A todo imperio sucede uno nuevo. Eso mismo le ocurrió a ‘Valentia’, la València del Imperio romano (fundada en el 138 a. C.) que tuvo que dejar paso a la llegada de uno nuevo: los visigodos. Con menos ‘marketing’ en la historiografía actual, la llegada de esta tribu germánica marcó un antes y un después en nuestra ciudad, su área metropolitana y toda la provincia.
Dirigidos por su líder Alarico, su migración trajo consigo una oleada de cambios que moldearía el futuro del reino visigodo. El Museo de Etnografía (L’ETNO), al que ya dedicamos un amplio reportaje el pasado mes de agosto, supone un referente fundamental para descubrir en qué medida el pasado visigodo ha contribuido a cincelar la identidad valenciana.
Museu de Prehistòria
El Museu de Prehistòria alberga una gran cantidad de reliquias y hallazgos arqueológicos de la época visigoda, que ofrecen una valiosa perspectiva de los asuntos políticos y sociales de la época. Los visitantes pueden explorar las exposiciones y descubrir la vida cotidiana de los visigodos, así como las leyes y costumbres que impusieron en la región.
Este museo, sito en la calle Corona, funciona como una máquina del tiempo, que permite a los visitantes apreciar los acontecimientos que dieron forma a la Comunitat Valenciana durante el periodo visigodo. Una sala específica de numismática descubrirá al visitante la importancia del comercio floreciente de la época.
Leovigildo, figura clave
El periodo visigodo en la Comunitat Valenciana se caracterizó por una serie de figuras influyentes, que tuvieron un efecto duradero en la historia de la región. Una de estas figuras clave fue Leovigildo, que subió al trono en 568 y reinó hasta su muerte en 586.
Durante su mandato, Leovigildo se esforzó por unificar los territorios visigodos y establecer una autoridad central en Toledo, lo que tuvo un gran impacto en la Comunitat Valenciana. Además, Recaredo I, que sucedió a Leovigildo como rey, es conocido por su conversión al catolicismo en 589, una medida que transformó el panorama religioso del reino.
Mientras tanto, influyentes obispos como Braulio de Zaragoza ejercieron un gran poder en el gobierno y la administración del reino, dejando su huella en la Comunitat Valenciana.
Se albergan muchas reliquias y hallazgos arqueológicos de la época en el Museu de Prehistòria
Witteric, Sisebut y Suintila
La Comunitat Valenciana también asistió al ascenso de Witteric, rey visigodo desde 603 hasta 610. Su reinado se caracterizó por sus esfuerzos militares y políticos. Así, desarrolló grandes reformas administrativas, que condujeron a la estabilidad y prosperidad de la región.
Sisebut, que reinó de 612 a 621, es recordado por su dedicación a la educación y el aprendizaje, ya que estableció escuelas y apoyó a eruditos, contribuyendo así al desarrollo intelectual y cultural de la Comunitat.
Otro rey que marcó una época fue Suintila, quien, de 621 a 631, impulsó poderosas reformas religiosas y legales. Este último monarca que hemos querido destacar en el territorio valenciano intentó aumentar la influencia de la Iglesia Católica, e implantó leyes que pretendían promover la justicia y la equidad en el reino.
El ‘cap i casal’
La huella en València ciudad quedó patente, sobre todo, a partir de Leovigildo (siglo VI). Fue durante su mandato cuando se construyeron los edificios cristianos más emblemáticos, superpuestos al centro político y religioso romano previo.
Así pues, en esta fase se conoce la catedral, el baptisterio, un mausoleo, un cementerio de tradición romana alrededor del lugar del martirio y, al norte, toda una serie de edificios romanos que perduraron. Los hallazgos arqueológicos han permitido conocer cómo era la catedral visigoda de València, antes de que la invasión musulmana la transformara en mezquita.
Leovigildo marcó una época, subiendo al trono en 568 y reinando hasta su muerte en 586
La catedral visigótica
La catedral estaba orientada hacia el este, como la mayoría de iglesias medievales. Se levantaba por debajo de lo que hoy es la plaza de la Almoina y la Basílica de la Virgen, y tenía unas dimensiones de cuarenta metros de largo por cincuenta metros de ancho repartidos en tres naves, y un ábside de unos doce metros de diámetro.
También contaba con varios edificios anexos destinados a la necrópolis, la curia y la casa del obispo. Dos destacaban sobre el resto: el baptisterio y el mausoleo. Ambos se construyeron sobre la antigua Vía Augusta marcando una ruptura con la trama romana anterior.
En la actualidad existen dos espacios sobre esta zona que pueden visitarse. Una de ellas es la cripta arqueológica de la Cárcel de San Vicente (plaza del Arzobispo, 1), que alberga la tumba del prelado, y el ábside de la antigua catedral visigótica.
San Vicente de la Roqueta
Junto a la catedral, otro punto de interés en la València visigoda es el antiguo convento de San Vicente de la Roqueta (actual Iglesia Parroquial de Cristo Rey), donde la tradición sitúa el lugar de enterramiento de San Vicente Mártir en el siglo IV tras el martirio, lo que lo convirtió en lugar de peregrinación de la cristiandad.
Hay que recordar que esta fue una de las pocas iglesias abierta al culto durante el periodo de dominación árabe, convirtiéndose en la catedral de la comunidad mozárabe en València, fuera de las murallas de la ciudad. Los cristianos formaron un barrio alrededor de la iglesia que evitó su desaparición.
Recaredo I, que sucedió a Leovigildo como rey, es conocido por su conversión al catolicismo
València la Vella
En el área metropolitana de València, nada más atravesar Manises para enfilar la comarca del Camp del Túria, surge el críptico castro de València la Vella, actualmente Ribarroja. Este notable yacimiento arqueológico, que muchos expertos señalan como asentamiento visigodo, ofrece una visión de la vida cotidiana de este pueblo.
Las excavaciones en València la Vella efectuadas han revelado diversos artefactos, entre ellos monedas que se utilizaron como moneda de curso legal durante la época visigoda. València la Vella se erige como un monumento a su resistencia y legado cultural, proporcionando una ventana fascinante al pasado.
La gran apuesta turística
Ribarroja ha decidido apostar todo a una carta. Este municipio, sabedor de disfrutar de uno de los yacimientos visigodos más importantes de Europa, ha decidido volcar buena parte de su apuesta turística alrededor de su pasado visigodo, precisamente.
Las visitas a València la Vella han sido teatralizadas, de tal modo que el turista o curioso pueda vivir de un modo más directo y proactivo del pasado visigodo en este municipio valenciano tan próximo al ‘cap i casal’. En estas visitas, se combina la teatralización, las nuevas tecnologías y la gastronomía a fin de conocer el modo de vida de los visigodos en todos sus aspectos.
Suintila reinó entre los años 621 a 631, e impulsó poderosas reformas religiosas y legales
El MUPLA
El Museo Visigodo de Pla de Nadal (MUPLA) de Ribarroja expone una gran variedad de elementos decorativos y arquitectónicos. Ubicado en el castillo de Ribarroja, acoge piezas encontradas en el yacimiento arqueológico de Pla de Nadal y muestra la historia de este excepcional palacio mandado construir por Teodomiro.
En el museo se explica el trabajo de los canteros, estucadores y pintores en el edificio. También se pueden contemplar más de cien piezas de escultura, que constituye la mejor colección de arte decorativo de época visigoda de Hispania y una de las más completas de todo el Occidente.
La Festa del Dux
La Festa del Dux representa el gran evento multidisciplinar con el que Ribarroja recrea en su casco histórico su pasado visigodo. Así, el viaje en el tiempo permite a vecinos y turistas disfrutar durante varios días (habitualmente en el mes de noviembre) de un mercado visigodo que promete ser impresionante, con una ampliación en el recorrido que ofrece productos artesanales, decorativos, alimentos, juguetes y demás.
Allí se dan cita artesanos especializados, que mostrarán oficios visigodos ancestrales en vivo, cetrería, música en directo y talleres sobre numismática, escritura, vestimenta y escudos de la época. También se celebran rondas de soldados y exhibiciones de combate.
Los hallazgos arqueológicos han permitido conocer cómo era la catedral visigoda de València
Carnes y verduras
La gastronomía de la época visigoda era una cocina típicamente romana, a la se sumaba los productos exóticos que vienen de Oriente, como las especias, y la utilización de los productos locales. Los documentos históricos nos hablan de los diferentes tipos de panes, con levadura, del ácimo, el de espelta…Y el cibarius, el pan más sencillo, que se les daba a los esclavos.
Respecto a las carnes y sus formas de preparación, se sabe de los embutidos, como el ‘farcire’, un antecedente de nuestros chorizos. En relación con la bebida, llega a nuestros días el vino conocido entonces como ‘De potu’, aunque no falta la cerveza (‘cervisia’).
‘El beso visigodo’
‘El beso visigodo’ es un dulce típico que se puede conseguir en los hornos tradicionales de Ribarroja. Está elaborado con harina de almendra, miel y fruta escarchada. Según cuenta la leyenda, cuando el Dux Tebdemir conoció a Teodora, quedó totalmente prendado de ella.
En la boda Tebdemir pidió a sus cocineros algo especial para agasajar a su amada e invitados. El cocinero utilizó aquello que más representaba a la novia (la deliciosa almendra) que en forma de harina fue mezclada con huevos, trigo y endulzada con fruta fresca y escarchada.
Entonces Tebdemir ordenó a sus cocineros que escondieran la fruta dentro de la masa para sorprender a sus comensales. Así, al probar el dulce, todos supieron cómo sabían los dulces besos de su amada Teodora.
La Festa del Dux representa el gran evento con el que Ribarroja recrea su pasado visigodo
El pacto de Tebdemir
El pacto de Tebdemir, que Ribarroja recrea en su Festa del Dux, supuso el ocaso visigodo. Fue el tratado de capitulación entre Abd al-Aziz ibn Musa y el potentado visigodo Teodomiro, que podría haber tenido funciones administrativas en el sureste de Hispania.
Firmado el 5 de abril del año 713, este tratado reconocía a Teodomiro (a cambio de su sumisión) la salvaguarda de sus propiedades y el gobierno en el territorio pactado. También procuraba a la población cristiana el respeto de sus vidas, de sus propiedades y el culto religioso, siempre y cuando pagaran anualmente un impuesto personal.
Ribarroja
Robert Raga, alcalde de Ribarroja, ha tenido la amabilidad de atender a AQUÍ en València para comentar de qué modo este municipio se vuelca con su pasado visigodo: “Tenemos vestigios de cultura íbera, romana, visigoda o árabe con nuestro castillo. Pero la más singular es la de los visigodos, con un yacimiento único como es el Plan de Nadal”.
Raga reafirma el esfuerzo por parte del consistorio a la hora de promocionar el pasado visigodo del municipio: “hemos hecho una fuerte apuesta cultural. Otro de los yacimientos es Valencia la Vella, que tiene tres hectáreas y es una ciudad, donde arqueólogos de toda Europa vienen a formarse y a investigar”.
El alcalde de esta localidad recordaba que hace unas semanas Ribarroja albergó la IV edición de los Encuentros de Arqueología de toda Europa y que, “en estos momentos, estamos investigando la relación entre València capital y los yacimientos de València la Vella, pues hay una conexión en línea recta de unos trece kilómetros… Además de ser un lugar estratégico de ciudad militar desde donde se controlaba el río Turia”.