Entrevista > Demetrio Sánchez / Historietista (Pilar de la Horadada, 6-junio-1944)
Habla con ilusión de ese museo dedicado a su arte, el cual nunca acaba de abrir del todo sus puertas. “Pero ahora ya sí, me dicen. Están con lo del nuevo distrito cultural, y allí va a estar, ampliado, el museo”. Internacionalmente conocido como dibujante de cómics, a lo largo de la entrevista te recalca “de tebeos”, quizá como tributo a la revista ‘TBO’ publicada hasta 1983, en su edición clásica, por Buigas, Estivill y Viña.
A él aquella publicación le sirvió para que le picara el gusanillo de introducirse en el mundo de la historieta. Y aquí está hoy, amigo de sus amigos, un punto bohemio y con muchas amistades humanamente ganadas en su profesión, como los levantinos Juan Espallardo, Antonio Escolano (1952-2017) y Juan Soler. Incluso el mítico, y madrileño, Alfonso Azpiri (1947-2017) en una ocasión me habló con admiración de Demetrio. ¿No vale todo eso un mundo?
«Todos los veranos una tía de Barcelona me traía el ‘TBO’»
Según las enciclopedias, comenzaste entintando a dos grandes del cómic, los alicantinos Franc Fuentes Man (1928-1994) y Jordi Franch (1936-1980). ¿Fue así, y cómo los recuerdas?
Sí, y sobre todo con Jordi, Jorge, que fue alumno de Franc, Francisco. Trabajé con él hasta su muerte, y con su hermano, Rossend. Fue una época muy, muy bonita. Estamos hablando del 65, más o menos. Estuve hasta que me fui a hacer la mili (el servicio militar). Cuando regresé, cumplí en marzo del 68, que ya me tomé más en serio lo que iba a ser mi profesión; seguí compartiendo, con Jordi, estudio.
Creo que aquello duró hasta el 73, más o menos. Allí trabajábamos sin parar, mientras escuchábamos en la radio las novelas de la época, como ‘Simplemente María’ (se emitió entre 1971 y 1974), o ‘El consultorio de Helena Francis’ (entre 1949 y 1984). ¿Qué quieres? Es lo que había en la época. Hasta que Jorge se compró un radiocasete y ya podíamos oír música mientras trabajábamos.
De Pilar de la Horadada a Barcelona, y luego al mundo entero desde Alicante. ¿Cuál fue la chispa que prendió esta carrera?
Pues mira, yo tendría unos cuatro o cinco años y todos los veranos venía a la finca de Pilar de Horadada a visitarnos una tía de Barcelona. Y me traía el ‘TBO’. Cuando nos mudamos a Alicante, allá por el 53, me fui corriendo, tan pronto llegamos, a comprar el ‘TBO’. A los once años ya publicaba en los suplementos infantiles de la Caja (la desaparecida del Mediterráneo, antes de Alicante y Murcia, y antes aún del Sureste).
Esto me había llegado por un señor, Vicente Macías, que me presentó en la Caja. Entonces, todos los suplementos me hacían cuatro páginas de tebeo. Pero es que en la mili, bueno antes del servicio, ya colaboraba en un periódico argelino, con tiras de prensa.
«Para Gran Bretaña hice sobre todo aventuras bélicas»
Y entonces los primeros éxitos, como ‘El agente del CÍA’, para Distribuidora Bernabeu (1963-1965).
Era una editorial alicantina, y les hice esta serie. Luego, en el 69, que estaban con lo del primer hombre en la Luna, presenté al periódico ‘La conquista de la Luna’, que estuve un año con eso. Entonces, llegaron trabajos para Gran Bretaña, para la DC Thomson. Hice sobre todo aventuras bélicas de la Royal Air Force (RAF).
A partir del 73 tuve que ir alternándolo con trabajos para Estados Unidos. Allí trabajé sobre todo para la Charlton Comics, que luego la absorbió la DC Comics (en 1983). Además, trabajé también para Josep Toutain (1932-1997, agente y editor).
¿De qué forma surgió lo de dibujar ‘Tarzán’? Generalmente, eran siempre dibujantes estadounidenses.
Bueno, lo de ‘Tarzán’ fue precisamente gracias a Toutain. Adquirió la licencia de una agencia sueca. Allí también estuvo, por ejemplo, José Ortiz (1932-2013, de la Escuela Valenciana). En la serie colaboré con Franc Fuentes Man, con el que hice una parte a medias. Franc se había quedado fuera de Bruguera. Cuando empezaron a pedir los dibujantes los derechos, los despidieron.
Yo nunca quise trabajar para Bruguera, porque allí tenías que firmar la cesión total de los derechos. Hombre, nuestro agente se quedaba su porcentaje, pero te buscaba trabajo.
«Desde el comienzo siempre he estado vinculado a la Caja»
¿Cómo era trabajar entonces para las agencias? ¿Cuántas páginas hacías al día?
Imposible contarlas. Me he tirado unos cincuenta años haciendo páginas y más páginas. Las agencias te mandaban entonces el trabajo en inglés, que lo traducía yo; o en español, en una agencia alemana que tenía a su vez una agencia en España.
Al mismo tiempo, seguiste dibujando en páginas autóctonas, como las de la Caja en catálogos o en su revista ‘Idealidad’.
Sí, en el boletín ‘Idealidad’. La verdad es que desde el comienzo, que me dieron la oportunidad, siempre he estado vinculado a la Caja. Allí trabajé, hice amigos, como Vicente Sala Recio, que coordinó los programas culturales; también di clases de dibujo e hice catálogos.
Cada quince páginas
Internet parece haber revivido el cómic español, al menos desde un punto de vista artístico, y también de cantidad. Ahora, ¿vivir del cómic aquí?
Hombre, yo personalmente viví muy bien. Por ejemplo, en la época de ‘Tarzán’, que también hacía otras cosas, gané mucho dinero. También es cierto que pillé, gracias a los agentes, muy buenas editoriales.
En aquella época estaba sobre todo con Gran Bretaña, series del Londres de 1800; y una creada por Jesús Blasco (1919-1995). Pero lo que más me gustaba eran las aventuras bélicas, porque siempre me han gustado los aviones. Llegué incluso a tener maquetas, pero con las mudanzas fueron perdiéndose.