Entrevista > Luis Ivars / Compositor y músico (Alicante, 1960)
Su música ha orquestado representaciones teatrales de las compañías de Aitana Sánchez Gijón, Cristina Alcázar o Fernando Guillén, e incluso espectáculos del mentalista Anthony Blake. También largometrajes como ‘Tiempos de azúcar’ (2001), ‘La dama boba’ (2006) o ‘El Capitán Trueno y el Santo Grial’ (2011).
Y aunque el propio Luis Ivars se define como alma viajera, sigue componiendo bandas sonoras para documentales producidos desde la Diputación alicantina y hasta para exposiciones del Marq. O su granito de arena musical en el mundo del deporte autóctono.
Ahora el nuevo himno del Hércules. Tu fama se proyecta cada vez más hacia fuera, pero lo alicantino sigue impregnando tu obra.
Es que, aunque soy viajero inquieto, que he vivido en diversas ciudades para desarrollar mi carrera, nunca he querido desconectarme de mis raíces, mis amigos, mi cultura. Y esto siempre me trae de vuelta a Alicante para cargarme de energía mediterránea y seguir colaborando con proyectos alicantinos, como mis colaboraciones con las fantásticas exposiciones del Marq, como ‘Los guerreros de Xian’, o documentales de la Dipu, con mi amigo Domingo Rodes.
El himno del Hércules es un proyecto que se ha convertido en un verdadero parto alicantino. Ha tenido muchas versiones hasta llegar a la definitiva, muchas sugerencias del entorno herculano, mucha ilusión por ser parte de la historia deportiva de la ciudad. Estoy muy agradecido por el apoyo desde el club y desde la comisión del centenario. El himno está ahora en el aire y ya es de la afición.
«El himno está ahora en el aire, ya es de la afición»
Has tocado prácticamente todos los géneros: pop, rock, jazz, techno…
Me gusta definir al compositor de música de cine como un océano de sabiduría (de un centímetro de profundidad) que afronta cualquier estilo musical. Cada película es un mundo y tienes que ser un camaleón. Por eso me encanta seguir aprendiendo de nuevos estilos, y he desarrollado un instinto que mezcla sin tapujos lo que más me gusta de ellos. Mi paso por el conservatorio y bandas como Mediterráneo o Danza Invisible me ayudó a crecer en esta variedad.
‘Número 1 en USA’, Mediterráneo. ¿Qué recuerdos te trae esa época?
Veintidós añitos, ganas de comerme el mundo, un país efervescente buscando expresarse sin límites y recuperar el tiempo después de la dictadura. Todo lo que hoy está establecido, lo está sobre las bases construidas entonces, aunque yo no era consciente de ello, solo un entusiasta y creativo participante. ‘Número 1 en USA’ fue el tema que más popularidad nos dio, aunque nunca fue mi preferido (suele ocurrir), pero nos permitió mejores giras y mayor apoyo económico.
«Cada película es un mundo y tienes que ser un camaleón»
Con esos éxitos aún frescos, te embarcabas en la aventura de Slac. Era otro concepto: jazz, blues.
Para mí, Slac Jazz fue la manera de expresar mi inquietud creativa en otros estilos que un grupo comercial como Mediterráneo no podía abordar. Una forma de crecer como músico, compartiendo escenario tanto con compañeros del grupo como con otros ajenos a él, como el bajista Chiqui Navarrete. Compuse temas como ‘Aitana’ o ‘Surfing’, cargados de inspiración mediterránea.
Jóvenes y mayores; para la Caja de Ahorros del Mediterráneo, creaste también un grupo que rescataba los clásicos de nuestros mayores.
Supongo que te refieres a Boogie Children, el grupo que tenía de base a los músicos del programa ‘Caiga quien caiga’, y que me sirvió para tocar con los mejores músicos del país en temas clásicos del blues, rock, soul. En fin, disfrutar como nunca en el escenario, como intérprete.
O hablas de Revival. Recuerdo que Vicente Sala Recio, en la Obra Social, tenía que cubrir urgentemente una actuación para el ciclo para la tercera edad y llamé a Alejandro Canals y Antonio Moltó, y casi improvisamos la actuación. Gustó tanto que nos pidieron continuar. Era un tema social que me pareció gratificante para los destinatarios.
«‘Número 1 en USA’ nos permitió mejores giras y mayor apoyo económico»
Las bandas sonoras comenzaban en el mismo cine alicantino, en el cortometraje, donde incluso ejerciste de actor, y en los documentales de la Diputación, con los que aún colaboras. ¿Cómo llegó el largometraje?
‘Verano’ (1985) fue el corto más divertido en el que participé. Acabé haciendo de protagonista junto a Lucía Beviá, además de componer. Ya venía colaborando con Domingo Rodes en algunos proyectos, y afortunadamente fue capaz de levantar ‘Tabarka’ (1996). Mi primera oportunidad de escribir una banda sonora para un largo y entrar en un mercado que me fascinaba desde hacía años.
Pude desarrollar una música con raíces en el salitre y el mar, considerada por la prensa nacional como mejor trabajo del año. Recuerdo el acto que organizaron en Madrid como reconocimiento a sus ‘elegidos’ y a un novato y tímido compositor angustiado de tener que hablar ante tal plantel de periodistas. Aprovechando el veinticinco aniversario de la película, pude estrenar la suite ‘Tabarca 1996’ en Sevilla (festival FIMUCS), con la Real Orquesta de la Maestranza.
Eres presidente honorífico de Musimagen (la asociación española de compositores para audiovisual) y presidiste la Federation of Film & Audiovisual Composers of Europe. ¿Cómo llegaron estos cargos?
Siempre tuve una vocación colectiva, casi de ONG. Una convicción de que la unión del gremio es imprescindible para mejorar condiciones laborales, contractuales, de propiedad intelectual. Empecé fundando Musimagen y después siguió la inquietud de construir la federación europea, que, junto a la de compositores contemporáneos y de música popular, supuso la creación de la ‘voz única’ de los creadores musicales europeos. En la actualidad sigo comprometido con ellas.
Pero las presidencias de estas instituciones siempre me llegaron casi sin proponérmelo. Muy satisfactorio, pero ha supuesto un importante precio al desarrollo de mi música, que ha visto mermado el tiempo dedicado. También económico, porque no eran cargos remunerados. Ahora me planteo un 2024 bajando mi participación en estas ‘ONGs’ en favor de mi música. Es mi deseo para este año.