Entrevista > Beatriz Justamante / Actriz y directora teatral (Elda, 2-octubre-1992)
La vocación teatral de Beatriz Justamante empezó a brotar ya durante su infancia y adolescencia, cuando escribía sus propias obras para posteriormente representarlas en el parque junto a sus amigas, “con vestuario incluido”.
Poco después actuó en su primera función con público, ‘El parque enfermo’-haciendo de jardinero-, dando pequeños pasos hasta llegar a ser ahora una reconocida actriz y directora de teatro, afincada en Madrid desde 2015.
Formada en la Escuela de Arte Dramático de Murcia, completó parte de sus estudios en Londres -tercero de carrera-, antes de trabajar un tiempo en una compañía de teatro itinerante en Barcelona, “haciendo las obras en inglés”.
«Es muy importante la expresión corporal y soy muy meticulosa en ceñirme siempre a ello»
¿De dónde procede esa pasión por la interpretación?
Siempre he sido muy peliculera y fantasiosa; me veía tantas veces las pelis de Disney o Pixar que acababa sabiéndome los diálogos.
También me encantaba el teatro y a los siete-ocho años empecé a ir a clases teatrales, en el colegio Padre Manjón. Ahí empezó todo.
¿Ni de pequeña tenías miedo escénico?
No, había nervios, sobre todo cuando algo no está bien preparado. He tenido toda la vida poca vergüenza para aquello vinculado con el teatro, al contrario que en la vida real.
Sobre el escenario me transformo, también porque siempre se ha basado mucho en el juego, la improvisación y escuchar.
¿En quién te fijabas o aprendiste?
Durante esos primeros años en personajes de animación, de los cuales se aprende bastante. Me gustaba mucho leer y me lo iba imaginando yo misma.
Quería ser, por ejemplo, Pippi Langstrump o Punky Brewster, personajes un poco salvajes, ignorando a veces las normas sociales. Me sentía identificada con ambas.
¿Cómo te vas formando a partir de ahí?
Finalizadas las clases del Padre Manjón, hubo un pequeño parón, aunque sí aprendí mucho de un profesor de literatura, Rodolfo Guarinos, que nos proponía pequeñas representaciones u obras chinescas. Durante ese periodo, que nos mandaba lectura, me enfoqué mucho más en la literatura.
«Trabajo actualmente en dos funciones: ‘Contra Ana’, en la que también actúo, y ‘Matriz’»
¿Qué tipo de actriz eres?
Me encanta conectar con el público, que pasen primero por mi carne -las emociones- para que luego lleguen al espectador. Servimos de canal y generador de sentimientos, conflictos u objetivos, porque todo lo que se cuenta en teatro viene y resuena con el público.
Asimismo, considero que la expresión corporal es muy importante y soy muy meticulosa en ceñirme siempre a ello, también de hacer un estudio bastante exhaustivo del texto, saber muy bien qué quiere decir la persona que lo ha escrito, debatir con el director cómo se quiere contar…
¿Sobre el escenario llegas a sufrir?
Al contrario; disfruto. Sí he sufrido en ensayos, al hacer el trabajo de investigación de un personaje o al empatizar con alguna escena.
Encima del escenario hay una emoción, resultado de una técnica, un ensayo, porque lo que hago es sincero, estoy sintiendo, sin pasarlo mal.
¿Has estudiado sobre ello?
Un análisis realizado en 2019 midió la actividad hemodinámica de los actores mientras representaban un papel. Los resultados mostraron una reducción global de la actividad cerebral.
¿Cuándo y por qué te trasladas a Madrid?
A finales de 2015. Después de trabajar en Barcelona en otro idioma -inglés-, intenté encontrar una compañía en castellano, porque en catalán hubiera necesitado formación para eliminar mi acento alicantino.
Me salió entonces una prueba de teatro en Madrid, vine a hacerla y ya me quedé. No pensaba pasar tanto tiempo en la capital.
«El teatro es la máxima expresión para conectar, emocionar e informar entre las personas»
Y ahora, ¿qué estás haciendo?
Aparte de dirigir un corto, estoy como ayudante de dirección y actriz en una obra que se llama ‘Contra Ana’, centrada en los trastornos de alimentación, un mensaje supernecesario.
Se trata de un proyecto muy intenso y bonito en el que sí ‘sufro’, pues los personajes están internos en una clínica.
Tienes también otra obra.
Sí, ‘Matriz’, en la que estoy de ayudante de dirección. Es un experimento que mezcla teatro, proyecciones, música y danza para hablar de la maternidad no conseguida y cómo es ese periodo para las mujeres que no logran quedarse embarazadas.
¿Descartas trabajar en televisión?
No, para nada. Ya he hecho pequeños papeles en series, ‘Dos vidas’, de Radiotelevisión Española (RTVE), y en una infantil que tuvo mucha repercusión en Italia, pero poca en España. La rodé en inglés; el doblaje al castellano no fue muy acertado.
¿Qué tiene el teatro que tanto os atrapa?
Es la primera experiencia generada por humanos para conectar, emocionar, informar… Ya se hacían representaciones en las cavernas, recordemos.
Mucho de lo que hacemos es para desconectar y el teatro es la máxima expresión para conectar entre las personas.