Con una extensión de 31.446 hectáreas, el Parque Natural (PN) de las Hoces del Cabriel es el mayor paraje protegido de la Comunitat Valenciana. Se ubica en la comarca de Utiel-Requena, entre los términos de Villargordo del Cabriel, Venta del Moro y Requena, siendo el río Cabriel la línea divisoria durante más de cincuenta kilómetros entre tierras valencianas y manchegas.
Mientras la parte valenciana es Parque Natural, la ribera castellano-manchega es Reserva Natural: ambas pertenecen a la Reserva de la Biosfera del Valle del Cabriel, declarada por la Unesco en 2019. Junto a su singular flora, fauna, paisaje y formaciones geológicas, es el hogar de aves protegidas como el águila real, el águila perdicera o el búho real.
Se trata de un paraje también con infinidad de rutas y senderos, todos homologados, que permiten numerosas experiencias en forma de kayak, canoas, rafting, barranquismo seco y acuático. Además, las galerías de chopos, sauces y tamarindos, junto a cañas, juncos y carrizos, hacen del valle del Cabriel el bosque mejor conservado de la comunidad.
El río
El Cabriel presume de ser uno de los ríos más limpios de Europa, con unas aguas turquesas que trazan la frontera natural entre las provincias de Cuenca, Albacete y València. Serpentea con sinuosidad por tobas calcáreas, cascadas, meandros que esquivan paredes escarpadas y cuchillos rocosos.
Ofrece un paisaje natural y geológico único, que la naturaleza ha ido esculpiendo desde los tiempos del Cretácico, en un valle que separa las mesetas de Requena-Utiel y la Manchuela. Así, en el tramo conocido como las Hoces del Cabriel, entre los embalses de Contreras y Cofrentes, el río ha tallado un angosto y profundo cañón.
Es un área con infinidad de rutas y senderos, todos homologados, que permiten numerosas experiencias
Las Chorreras
Antes de llegar a las Hoces, en Las Chorreras, el río baja de manera impetuosa por pozas, cascadas, saltos de agua y rampas de estromatolitos, unas estructuras minerales que debemos conservar. Por esa razón, el baño en este kilómetro y medio -desde la presa de Villora hasta la unión con el Guadazaón- está prohibido.
Durante siglos, recordemos, el cauce del Cabriel fue zona de gancheros, cuya labor era trasladar cientos de troncos desde la sierra de Cuenca hasta el Júcar, camino de las fábricas madereras. Para ello, tuvieron que crear pequeñas represas naturales o dinamitar rocas para abrir cuevas con las que esquivar los meandros más estrechos.
Hoy, mucho tiempo después, cuando el Cabriel se une al Guadazaón y encamina su recorrido hacia el embalse de Contreras, se aprecia una pequeña represa abandonada, llamada Playeta o la Lastra, donde locales y turistas se refrescan en sus frías aguas.
El Cabriel, uno de los ríos más limpios de Europa, ejerce de límite natural entre Cuenca, Albacete y València
Venta de Contreras
El embalse de Contreras es el más concurrido de este espacio natural, llamativo a su paso por el viaducto de la A-3. La presa, que se construyó en 1972, es un perfecto paradigma de cómo han evolucionado las comunicaciones entre el Levante y la Meseta.
Por la Venta de Contreras transcurría una calzada romana que duró dos milenios, hasta la llegada de la carretera de Cabrillas a mediados del siglo XIX.
En la actualidad el trazado apenas hace las delicias de motoristas y ciclistas, ávidos de curvas. Antes había que superar el puerto de Contreras, cruzando el puente ciempiés -con sus siete arcos de medio punto- que salvaba una profunda garganta.
La zona más espectacular del PN es la sierra de los Cuchillos, con montañas de formas puntiagudas
Los Cuchillos
La Venta, originaria de 1640, sigue siendo un excelente punto de partida para recorrer parte de las Hoces, a pie de río. Son cuatro kilómetros de sendero sencillo para contemplar la sierra de los Cuchillos.
Aquí las Hoces del Cabriel se hacen más angostas y encañonadas, mediante paredes verticales de gran altura. El primer tramo es bastante plano, hasta superar una plantación de olivos, cuando el trazado se hace más pedregoso, aunque transitable con bicicleta de montaña.
La referencia a los cuchillos es por la forma puntiaguda de sus montañas, como puñales que han atravesado la tierra para alcanzar el cielo. Las cimas han sido bautizadas como Torre Cabriel, Diedro Botella, Negra o Torreón de la Moneda, esta última porque se pensaba que nunca había sido coronada y cuando llegaron los ‘primeros’ se encontraron una moneda.
Miradores
Son muchos los miradores con los que cuenta el Parque Natural de las Hoces del Cabriel. El primero es el de la Fonseca, con un banco de madera para descansar y poder observar el valle del mismo nombre, con sus infinitas pinadas.
Desde el siguiente, la Hoz del Rabo de la Sartén, podremos asomarnos -con cuidado- para contemplar cómo el río vira entre la vegetación, aunque el más espectacular de todos es el último, el mirador de la Hoz de Vicente.