Entrevista > Salvador Mas Mas (Crevillent, 4-julio-1941)
La Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos San Francisco de Asís ha querido reconocer especialmente la labor en pro de la fiesta de Salvador Mas Mas, uno de los fundadores de una innovadora comparsa con las celebraciones, de 1965, aún en sazón. No en vano resultó fundamental para los reconocimientos nacionales e internacionales de los festejos crevillentinos.
En 1966, un grupo de jóvenes funda la comparsa Maseros, y allí está Salvador Mas, en el grupo fundacional de una comparsa que desfila por vez primera al año siguiente, en 1968. Solo tienen unos dieciocho años de media, ¿cómo se ve el mundo en esa época?
Se ve como lo veíamos nosotros en aquella época: con ilusión, inexperiencia, mucho atrevimiento. Éramos jóvenes y entonces la ilusión era superior a los impedimentos. No teníamos miedo a los problemas que pudieran surgir. Solo la ilusión de salir y hacer una fiesta nueva para Crevillent, y traíamos una situación que era muy diferente a lo que se hacía en las fiestas de entonces.
«Éramos jóvenes y la ilusión era superior a los impedimentos»
Hubo dos ‘filaes’ en aquel desfile: diez hombres y diez mujeres, ¡y las mujeres enseñaban las pantorrillas!
Sí (ríe), pero eran unas muchachitas. No había otra finalidad que el atractivo festero. Entonces las mujeres decidieron salir, que era la primera vez, que eso por ejemplo en Alcoy no se hacía. Y entonces se encargan a los talleres unos trajes que, como tú dices, enseñaban las pantorrillas, que entonces…
Pero lo principal es que las mujeres participan en la fiesta, y, como se dice ahora, de igual a igual. Salían las que querían, igual que los hombres. Y estaban todos sujetos a la disciplina de la fiesta.
Tocaba recuperar la memoria festera crevillentina, confeccionando el catálogo-inventario, además de redactar los expedientes para la declaración de las fiestas como de Interés Turístico Nacional e Internacional, o el de las embajadas como Bien de Relevancia Cultural.
El catálogo-inventario es un registro contable, con los trajes en exposición, documentos, cuadros. Hay un inventario de los cuadros por ubicación, autor, tipo de pintura por ejemplo al óleo; fotografía y la valoración que se les dio. Viene bien a efectos de seguros, pero con los expedientes ya lo que se trata es de recopilar la memoria del pueblo, además de la fiesta.
Tiramos de memoria, de oferta cultural, museos, costumbres gastronómicas, como hacerte un arroz con caracoles de la sierra, que si no son de la sierra, ya no es un arroz con caracoles crevillentino; o el pan de higo. Son descripciones bastante amplias del ocio y la cultura, que muestran la oferta alternativa.
«No ha cambiado la gente, ha cambiado el ambiente»
¿Se volcó la gente?
Hombre, he tenido un grupo de gente que sí ha estado a disposición para esta labor, pero tampoco hay mucha gente que se dedique o que quiera dedicarse a esto. Recuerdo que escribí sobre un tema sobre la hilatura y no tuvo una especial aceptación. Ahora, es cierto que colaboradores con seriedad, con responsabilidad, sí que los he encontrado.
Como por ejemplo para la Iglesia, que era la primera entidad que se digitalizaba, y hubo muchos colaboradores dispuestos. Cuando te lanzas y tienes las ideas claras, lo sacas adelante todo.
Hablemos de un artículo para ‘Jubicam’ (revista de los jubilados de la CAM), ‘A fer herbetes’, sobre las costumbres de la época, “en estos tiempos pasados, no tan lejanos”. ¿Ha cambiado mucho Crevillent?
Si nos referimos a esa costumbre, sí; porque ha cambiado el clima. Eso de antes, de irse a la sierra el día de la Asunción a recoger ‘cantauesso’, ‘rabet de gat’, pues sí que ha cambiado. No la gente, es que ha cambiado el ambiente, con el cambio climático, que está claro que lo hay, aunque no siempre la culpa es suya. Que al final es una excusa para las tareas no hechas.
Estudios en magisterio; tras aprobar las oposiciones, obtuviste plaza en Salinas. Luego, tras entrar en la Caja, continúa la docencia: diez años como profesor de cálculo mercantil en El Sindicat.
Esto fue muy curioso, porque recuerdo que estaba trabajando en la Caja, y eran clases nocturnas. Creía que no podía por incompatibilidad. Pero pedí permiso para presentarme, me lo dieron y resulta que a esas oposiciones solo había un aspirante, yo. Hoy abren el concurso de la oposición y se presentan doscientos, pero entonces solo me presentaba yo. Gané, claro.
«En la Caja me enseñaron que hay que medirse por el resultado»
La ligazón laboral a la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) llegó primero desde la Caja de Ahorros de Nuestra Señora de los Dolores, unida en 1975 a otras para crear la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia. Entonces, pertenecer a una caja de ahorros era formar parte del entorno social, ¿no?
Ya lo creo. Yo estaba en Elche trabajando, al final desarrollé allí mi labor en la Caja, y traje a un consuegro madrileño para que viera lo más popular. Y me decía que “esto no es un pueblo, esto es una gran ciudad, y te conoce todo el mundo”. Ibas por la calle y te saludaban.
El reconocimiento
Y ahora medalla de plata concedida por la Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos, por los trabajos antes reseñados. ¿Qué representa, como crevillentino, como festero?
Hombre, como crevillentino es una gran satisfacción, el reconocimiento a un trabajo que has hecho. En la Caja me enseñaron que hay que medirse por el resultado. Y aquí el resultado puede decirse que fue a la primera tentativa, o a la primera y media. Pasó con las embajadas (Bien de Relevancia Local Inmaterial en 2010) y con las declaraciones de Interés Turístico Nacional (2005) e Internacional (2017).
Entonces la Asociación ha querido reconocer esta labor, aunque el reconocimiento personal, aparte del documento que lo acredita, es precisamente ese reconocimiento a tu labor, a ese trabajo que has hecho.