos. Sin embargo hoy en día ya no entendemos su sentido. Los colegios privados están muy bien para quien los quiera contratar, pero los concertados nos parecen centros privados encubiertos con fondos públicos. Todo este alumnado perfectamente podría ser asumido por la pública.
GM – Si hubiera una buena educación pública, la concertada no sería tan llamativa para las familias como lo es a día de hoy. Por eso reclamamos que haya muchos más recursos para la pública. Esto tampoco quiere decir que se tenga que abandonar a la concertada, nosotros jamás vamos a atacar a una para defender a la otra. Siempre defendemos la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos.